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Federal » El Federaense
Fecha: 18/10/2024 09:01
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) celebró su Asamblea General Ordinaria en el emblemático predio Lionel Andrés Messi, ubicado en Ezeiza, donde se produjo un hecho significativo: la reelección de Claudio Tapia como presidente de la institución hasta 2028. Este acontecimiento consolidó aún más la postura de Tapia dentro del fútbol argentino. Sin embargo, el encuentro no estuvo exento de tensiones. Durante su discurso, Chiqui Tapia hizo alusión a los sucesos del reconocido 38-38, un momento crucial en la historia reciente de la AFA. El presidente no dudó en señalar con ironía a dos figuras que aún persisten en la organización: Pascual Caiella y Rodrigo Escribano. La frase de Tapia fue contundente: “Algunos actores se equivocaron cuando contaron o cuando se les pegó un voto. Tenían mermelada en la mano”, insinuando posibles irregularidades en la gestión. El dato curioso es que en esa famosa elección, solo se obtuvo una victoria por un margen de un voto: 38-37, enfatizando que no se trató de un empate. Este recuerdo dejó claro el malestar entre ciertas facciones y la insistente historia detrás de la lucha por el poder dentro de la AFA. La Asamblea en Detalle: Asistentes y Votaciones El encuentro contó con la presencia de 45 de los 46 asambleístas, de los cuales la única ausencia registrada fue la de Estudiantes de La Plata. A pesar de los intentos de Talleres por frenar la sesión a través de un reclamo formal a la Inspección General de Justicia, sus representantes, Rodrigo Escribano incluido, votaron en contra de todos los puntos del orden del día. Los Ecos del 38-38 Es importante recordar que tanto Caiella como Escribano eran los representantes del sector liderado por Marcelo Tinelli y habían desempeñado un rol clave como veedores del conteo de votos durante el polémico 38-38, donde se les acusó de ser responsables de manipulaciones en el proceso electoral. En marco de discusión que llevó a la votación de reformas estatutarias, el dirigente de Talleres optó por retirarse, dejando en evidencia las tensiones persistentes y la polarización que sigue marcando la AFA. A medida que se avanza hacia una nueva etapa bajo la dirección de Tapia, las sombras del pasado parecen alzarse sobre el futuro del fútbol argentino.
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