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  • La reveladora historia de la fotógrafa que visibilizó a las veteranas de Malvinas y su homenaje para reconocer a médicos y enfermeras

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/10/2024 04:18

    Ivy Perrando Schaller, la documentalista que retrató a las veteranas de Malvinas y que busca humanizar a los miembros de las fuerzas armadas Nunca le pone nombre a sus fotografías y se siente incómoda por tener que hacerlo, porque en el fondo siente que los epígrafes o un título guían invariablemente al espectador por un camino determinado, y que a veces es mejor que quien ve la foto por primera vez pueda permitirse abrirse a las sensaciones genuinas, despojado de cualquier contexto. Pero para esta donación, por su significado, admitió que tenía que tenerlo. Son dos fotos, una en blanco y negro y otra a color. Se muestra a la misma mujer, de uniforme, casi de espaldas. Ella tiene nombre y apellido y reveló a la fotógrafa Ivy Perrando una clave que la llevaría a plasmar lo que ella describe como el trabajo más importante de su vida y que involucra, no solo a representantes de las fuerzas armadas, sino a las mujeres veteranas de Malvinas. Marcela Juárez, suboficial enfermera. Estos dos retratos fueron los donados por la fotógrafa para dos hospitales militares Todo comenzó con su papá Enrique, que de joven se había recibido de profesor de piano y que a los 18 años había ingresado a la Armada, y que matizó su retiro dando clases de música, contándoles a sus alumnos el sentido de las marchas militares y las historias que ellas encierran. Cuando Enrique falleció en 2018, su hija Ivy, fotógrafa de profesión, sintió la necesidad de plasmar en retratos la vida de los integrantes de las fuerzas armadas. A ese proyecto lo llamó “Fuertes”, que lo encaró junto a Belén, una de sus mejores amigas, que por esa época también había perdido a su papá, el coronel retirado Juan Elmiger. A las dos amigas las unía un destino en común: además de ser hijas de militares, ambas, durante la guerra de 1982, estaban en las panzas de sus mamás. Ivy nació el 5 de diciembre y Belén el 11 de ese año. Ivy se define como orgullosa patagónica. Santacruceña de cuna, se familiarizó desde chica con las historias de los sobrevuelos de los Hércules, de las misiones que partían a las islas, los vidrios de las ventanas tapadas para que no se filtrase la luz y del papá de Belén peleando en las islas. Era la guerra que en la Patagonia se vivía minuto a minuto. Javier Rocha es un infante de marina que se destaca como maratonista “Fuertes” Decidió asociar a cada una de las fuerzas con un elemento: agua para la Armada, aire para la Fuerza Aérea, tierra para Ejército, mientras que el fuego lo reservó para los científicos, maestros y sus familias que viven en las bases de la Antártida. La idea era sencilla: mostrar que bajo un uniforme, había una persona de carne y hueso, con sus sueños y motivaciones como cualquier mortal. Con unas fuerzas armadas más cerradas sobre sí mismas que en la actualidad, un viejo compañero del papá de Belén destrabó el trámite cuando consiguió que el entonces jefe del Estado Mayor Conjunto, teniente general Bari del Valle Sosa, quien con 23 años había combatido en Malvinas con el grado de teniente, las recibiera. Roberto Romero, actual vicecomodoro de la Fuerza Aerea, piloto de helicóptero Este oficial advirtió que no estaba en sus manos autorizar el proyecto, pero sí transformarse en una suerte de facilitador para que, por lo menos, cada fuerza escuchase la propuesta. Para Ivy, el ambiente militar no le era ajeno. En Río Gallegos, donde vive, siempre fue algo natural la convivencia de la población con los militares, asimilados a la vida cotidiana, al punto tal que nadie extrañaba cuando grandes nevadas paralizaban la ciudad, eran los blindados M113 del Ejército que salían a aplastar la nieve para liberar calles, o bien sus helicópteros dedicados a rescatar a los que habían quedado aislados en el medio de la nada. Así fue como consiguió los primeros cuatro voluntarios que se convertirían en la punta de lanza para poder obtener el permiso abierto para hacer este trabajo en continente. Veteranas de Malvinas Marcela Juárez es hoy Suboficial Enfermera General, y quedó reflejada en dos poses. Una, a color, titulada “El ritual”, en donde captó ese gesto tan femenino de hacerse el rodete y ajustarse el cabello, que simboliza la preparación del trabajo que viene; la otra es en blanco y negro, llamada “La espera”, en una situación expectante, lista para el servicio. Al ver el trabajo final, Juárez le reveló a Ivy sobre una cuestión que ella desconocía. Que esto lo que hacía con ellos, debía hacerlo con las mujeres veteranas de Malvinas, y que ella había trabajado en el Hospital Militar Central con una de ellas, Silvia Barrera. La primera vez que Perrando preguntó por ellas en una institución militar le señalaron un cuadrito pequeño que mostraba una fotografía que Barrera había tomado en Puerto Madryn cuando volvieron con el ARA Almirante Irizar donde estuvieron embarcadas hasta el final de la guerra. Las mujeres, con sus historias a cuestas, realmente existían. Entonces, además de “Fuertes”, encaró el proyecto que llamó “Valientes”, que se plasmó en una serie de retratos y testimonios de mujeres que estuvieron involucradas en el conflicto del Atlántico Sur y que, tras una larga lucha, el Congreso y el Estado, a través de la resolución 1438/12 las reconoció como veteranas de guerra y que si se consulta el listado de veteranos en la web del Ministerio de Defensa, allí están sus nombres. Fueron instrumentadoras quirúrgicas; también hubo enfermeras; personal a bordo de aviones que trasladaban heridos de las islas al continente; integraron la tripulación de buques mercantes que realizaban tareas logísticas o intervinieron en operaciones de inteligencia. Ivy Perrando Schaller con algunas de las mujeres que participaron del conflicto del Atlántico Sur Para Perrando, el dato de la existencia de estas mujeres la impactó y frenó sus proyectos para conocerlas y según ella, “decirles gracias por tu servicio”. La búsqueda no fue sencilla. Fueron cinco años de búsqueda, preguntas y chequeos de datos con veteranos y autoridades hasta que pudo visibilizarlas a través de la imagen y la palabra, porque a cada una de ellas les tomó su testimonio. Para los 40 años de la Guerra de Malvinas, su trabajo de investigación rindió frutos: fue presentado en Cancillería, donde se entregaron las medallas conmemorativas a las veteranas y a sus familias, y se presentó la muestra fotográfica. Las fotografías y los recuerdos de aquel tiempo en el Atlántico Sur dispararon la necesidad de hacer una obra de teatro, que fue escrita por la dramaturga fueguina Victoria Lerario, quien a través de Mariana Soneira, la veterana más joven del grupo (tenía 19 años recién cumplidos cuando estuvo los 74 días de la guerra navegando en el ARA “Bahía San Blas” donde sirvió como radio operadora naval de la Marina Mercante), que se estrenó en noviembre de 2022. Y también está por quedar plasmado en un libro sus historias. Paralelo a la búsqueda de las veteranas, continuó con su especialidad, la fotografía documental. Donación Además de Marcela Juárez, en el registro de integrantes de las fuerzas armadas, está Juan Ignacio Cortés, por entonces mayor del Ejército, donde se lo ve portando el uniforme como oficial de caballería y al mismo tiempo con su silbato como profesor de educación física; el Suboficial Segundo Javier Rocha, infante de marina y también maratonista en su tiempo libre y el piloto de helicópteros Bell uh1h y HUGHES 500-D, actual Vicecomodoro Roberto Romero, (en ese momento era Mayor) quien al momento del retrato pertenecía a la Base Militar Río Gallegos, actualmente X Brigada con el pañuelo característico de los aviadores, posando en traje de vuelo, uniforme de gala y ropa de civil. Hoy 18 de octubre, efectivizó la donación de las dos fotos de Marcela Juárez al Hospital General 602 - Hospital Militar Campo de Mayo “Cirujano Primero Dr. Juan Madera” y al Hospital General 601- Hospital Militar Central “Cirujano My Dr Cosme Argerich”. La elección no es caprichosa: de estos dos hospitales salieron las seis instrumentadoras quirúrgicas que trabajaron a bordo del Irízar, transformado en buque hospital. La fecha tampoco es casual. Hoy es el Día de la Sanidad Militar, en honor a San Lucas Evangelista, patrono de los médicos. Es la forma que la fotógrafa halló para agradecer a esas instituciones y a los profesionales que allí trabajan en resguardo y contención de la salud física y emocional de los veteranos de guerra, tanto durante el conflicto como en los años posteriores. “Siempre el soldado estuvo rodeado de personal de sanidad, donde trató las heridas de proyectiles, esquirlas o del pie de trincheras en la dura vida en los pozos de zorro. Recuperar al veterano es recuperar nuestra historia, es lo que podemos hacer los civiles”, destacó la fotógrafa a Infobae. Para las veteranas de Malvinas, el trabajo de Perrando las ayudó a visibilizarlas y las fotografías de Fuertes contribuyen a humanizar una actividad clave en todo el país. La fotógrafa confesó que para ella es el cierre de un ciclo. Ivy planea completar su trabajo en la Antártida, donde tiene en su mente la foto que aún no tomó: imagina a una niñita abanderada con su campera Ansilta celeste flúo posando como si fuera Manuel Belgrano o José de San Martín. Para la fotógrafa, es en el continente blanco donde está a más a flor de piel esa unión entre civiles y militares, cristalizada en la especial convivencia que impone las propias condiciones de estar cerquísima del polo sur. Pudo haberse cerrado un ciclo, pero no significa que sea el fin del trabajo.

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