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» Diario Cordoba
Fecha: 17/10/2024 18:38
Hace en torno una década, algunos socios de la cooperativa de segundo grado Dcoop pidieron a sus gestores que se introdujeran en el mercado de la almendra. Era por entonces -y sigue siendo ahora- un cultivo de moda, con una alta rentabilidad y un rápido retorno de la inversión, ya que los almendros recién plantados empiezan a producir en tan sólo tres años. La compañía de raíces cordobesas es un gigante del sector agrario, con una facturación de 1.400 millones de euros el año pasado, pero está volcada en el sector del aceite, en el que es el primer productor mundial. Entonces, ¿almendras? «Nosotros siempre trabajamos a demanda», explica el director general de Dcoop, Rafael Sánchez de Puerta. Y si sus socios querían vender este fruto seco, había que afrontar el reto aun sin experiencia previa. A ello se puso la cooperativa. Hoy en día los datos avalan este caso de éxito empresarial. En 2019 la factoría que la cooperativa tiene en Villarrubia, a las afueras de Córdoba, apenas producía 700 toneladas de almendra en grano. El año pasado fueron ya 4.000, y este mismo ejercicio de 2024, con la campaña prácticamente finalizada salvo por algunas variedades tardías, se alcanzarán las 6.000 toneladas. La previsión es seguir creciendo hasta alcanzar las 11.000 toneladas en 2027. Comienza la recogida de la almendra en Córdoba / FRANCISCO GONZÁLEZ La facturación Para hacerse una idea de lo que este cultivo supone, basta con citar la facturación: el año pasado Dcoop ingresó 23 millones gracias a la almendra (además de una pequeña cantidad de pistacho), que se espera duplicar de largo en 2027 hasta los 45-50 millones cuando la producción alcance su máximo en 2027. Es sólo una pequeña parte de los más de 1.400 millones de ventas en el conjunto, pero la curva de crecimiento es exponencial o casi. Alcanzar este nivel de producción de almendra ha situado a Dcoop como un referente nacional en el sector. En este mercado, la Península Ibérica y Australia comparten el segundo escalón del podio a partes iguales. El primero es inalcanzable: sólo California produce el 80% de la almendra que se consume en todo el planeta. Sus productos, sin embargo, son muy diferentes (ver despiece aparte). Trabajadores en la planta de tratamiento de almendras de Dcoop en Villarrubia. / Manuel Murillo Para llegar hasta aquí en tan sólo cinco años la cooperativa ha tenido que realizar una gran inversión industrial en Córdoba. Hablamos de 22 millones de euros para completar una planta que trabaja 24 horas al día con capacidad para almacenar 18.000 toneladas de almendra en cáscara, lo que la convierte en el mayor depósito de este fruto seco de toda Europa. El retorno ya está llegando y, según Sánchez de Puerta, la inversión puede amortizarse por completo en un plazo de 10 años. Tráfico diario El trasiego en la factoría de Villarrubia es constante durante la campaña de recolección. La entrega se realiza de forma automática en camiones de gran tonelaje, capaces de depositar 24 millones de kilos cada uno en apenas media hora. Hasta 40 transportes diarios llegan hasta Córdoba desde las zonas de producción, todas en provincias cercanas. La almendra se reserva sin pelar (sólo descapotada, sin la cubierta externa que tiene en el árbol), ya que así aguanta toda la temporada y permite a Dcoop servir al mercado a lo largo del año según la demanda. El almacén, con 11.000 metros cuadrados, podría albergar en su interior dos plazas como la Corredera. En vez de eso, contiene 18 silos gigantes de 40 metros de largo y 7 de altura. Hay, literalmente, montañas de almendras. Sin cáscaras Cuando hace falta, el fruto entero pasa a la planta de pelado y envasado, donde la última tecnología consigue despojar a la almendra de cualquier resto de cáscara o impurezas. No se admite ni el más mínimo fallo: ¿Alguien se imagina disfrutando un bombón de almendra y de repente morder un trozo de cáscara? En Dcoop tampoco. El último paso es la comercialización. La almendra tiene un margen de beneficio muy elevado, pero sus precios sufren grandes oscilaciones de un año para otro. En 2023 se pagó el fruto a entre 3,2 y 3,5 euros por kilo de fruto en grano. Un euro más que un año antes, explica Sánchez de Puerta, quien añade que en 2024 se espera alcanzar en torno a 4,5 euros cuando finalice la campaña. Exportaciones La venta al exterior es un mundo aparte. La Unión Europea ya es de por sí un gran mercado, pero Dcoop quiere ir más allá. Lo está haciendo, intentando solventar un puzzle en cada frontera. Veámoslo en un viaje por el mundo: Marruecos, por ejemplo, es un mercado muy goloso, ya que por sí solo podría consumir toda la producción actual de la planta de Villarrubia. En los países árabes la almendra es un producto muy cotizado por su gastronomía, pero ninguno la produce en cantidades significativas. Ahora bien, vender allí el fruto supone abonar un 40% de aranceles, que no tienen su correspondencia inversa debido a los acuerdos de la UE con el país vecino. Mientras, EEUU puede introducir su almendra con una tasa sensiblemente inferior: un 0%. Son cosas de la política, que se mete hasta en el campo. Demos un salto de 8.000 kilómetros, hasta la India. Allí sí quieren el producto español, pero también hay unos aranceles más bien curiosos: fomentan la introducción de almendra en bruto, con cáscara, para mantener una industria local que realiza esa labor a mano. En consecuencia, Dcoop vende al subcontinente apenas un puñado de toneladas por ahora. Los aranceles no siempre son malos y lo que se pierde por un sitio se puede ganar por otro si los exportadores saben aprovechar la oportunidad. Es lo que hizo Dccop en el último paso de esta singladura. El año pasado logró introducir por primera vez su almendra en China, un mercado sumamente complejo por su burocracia; normal, si uno piensa que allí inventaron al funcionario -los mandarines- hace 14 siglos. Fueron sólo 300 toneladas, una barbaridad si se piensa que el siguiente exportador, Bélgica, apenas coló 20. La operación fue posible tras los aranceles impuestos por China a la almendra de EEUU, seguramente a causa de su guerra comercial. La situación sigue igual, lo que da alas a Dcoop en su aventura asiática: este año las ventas se multiplicarán por cinco hasta las 1.500 toneladas. El futuro es dulce, como la almendra. No todas las almendras son iguales Hay docenas de variedades de almendras, cada una con sus particularidades. Las hay más dulces, e incluso se siguen produciendo las amargas para determinados productos. A grandes rasgos, la almendra ibérica presenta una cáscara muy dura, pero a cambio sus características nutricionales son excelentes: su alto contenido en ácido oleico las asemejan a una aceituna. La almendra californiana no ofrece tan buena calidad, pero su cáscara es tan blanda que puede partirse con la mano. Ese es el motivo por el que las prefieren en la India, donde se descascarillan manualmente. Suscríbete para seguir leyendo
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