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  • Crítica de 'La habitación de al lado': Epifanía del melodrama contenido

    » Diario Cordoba

    Fecha: 17/10/2024 17:51

    Hay cineastas que cuando ruedan en otro país, y en otra lengua, varían de estilo, de métrica. Almodóvar debuta en formato largo en inglés con ‘La habitación de al lado’. En formato largometraje, ya que antes realizó dos cortos en inglés, uno de ellos, precisamente, con una de las dos actrices de ‘La habitación de al lado’, Tilda Swinton. En aquella ocasión fue la intrépida filmación del memorable monólogo de Jean Cocteau ‘La voz humana’. En esta es un relato a dos voces, extremadamente bello pese a lo que cuenta, la proximidad de la muerte, la aceptación de ella y el gesto de ayudar a morir en calma, en paz. ¿Pese a lo que cuenta? Quizá la muerte, cuando es irremediable, cuando ya no se puede hacer nada para evitarla, sea, si no bella, si serena. De eso, entre otras cosas, habla ‘La habitación de al lado’. También del auge de la extrema derecha y la crisis medioambiental, pero esos son temas colaterales, como la memoria histórica en ‘Madres paralelas’. Almodóvar ha concebido la película con su personalidad en la filmación de los espacios y las relaciones entre las protagonistas. Su arco referencial es muy amplio, y aquí reconocemos lo que le gustan los dramas femeninos de George Cukor e Ingmar Bergman, así como ‘Te querré siempre’, filme de Rossellini-Ingrid Bergman que está en la base del cine moderno, la pintura de Edward Hopper y los melodramas de Douglas Sirk. Julianne Moore protagonizó en 2002 un melodrama capital, ‘Lejos del cielo’, que invocaba a Sirk, quien a su vez invocó muchas veces los lienzos de Hopper. Así que Moore, la mejor actriz de su generación, se incorpora con enorme naturalidad al universo Almodóvar. Moore-Swinton son, juntas y por separado, un milagro en una película que está repleta de imágenes de epifanía: el plano de ellas dos en el hospital contemplando la nieve rosada que cae sobre la ciudad –que recuerda a ‘Solo el cielo lo sabe’ de Sirk– o el de Moore mirando hacia la habitación de Swinton sabiendo que cuando la puerta esté cerrada querrá decir que su amiga ha tomado la decisión de quitarse la vida. En tres ocasiones mira y la puerta está abierta. La expresión de paz de Moore vale por toda una película. Porque en esta delicada tesitura se mueve ‘La habitación de al lado’. Swinton tiene un cáncer terminal. Le habían prometido un tratamiento experimental. Se ilusionó en la posibilidad de una recuperación. Pero el tratamiento no funcionó. ¿Cómo encajar la muerte cuando creías que la habías sorteado? Y ahora solo le pide a su amiga que, cuando se tome la píldora definitiva, ella esté en la habitación de al lado. La segunda parte, en la casa en el bosque, entre la filosofía de Thoreau y la luz de Hopper, es admirable.

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