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  • Shirov, el 'Da Vinci' del ajedrez: "Si en el deporte se sanciona a Rusia, también hay que sancionar a Israel, Irán o Líbano"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 17/10/2024 09:59

    Cuando uno se sienta frente a una eminencia pone en alerta todos sus sentidos escudriñando sus gestos y analizando cada palabra en busca de cualquier atisbo de genialidad. Sin embargo, aquel tipo desgarbado de casi 1,90 estaba allí repanchingado incapaz de clavar en su interlocutor su mirada azul ni de articular palabra alguna. A escasos 50 metros del puente romano de Córdoba y a no más de 200 de la Mezquita, el reloj marcaba las 16:40 horas cuando se acercó la camarera a la mesa. Y entonces ocurrió: - ¿Qué van a tomar? -Un café cortado- apunté discretamente para romper un incómodo silencio. -… A mí me va a traer... un zumo de naranja natural, un salmorejo con una copa de Rioja fría, no del tiempo, y un café con leche. En Córdoba jugando simultáneas con piezas negras Lo recitó de una vez y con una determinación que dejó boquiabierta a la camarera. Alexei Dmitrievich Shirov, el llamado ‘Leonardo da Vinci’ del ajedrez, se ventiló, en estricto orden cronológico y como si de una apertura ajedrecista se tratase, el zumo, el salmorejo, el vino y el café durante una conversación que arrancó con una confesión casi sentimental: “Estoy enamorado de Córdoba. Me gusta mucho y tengo la sensación de que la he disfrutado poco las veces que he pasado por aquí en mi vida. Además, Cristóbal me ha tratado muy bien”. Cristóbal Gutiérrez, agazapado en una esquina de la mesa, es uno de esos ángeles de la guarda de la Fundación EMET de Córdoba que utiliza deportes como el ajedrez o el rugby como herramientas para cuidar la salud de quienes les rodean y para integrar a personas con riesgo de exclusión o que están con tratamientos de adicciones. Shirov llegaba de jugar unas simultáneas en la localidad de Morente y en la Universidad de Córdoba. Simultáneas a su estilo, porque Alexei es tan genial como particular. En cierta ocasión viajó a jugar a Dinamarca y se topó con tableros en los que le tocaba jugar con blancas y con negras. “El Gran Maestro danés Bent Larsen jugaba así sus simultáneas porque no siempre tienes la ventaja de ir con blancas, como se hace habitualmente. Me pareció que tenía todo el sentido y desde entonces alterno blancas y negras en las simultáneas. Aunque te confieso que soy un poco desastre porque la idea es intentar jugar rápido y yo soy bastante lento. Además, al acabar los rivales quieren hablar de la partida, pero no puedes porque tienes otras en juego. Es estresante”. Alexei Shirov, durante las partidas simultáneas que disputó con niños en Morente, Córdoba. / EMET El timo de Cazorla Shirov (Riga, 4-7-1972) es español desde 1996 y fue subcampeón del mundo en 2000 y de la Copa del Mundo en 2007. Pero su carrera estuvo marcada por un episodio que el mundo del ajedrez conoce como ‘El timo de Cazorla’. Ocurrió en 1998, año crítico en su vida. Rodeado de olivos en la localidad jiennense, Shirov borró del tablero a Vladimir Kramnik en la Final de Candidatos del Mundial de la PCA, asociación paralela a la Federación Internacional clásica, la FIDE, tras la que emergía la figura de Gari Kasparov. El triunfo le daba derecho a retar a Kasparov por el cetro mundial, pero el ‘Ogro de Baku’, ante las dificultades para lograr un patrocinador, incumplió su compromiso y puso en juego el título en 2000 en Londres ante el derrotado Kramnik, quien además le destronó. Pocos meses después, un Shirov aún afectado por lo de Cazorla, caía en Teherán en la final del Mundial de la FIDE frente el indio Viswanathan Anand. El mismo año de su victoria sobre Kramnik, Alexei se divorció de la jugadora de ajedrez argentina Verónica Álvarez, con la que estuvo cuatro años casado. Y también en 1998 publicó uno de sus libros más celebrados con el sugestivo nombre de ‘Fuego en el tablero’. Preguntado por el episodio de Cazorla, el letón apura un trago de zumo de naranja y responde con tanta templanza como desdén: “No pierdas tiempo con eso. No he respondido nunca a preguntas sobre lo ocurrido”. Jaque mate. A otra cosa. Shirov es venerado por su estilo de juego, tan agresivo como creativo. Tiene un punto hedonista, aunque él rechaza la etiqueta de romántico: “Yo juego para ganar, como todos. A mi manera, pero para ganar”. Heredero natural del legendario Mikhail Tal, de quien era vecino y amigo su padre, heredó de él su ‘fuego’ en el tablero: “Yo viví la segunda, tercera y cuarta juventud de Mikhail. Me inspiró con su pasión y su forma de vivir el ajedrez”. El legendario Tal era reconocido como un genio con un punto kamikaze que dejó frases renombradas como aquella en la que advertía: “Hay dos tipos de sacrificios: los correctos y los míos”. Natural de Riga, como Tal, a Shirov siempre le interesó más el proceso que el desenlace, el camino que el final. Cuando se le pregunta qué encontró en España, advierte que “letones y españoles no somos tan diferentes. Hay cierta similitud. El ajedrez letón es bastante famoso por ser un ajedrez salvaje, sobre todo desde Tal. La apertura más salvaje de todas, por ejemplo, es la del ‘gambito letón’, que según las máquinas es mala, pero… Y en España sois famosos por el carácter alegre y más informal en el tablero. No sois alemanes, vamos”. Alexei viene de jugar la Olimpiada de Budapest con el equipo español ocupando además el tablero número 1, lo que le ha permitido enfrentarse al vigente campeón del mundo, el chino Ding Liren. “La partida con Ding Liren ha sido un poco dolorosa para mí, en el sentido de que jugué bien y conseguí ventaja. Tenía una idea que pensaba que me ofrecería opciones de ganar, pero se me escapó esa posibilidad e hicimos tablas. Era la primera vez que jugaba con él”, apunta. Ding Liren pondrá en juego su corona mundial a partir del próximo 23 de noviembre ante el indio Dommaraju Gukesh. Sostiene Shirov que “Gukesh es favorito, pero espero que más igualdad de la que pronostican”. Aunque da más opciones al indio, confiesa su predilección por el chino: “Ding me cae muy bien y me gustaría que mantuviese su corona de campeón. Me gusta su estilo de ajedrez y me gusta su forma de ser. Es modesto y humilde. Le gusta jugar un ajedrez original con un toque de creatividad. No sigo tanto a otros ajedrecistas, pero él es de una generación que ha tenido que estudiar mucho ajedrez y que no se ha apoyado tanto en las máquinas como los de las nuevas generaciones. Claro que Gukesh también tiene sus ideas”. El "toque humano" frente a las máquinas Habla de generaciones y de estilos de juego tomando una distancia indisimulada respecto a los nuevos ajedrecistas. Y trata de explicarlo con una reflexión que, afirma, “vale para el ajedrez y para la vida. El ajedrez se ha vuelto mucho más técnico porque cualquier duda hoy la puedes consultar con la máquina. Cada uno desarrolla su propio programa, pero la mayoría coincide al 90% o más porque todos estudian el ajedrez con las máquinas. El conocimiento del ajedrez es muy parecido en todos. Afortunadamente, cada uno tiene su ‘toque’ y eso hace que se mantenga el interés en el ajedrez. Todavía existe un ‘toque’ personal porque aunque el entrenamiento sea muy parecido, el carácter les hace diferentes”. Shirov siempre ha puesto el foco más en ese “toque humano” del ajedrez que en el talento. De hecho, él mismo se pregunta en voz alta: “¿Qué es el talento en el ajedrez? En realidad no lo sé muy bien. Para mí el talento es la capacidad de aprender el juego del ajedrez porque cuanto más aprendemos, mejor jugamos. La capacidad de aprender, eso sí, de forma eficaz, porque antes podías pasar muchas horas entrenando en vano porque equivocabas el camino. Hoy las posibilidades técnicas son iguales y te marcan el camino correcto. Pero luego aparece un elemento decisivo, la mente, ya que el ajedrecista necesita capacidad para convertir todo eso en una idea de juego”. El llamado ‘Leonardo’ del tablero recurre al último Mundial, que enfrentó al ruso Ian Nepomniachtchi con el chino Ding Liren y terminó con el triunfo del asiático, para ejemplificar el poder del factor humano en el ajedrez: “Para mí el triunfo de Liren viene por una coincidencia de varios factores. Primero es un jugador con bastante ‘toque’ de creatividad porque le gusta lo complicado y busca jugadas poco comunes. Otro aspecto es que su analista principal era Richard Rapport, el húngaro, muy conocido por su juego súper original. Por eso era lógico que adoptase ese estilo. Y por último, la situación en la final, ya que al verse perdido la situación le demandaba arriesgar más para sacar a ‘Nepo’ a posiciones de incertidumbre”. Shirov se toma un instante para contemplar, con un lenguaje verbal ceremonioso, la llegada a la mesa del salmorejo y la copa de tinto. Coloca con mimo el bol a la distancia correcta, casi como cuando ajusta las piezas en el tablero antes de la partida, y procede con la primera cucharada tras maridar las virutas de jamón con el tomate. Una sonrisa triunfal se dibuja en su rostro. Las expectativas se han cumplido: “Está delicioso”. El letón retoma su interesante reflexión del duelo Ding-Nepo apuntando las razones del inesperado declive del ruso: “Nepo’ hizo perfectamente casi todo porque tenía bien trabajadas las partidas, pero en momentos críticos no aguantó la tensión psicológica. No puedo decir que se equivocó, porque al principio jugó con mucha confianza, estaba liderando el duelo y justo cuando estaba cerquísima de su objetivo final, no aguantó. Ahí está el carácter y el factor humano del ajedrecista. Ninguna máquina te prepara para eso”. En cierto modo, Nepomniachtchi, que venía de caer en la anterior final del Mundial ante Carlsen, adoleció de un plan para ganar. Lectura en la que incide Shirov: “Ante Carlsen, ‘Nepo’ no era favorito. Apostó por aguantar, pero no sabía cómo ganar a Magnus. En la partida que debía ganar no supo y Carlsen fue implacable. Sin embargo, cuando Ding Liren se vio obligado a arriesgar ante ‘Nepo’, sí tenía soluciones para atacar y jugó para ganar”. Rusia y las sanciones a los deportistas Alexei sigue paladeando las virutas de jamón que amenizan su salmorejo y lo alterna con sorbos cortos de la copa de rioja. Es buen momento para avanzar en la conversación, y como si abriésemos un flanco de ataque en el tablero, pasamos a hablar de lo que está ocurriendo en Rusia y Ucrania. Comienza Shirov contextualizando la situación a partir del cambio geopolítico del ajedrez, que ha pasado de ser una dictadura soviética a una lucha de gigantes entre China e India. “Los países europeos, más concretamente la Unión Soviética y luego Rusia, eran claramente favoritos en ajedrez. Pero ahora hay mucho apoyo económico en India y China porque tienen opciones reales de ganar. Y me parece un giro interesante. Muy interesante. Además, en Europa el apoyo económico al ajedrez ha decaído bruscamente. Ahora aquí es algo más de aficionados y no podemos competir con los profesionales asiáticos. Para nosotros el ajedrez ya no es profesional. De hecho, Rusia ni siquiera puede competir por la guerra. Creo que si Rusia volviese como equipo no sería favorita a nada porque muchos jugadores se han marchado de allí”. Toca sondearle sobre las sanciones deportivas a Rusia. Pregunta que deja colgada en el aire durante unos segundos antes de afrontarla: “Yo quiero hablar del conflicto entre Rusia y Ucrania desde la óptica de un deportista, que es lo que soy. El tema de las sanciones no lo veo del todo correcto porque si se sanciona a Rusia, también hay que sancionar a Israel, a Irán y a Líbano. Quiero decir que si ellos compiten, Rusia y Ucrania también deben hacerlo porque también hay que decir que Ucrania lleva meses pisando territorio ruso. En ese sentido, creo que las sanciones tenían sentido en el inicio de la invasión de Rusia porque había que mostrar el desacuerdo por esa política tan agresiva. Evidentemente. Pero ahora lo veo más como un conflicto entre países”. Los ajedrecistas rusos fueron valientes mostrando a Putin desde el primer momento su oposición a la invasión de Ucrania, algo que Alexei valora: “Es hora de dejar las sanciones a los deportistas un lado. El ajedrez es un deporte más individual y muchos jugadores han podido jugar bajo la bandera de la FIDE desde el inicio en casi todos los países, salvo casos como Letonia, donde no les dejan jugar ni como rusos ni bajo bandera de la FIDE. Y otra cosa que me llama la atención es que a los rusos les han dejado cambiar de pabellón sin un pago externo mientras otros como el argentino Alain Pichot, para jugar con España, ha tenido que pagar creo que diez mil dólares. ¿Dónde está la justicia ahí? Afortunadamente, la mayoría de los ajedrecistas son suficientemente inteligentes para no tomar una guerra personal entre ellos”. El ajedrez en los colegios Alexei pasa al café cuando la conversación va encauzando su recta final porque le espera la visita a la Mezquita. Media hora de conversación y la ingesta de todo lo pedido le ha servido para aparcar su timidez endémica y mirar a los ojos al responder, además de para compartir alguna broma con un particular sentido del humor que confirman la singularidad del personaje. Shirov, que ha ido relajando el ceño tras llegar enfurruñado tras conceder unas tablas en las simultáneas de la Universidad, reflexiona ahora en voz alta sobre la idoneidad de programar el ajedrez en los colegios como disciplina: “He pensado siempre que el ajedrez debería implantarse de forma obligatoria al menos un año en el colegio para conocerlo. Otros hablan de más años, pero yo creo que uno es suficiente. Así los que quieran seguir, seguirán, y los que no, a otra cosa. Es interesante porque es una herramienta útil, pero contradictoria. Me explico. En el inicio, el ajedrez es una ciencia de matemática pura. De matemática aplicada porque trabajas con principios de lógica, de inclusión y de pensamiento para dar con la mejor solución. Es una disciplina matemática que puede ayudar a todos. Sin embargo, y esto es algo de lo que he hablado mucho durante mi vida, en las partidas haces una jugada y nadie puede certificar que esa sea la mejor jugada. Porque estamos haciendo un ejercicio matemático, pero las soluciones que damos no son matemáticas, al no ser exactas. Creo que como disciplina puede ser interesante, pero para ayudar no para solucionar categóricamente nada”. EMET utiliza el ajedrez como una herramienta terapeútica y educativa El pasado sábado día 12 se celebró en Morente la tercera edición del MOA, un evento de ajedrez durante la jornada organizado por la AVV Sociocultural de Morente y patrocinado por el Ayuntamiento de Bujalance y la Diputacion de Córdoba, entre otros. El GM Alexei Shirov se enfrentó en una jornada de simultáneas a 31 jugadores de toda la provincia. Tras cuatro horas concluyó con 30 victorias y unas tablas frente al joven cordobés Javier Llamas, del Club de Ajedrez Reina del Brillante. A las 16 horas se inició el torneo MOA en sí, con la participación de siete ajedrecistas con norma internacional, incluidos 2 GM, el propio A Shirov y el italiano Andrea Stella. Paralelamente se disputó uno de jugadores noveles para fomentar la práctica del ajedrez. Contó con casi 30 participantes de todas las edades, sumando así entre los dos torneos más de 100 jugadores. La Fundación EMET lleva años trabajando con el ajedrez como herramienta en pacientes con adicciones para la rehabilitación cognitiva de las capacidades dañadas por el consumo y para el control de la impulsividad. Y también lo utilizan con menores con "trastorno de conducta" y/o afecciones como TDAH para el control de la impulsividad tb y como escuela de valores e integración. Ambos colectivos están acudiendo a torneos de ajedrez con plena integración destacando que menores de comportamiento disruptivo participan en torneos con resultados exitosos, aunque su mayor victoria es que juegan dejando al lado su condición de "chicos problemáticos". De hecho, el programa de ajedrez terapéutico y educativo de la Fundación Emet ha recibido reientemente el premio DKV de salud. El letón se ata los cordones con cierta dificultad mientras confiesa que le resulta “interesante jugar con los niños porque se hacen buenos muy rápidamente y entonces ya no sabes si estás enseñando o aprendiendo”. Y termina, como todo buen genio, cuestionando el ajedrez futurista dominado por las máquinas y los súper ordenadores, a los que, según recuerda, ya puso en un aprieto hace años “porque las máquinas no reconocen determinados movimientos. Los ordenadores están programados para no considerar las jugadas idiotas y cuando las haces, ni las analizan. Los programas se han creado buscando las jugadas lógicas, no todas las jugadas posibles. Y ahí hay un margen. No olvidemos que los diseñan humanos. Hasta en el Stockfish se reconoce mucho el ‘toque’ humano en su programación”. Shirov se levanta satisfecho, salmorejo mediante, y advierte divertido que “este año me he hecho muy andaluz. Estuve en junio en Sevilla paseando por el centro y pude redescubrir la ciudad. Ahora estoy aquí enamorado de Córdoba, y luego iré a jugar a Marbella. Y, por supuesto, siempre a Linares”. Le pregunto si le gusta el apodo del ‘Leonardo da Vinci’ del ajedrez y sonríe con cierto sonrojo sin contestar. Y le lanzo la última: ¿A Curro Romero no lo has llegado a conocer, no? “¿Curro quién?”, responde. Y se marcha, tras dar un tímido apretón de manos, balanceándose como un barco en medio de una tormenta mientras Cristóbal le explica que Curro Romero es el Leonardo da Vinci del toreo, el Alexei Shirov de los ruedos.

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