Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Cuatro nevenkas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/10/2024 10:04

    He ido a ver ‘Soy Nevenka’. No me ha aportado nada porque seguí el caso desde el principio. Las noticias, el documental, el libro de Millás. Todo. Por leer, hasta he leído un artículo con el poder mágico de volver el tiempo del revés y hacer que vivamos en esa época en la que una mujer no podía decir no si antes había dicho sí. Dice que la película es una mierda hecha a mala hostia para destrozar a un hombre que lo único que hizo fue no asumir que se había terminado una relación. Lo de la mierda y la mala hostia no lo dice, pero se entiende. Sí dice que no le ha gustado. Cómo no van a seguir pasándonos cosas, si todavía hay quien se atreve a defender lo indefendible. Hemos cambiado de siglo; creemos a nuestras hermanas; solo sí es sí, pero el resto de las proyecciones tenían gente a mansalva y en la nuestra éramos cuatro mujeres. Todas íbamos solas. Islas minúsculas dentro de un océano. Todas cabeceábamos en unas escenas, cerrábamos los ojos en otras. Imagino que cada una andaba perdida en sus recuerdos. O en sus infiernos. Otros artículos de Carmen Amoraga A mis hijas no soy capaz de explicarles cómo funcionábamos pagando en pesetas, sin móviles y con pantallas que no se deslizan con el dedo, así que tampoco puedo hacerles entender que cuando un hombre tenía poder sobre ti podía, si quería, tocarte el culo, o las tetas, o besarte sin tú querer. Y que sentías un miedo que te paralizaba de dentro afuera y no te dejaba ni respirar. Y que te impedía hablar, contar. Por no exponerte a los ya te lo dije o a las bromas pues te dejas y a medrar; a los algo habrás hecho. Y que ese miedo se mezclaba con la vergüenza y mutaba en una mordaza que te callaba la boca para siempre. Otras empezaron a hablar y a señalar al que les hizo daño, pero tú te quedaste fuera de cualquier ‘me too’ en las redes que es donde, ahora, parece que se denuncian ciertas cosas. A esta actriz, a aquella escritora, a esta concejala, también le pasó. Pero a ti no. A ti qué va. Porque no quieres que te señalen ni que te recuerden por eso. Porque a ti no te ha pasado nada. Porque quien lo hizo corrió un tupido velo, o porque se acercó tímidamente a la puerta del despacho y te pidió perdón, como si en lugar de besarte te hubiera pisado. Y tú vas a callar ahora, igual que callaste entonces. Mis hijas, las tuyas, las nuestras, no lo pueden comprender. Y es una suerte. Que esa frase de Nevenka, que lo cuenten, sea para ellas tan evidente como que a las doce es mediodía. Las mujeres, como escribió en un magnífico artículo Julia Ruiz, llevamos milenios dando por legal el hecho de nuestra inferioridad con respecto al varón. Hoy por fin es delito lo que hasta hace nada no lo era. Mis hijas, las tuyas, las nuestras, tú, saben, sabes, que es mejor volver acompañadas, que hay que tener cuidado con las bebidas, que hay unidades específicas a las que acudir a denunciar, a defender, a sanar, y que no hay jefe ni famoso que valga. Que se puede cambiar de opinión. Que nada justifica un abuso ni un acoso, menos aún una violación. Que como el dolor no prescribe, si no se ha contado el primer día, se puede contar el último, pero se cuenta: se pone el contador a cero y el que la hace la debe pagar. Pero a mí me dio la sensación de que no es esa la película que llevamos viendo toda nuestra vida las cuatro mujeres que vimos juntas ‘Soy Nevenka’. Al encender las luces de la sala, nos miramos en silencio. Nos fuimos de la sala tal como entramos. Calladas. *Escritora Suscríbete para seguir leyendo

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por