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  • ¿Qué es el inframundo y qué hay allí?

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 13/10/2024 16:36

    n El mito de la vida después de la muerte está presente en la mayoría de las creencias. Y esos reinos de los muertos o inframundos, aunque toman de distintas formas, han tenido siempre un papel de suma importancia. Se piensa que de alguna manera, el conocerlos merma el temor a lo desconocido. Para el imperio egipcio por ejemplo, morir era un importante acontecimiento, una etapa de transición a una vida eterna, sin embargo el camino en el valle de los no vivos, presentaba pruebas difíciles, donde fuego y seres terribles debían enfrentarse. Por tal motivo se crearon manuales de sortilegios como el conocido Libro de los Muertos, utilizado en el 1.500 AC. Una vez superado este reto, seguía un juicio en que la deidad superior de los egipcios, Osiris, pesaba los corazones en una balanza. Si los pecados no eran relevantes, se podía acceder al campo de Juncos, sitio donde se disfrutaba de la eternidad e incluso se podía renacer. Por el contrario las mentiras, asesinatos o el robo, daban más peso a los corazones, por lo que sus dueños eran ofrecidos a Ammit la Devoradora, que los mataba por segunda vez y eliminaba para siempre a los indignos. Este enfoque sombrío corresponde también a la visión que los sumerios y babilonios tenían sobre la muerte. Para ellos se trataba de un lugar tenebroso del que no se vuelve jamás, ni siquiera los dioses más poderosos eran capaces de regresar por si mismos de esa oscura región. Ahí los rasgos sociales, los pecados o las virtudes no tenían cabida, pues todos se volvían iguales. Por otra parte el Hades, el inframundo de los mitos griegos, tenía reservados sitios de descanso y retribución como los egipcios, por una parte las almas de los héroes y las personas virtuosas podían alcanzar los Campos elíseos y las islas de los bienaventurados, por otra, aquellos que encendían la ira de los dioses o cometían grandes crímenes iban al Tártaro, la zona más profunda de aquel submundo, un sitio de dolor y sufrimientos sin límites. Personajes como el mentiroso y asesino Sísifo, que intentó seducir a la diosa Hera, convivía con monstruos como los Titanes, que eran gigantes con 50 cabezas y un centenar de brazos. Las almas que no c0rrespondían a uno u otro sitio, que eran la mayoría, habitaban en algunas de las regiones del Hades, pero nadie salía y solamente podían surcar cinco ríos, pero solamente Caronte, el barquero espectral podía cruzar.Una de las creencias más extendidas en este tema, proviene de las religiones judeocristianas. Nuevamente se habla del juicio divino: algunas almas se irán al abismo hasta las profundidades de la Tierra donde reina Satanás, otros podrán expiar sus pecados en el purgatorio, idea presente sobre todo en la fe católica y solo unos cuantos ascenderán directamente al cielo. En la Biblia se hace referencia a estos temas, pero no todos los descriptivos informes que tenemos provienen de esa fuente. Si bien la ciudad de los muertos es un lugar de tormento y sitio de fuego eterno, como se señala en el Libro de Mateo. También entre las culturas americanas precolombinas está presente el inframundo, de acuerdo a la cosmovisión mexica, Mixtlán era el nivel inferior de la tierra de los muertos. El camino a este recinto era largo y peligroso, tenía nueve niveles verticales y descendientes y lo transitaban por igual nobles y plebeyos sin distinción alguna de rango de riqueza. Se creía que el viaje duraba cuatro años y que al llegar, el alma del difunto era recibida por las deidades del inframundo, quienes le anunciaban el final de sus pesares. “Han terminado tus penas, vete pues a dormir eterno”. Y para los antiguos mayas la muerte no era el fin definitivo de la existencia, sino que el alma del difunto se trasladaba al inframundo, donde ellos creían que allí comenzaba verdaderamente la vida.Pese a las marcadas diferencias culturales y temporales, los inframundos, sobre todo en lo referente al infierno, muestran características similares, como su naturaleza es ígnea, han sido ubicados en el interior de la tierra. Arios pueblos han creído que ciertos cráteres o cuevas eran el ingreso al inframundo. Una de las más famosas era la ubicada en el cráter Averno, al sur de Italia, por el cual, según la leyenda, Heracles penetró para atrapar a Cerbero. La noción de “juicio final”, según el cual los actos en vida deciden el destino de los muertos, que a su vez daría origen a la concepción dual de castigo (infierno) y recompensa (paraíso), fue desarrollada por Zaratustra, el profeta de Medio Oriente. Su visión moralista auguraba penas en el otro mundo para los malvados y bendiciones para los justos.A lo largo de la historia los más diversos individuos han afirmado estar en contacto con el más allá. Por ejemplo, decenas de religiosos y beatos hablaron de los horrores del purgatorio y del infierno y exaltaron las bondades del cielo. En otras ocasiones hombres y mujeres, sin necesariamente estar profesando una creencia religiosa, han traído noticias de ese otro mundo o afirmado haber visto a alguno de sus lúgubres habitantes. Y a partir del desarrollo, a mediados del siglo XX, de las técnicas de resucitación cardíaca, un gran número de personas reportaron haber experimentado algún tipo de experiencias extracorpóreas similares, como flotar y verse a sí mismo, es decir su cuerpo físico, desde el aire, sensaciones de paz y armonía, la visita de familiares ya fallecidos o miedo ante visiones del infierno. Es lo que manifiestan siempre quienes sufrieron una Experiencia Cercana a la Muerte (ECM) y vuelven a la vida luego de estar un tiempo en el más allá, incluso manifiestan la visión del famoso túnel de luz por el cual se sienten atrapados y se desplazan hasta encontrarse con una fuerte luz que les da paz, tranquilidad y armonía. A pesar de que muchos las niegan, estas experiencias existen y seguirán existiendo, para demostrar que la vida no termina aquí, sino que continúa en el más allá.

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