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» Impactocorrientes
Fecha: 13/10/2024 15:50
Un sector de los carreros se niega a la pretendida reconversión laboral El Municipio de Capital ofrece una posibilidad de cambio acompañado de mejora. Sin embargo, pareciera que, a un grupo, esa posibilidad no les interesa y quieren seguir trabajando con la precariedad y maltrato con los caballos. Compartir en Facebook Compartir en Twitter El puente General Manuel Belgrano es la única vía de conexión que nos une con la capital chaqueña. Tal es así, que si por algún motivo el viaducto queda interrumpido la gente que cruza a diario, los camioneros o turistas de paso pierden un precioso tiempo, presentismo u horario programado de llegada a destino como consecuencia de ello. Por supuesto que siempre puede ocurrir alguna eventualidad que haga que el tránsito se paralice en cualquier momento, pero otra cosa muy distinta es que por algunas personas que deciden realizar un corte total de la única arteria que nos comunica con Chaco nos quedemos varados de un lado u otro del puente. Hay una frase que dice que el derecho de uno finaliza donde comienza el del otro, pero parece que algunas personas no lo entienden de esa manera. Nadie les niega su derecho a protestar, pero tienen que entender que su protesta no debe afectar a las demás personas que quieren seguir trabajando, estudiando o realizando sus tareas diarias. Algo así ocurrió el pasado jueves por la mañana cuando un grupo de carreros, en disconformidad por lo ofrecido por la Municipalidad en base a la iniciativa de una planificación integral y progresiva donde los trabajadores que dependen del carro tiene una opción de cambio, decidieron cortar la avenida 3 de Abril en sus cuatro bandas ocasionando por alrededor de dos horas un caos vehicular no solamente a aquellas personas que debían cruzar el puente, tanto del lado correntino como el chaqueño, sino también a los accesos de las calles laterales las que la gente toma para ir trabajar como cualquier vecino. Queda claro que si quieren protestar por lo que ellos creen que deben hacerlo está perfecto, pero sin la necesidad de complicar la acciones del que no lo hace. El programa de reconversión que lleva adelante el Municipio capitalino, que significa por parte del carrero entregar justamente su carro y caballos a la Comuna, para con la ayuda abocarse a otras tareas gracias a la entrega de materiales y herramientas, que a su vez se compromete a generar las oportunidades e instancias para que estas personas se inserten en nuevos oficios sustentables y con mejores posibilidades económicas no estaría bien visto, por decirlo de una manera, por algunos de los carreros que no quieren reconvertirse y dejar de utilizar la tracción a sangre en sus actividades. En algunos casos lo unilateral de la medida y la negación absoluta de poder progresar con otra actividad que no incluya que un caballo tire del precario carro y que a veces ni siquiera coma, no deja margen al diálogo porque quebrantan una ordenanza que les impide circular con ellos, pero pareciera que a algunas de esas personas, los más intransigentes, no les importa. La Municipalidad busca un cambio para mejorar sus vidas, pero al parecer la negación absoluta no les deja ver el cambio no solo para ellos sino para los animales que dejen esa actividad.
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