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» Data Chaco
Fecha: 12/10/2024 19:01
Desde que le diagnosticaron el Síndrome de Activación de Mastocitos (MCAS), la vida de Johanna Watkins se transformó por completo. Lo que comenzó como simples reacciones alérgicas en 2012 se convirtió en una lucha diaria por sobrevivir, separándola no solo de su vida anterior, sino también de su esposo , Scott. El contacto físico es ahora solo un recuerdo distante. En 2013, Johanna y Scott se casaron. Sin embargo, tras esa unión, la condición de Johanna se agravó restrictivamente. Su piel se llenó de erupciones, su sistema digestivo se volvió rebelde y las migrañas la llevaron a múltiples hospitalizaciones. En su búsqueda de respuestas, encontraron al Dr. Lawrence Afrin, quien finalmente identificó su enfermedad rara y progresiva. "Es como si su propio sistema la atacara, las propias células encargadas de proteger a Johanna se habían vuelto en su contra, atacándola por cada estímulo posible", declaró el médico. La enfermedad no solo le provocó alergias alimentarias, sino que también la hizo sensible a olores, luz solar y, lo más doloroso, al olor de su propio esposo. "Nuestro matrimonio pasó de compartir la vida a intentar simplemente sobrevivir", reflexiona Scott, quien se ha convertido en el pilar de Johanna, cocinando y cuidando de ella en un hogar adaptado a sus necesidades. Con solo 15 alimentos tolerados, Johanna vive recluida en un espacio de su hogar, cuidadosamente diseñado para evitar cualquier tipo de estímulo que pueda desencadenar una reacción alérgica. Mientras que ella se alimenta con un estricto régimen que incluye ensaladas de fideos de pepino y estofado de carne, Scott ha tomado la decisión de mudarse a una parte separada de la casa, protegiendo a su esposa de cualquier tipo de reacción alérgica. La pareja, a pesar de la separación física, se esfuerza por mantener viva la conexión emocional. Se comunican por teléfono y se ven a través de ventanas, haciéndose malabares con la tristeza y el dolor que conlleva su situación. La vida de Johanna es frágil; pesa apenas 40 kilos y no puede caminar sin ayuda. "Su vida pende de un hilo y ella lo sabe", confiesa Scott. A pesar de las adversidades, ambos encuentran refugio en su fe y en la esperanza de que algún día encontrarán un tratamiento efectivo. Los días son difíciles, llenos de frustración y lágrimas, pero su compromiso mutuo se mantiene firme. "Nos mantenemos conectados tanto como podemos", dice Scott. Notas Relacionadas
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