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  • Veranito en la city, frío en la economía real y una calle que se calienta

    » La Capital

    Fecha: 12/10/2024 14:51

    El carry trade, el blanqueo y el impacto en los mercados emergentes de la baja de tasas de interés en EEUU consolidaron un veranito financiero que parece ayudar al ministro de Economía , Luis Caputo, a construir un puente hacia fin de año, cuando espera un préstamo salvador del FMI , un Repo con bancos privados y/o los primeros dólares de la nueva campaña agrícola. El descenso del índice de inflación al 3,5% en septiembre lo reafirma como héroe libertario, aun cuando la calle se muestra más hostil que en los momentos en que los números que le interesan al gobierno eran más desfavorables . La brecha entre los datos el Indec y el bolsillo, los efectos del ajuste, la caída de la actividad y el aumento del desempleo podrían ayudar a entender esta aparente paradoja, mientras no pocos economistas que miran la relación entre reservas y deuda temen que detrás de la euforia aceche un “efecto San Pedro” que lleve al límite la bicicleta de la felicidad. “Por el blanqueo, el precio de los bonos soberanos sube y el riesgo país baja, lo que ayuda a que, intervención del BCRA mediante, las brechas cambiarias se mantengan en un nivel estable ”, señaló el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso) en su último informe. Sin embargo, el gobierno no logra acumular reservas y por eso, pese a esta calma, “prepara el terreno para un nuevo megacanje”. El decreto que modifica la ley de administración financiera para permitir un nuevo canje de la deuda externa en peores condiciones a las actuales es, para los economistas del Ceso, una puerta abierta a revivir el megacanje de Sturzenegger en 2001 , “ejemplo de una reestructuración de deuda ruinosa, que empeoró el perfil de deuda e incidió en la política económica incluso hasta 2016, cuando Macri decidió pagar u$s 9.000 millones a los holdouts remanentes de aquella operación”. A juicio de este think tank, es una muestra de debilidad. “Para los próximos tres años, Argentina deberá enfrentar vencimientos en moneda dura por aproximadamente u$s 50.000 millones y la reciente dinámica y el nivel de reservas actuales no parecen ser suficientes para afrontar estos pagos y continuar con la estabilidad”, alertaron. El centro de estudios que lidera Andrés Asiaín atribuye el actual veranito a “la recesión autogenerada por las cuatro anclas del programa económico (fiscal, salarial, cambiaria y financiera)”, que mantuvo en un nivel bajo las importaciones y dio lugar a un superávit comercial acumulado de u$s 14.000 millones al mes de agosto. Parte de los dólares obtenidos por este canal comercial se usaron en el mercado de bonos para contener el precio de los dólares paralelos y achicar la brecha. “Esta estrategia, exitosa en términos cambiarios, fue la misma que le impidió acumular reservas netas en forma significativa, profundizando los problemas para los años venideros”, describió. La otra variable que ayudó para la estabilidad de corto plazo fue el blanqueo. Los depósitos en dólares crecieron en más de u$s 12.000 millones, en buena medida destinados a las cuentas comitentes, que incrementaron la demanda de activos financieros locales e impulsaron el precio de los bonos soberanos, bajando el riesgo país. La baja de tasas mayor a la esperada de la FED también aportó lo suyo. Estos depósitos en dólares no se contabilizan en las reservas netas, de modo que el Central no puede sumar poder de fuego por esa vía. Si promueve el crédito en moneda dura para beneficiarse de esas liquidaciones. Es un alivio de corto plazo ya que luego hay que comprar esos dólares para devolverlos. dolares.jpg El blanqueo de capitales hizo crecer los depósitos en dólares en más de u$s 12.000 millones. En su último informe, el Mirador de la Actualidad, el Trabajo y la Economía (Mate) advirtió que “hacia adelante el panorama luce sombrío: los vencimientos de la deuda externa se aceleran y no hay dólares frescos para atenderlos”. Un trabajo de “La macro en la mira”, el reporte económico del centro de estudios Demos, destaca la estrecha relación entre la estrategia económica de Caputo de reducir el gasto público y apreciar el tipo de cambio financiero para lograr superávit fiscal, y el aumento de la deuda pública y la caída de la actividad. Apuntaron que uno de los principales vehículos de la valorización financiera fueron los títulos ajustables por inflación, que “tienen la liquidez suficiente para convertirse rápidamente en activos dolarizados”. En paralelo, el gasto cayó 28,3%, lo que indica que “la dinámica de la deuda pública no se relaciona con las necesidades de financiamiento del sector público sino con las necesidades financieras del sector privado”. >> Leer más: Por la pelea de Guzmán, el FMI bajó sobrecargos y Argentina se ahorra u$s 3.200 millones Los economistas de Demos citaron los antecedentes de las economías desarrolladas durante la década del 80 para subrayar que, en un contexto de estancamiento, “es esperable que los agentes privados integren sus carteras de activos con participaciones crecientes de activos provistos por el sector público”. Sobre esta tendencia general, Argentina “desarrolló ciclos específicos de crecimiento de la deuda pública directamente ligados a procesos de valorización financiera”. El problema de este tipo de ciclos, advierten, es que “comienzan a cruzarse los fenómenos monetarios con los fiscales” ya que el pago de intereses se incrementa con la recesión y su participación en el gasto total aumenta mientras las otras erogaciones se recortan. La decisión de trasladar deuda desde el BCRA hacia el Tesoro. Embed Septiembre registró la inflación más baja desde Noviembre 2021. El proceso de desinflación continúa y el rumbo de ortodoxia fiscal y monetaria no cambiará. pic.twitter.com/zNcVpoSD72 — totocaputo (@LuisCaputoAR) October 10, 2024 En definitiva, advierte el trabajo, el gobierno “deberá enfrentar las consecuencias de la apreciación mientras que la recesión, al menos por ahora, ha sido la vía por la cual se ha optado para alcanzar una frágil estabilidad cambiaria”. El Mate le puso algunos números a esa recesión. El consumo privado, clave por su participación en el PBI, cayó 10% interanual en el segundo trimestre de 2024, “una destrucción sólo comparable con la pandemia o con grandes crisis”. El freno que provocó a las actividades productivas contribuyó a que la inversión se derrumbara 30% en el mismo período. “La caída del salario en lo que va del mandato de Milei generó una transferencia de $ 22,1 billones, de los cuales 15,6 millones salieron del bolsillo de los trabajadores”, apuntaron. Estos datos quizás ayuden a explicar por qué en la calle abuchean al presidente mientras la city festeja la estabilidad del dólar, la baja del riesgo país y la baja de la inflación.

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