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Gualeguaychu » Reporte2820
Fecha: 12/10/2024 11:25
Un horror indescriptible es lo que se desprende del relato de L. cuando recuerda la noche en que su padre, dos tíos, un primo y un cuñado, la violaron a punta de arma el día de su cumpleaños número 11 en la casa paterna. El hecho ocurrió en 2019, en la localidad de Estancia Grande, Departamento de Concordia, y este martes, luego de que finalmente la niña, hoy una adolescente de 16 años, se animara a contar lo sucedido aquella noche, y luego dos instancias de Cámara Gesell que dieron cuenta de la veracidad del suceso detallado por la víctima, el juez Mario Figueroa deberá decidir si eleva la causa a juicio. Por este hecho donde tanto la fiscalía como la querella pedirán 20 años de pena para los imputados por los delitos de Abuso Sexual Agravado por la Situación de Guarda y Abuso Sexual con Acceso Carnal Agravado por el Vínculo, por el Número de Intervinientes y por el Uso de Armas. Cinco hombres la violaron el día de su cumpleaños número 11 en la casa de su padre, cinco hombres que deberían haberla estado cuidando y celebrando su cumpleaños, pero que en una noche de excesos usaron a la pequeña niña para liberar sus impulsos más bestiales e infrahumanos, violándola en reiteradas ocasiones y de todas las formas posibles, mientras su propio tío la apuntaba con un arma en la cabeza, y los otros se turnaban para violarla, hacer guardia en la puerta de la habitación o sujetarla presionando su boca y nariz, hasta dejarla sin aire, para que no se escuchen sus gritos y llantos. Una escena de horror que duró horas y que habrían decidido finalizar cuando el cuerpo de la niña mostraba heridas evidentes del terrible flagelo al que estaba siendo sometida. El hecho fue aberrante, deleznable, por completo sucio e inmoral, más allá de lo penalmente tipificado: El sometimiento de la voluntad de la niña, el aprovechamiento de su soledad, la violencia utilizada para poder concretar el abuso, la previa ideación, proyección y ejecución del plan delictivo, aprovechando la ausencia de su madre, la falta de arrepentimiento, la edad de la víctima, el contenido de los actos impúdicos, la relación personal con la misma, tratándose del padre, tíos, cuñado y primo… El mismo día de su cumpleaños número 11, una fecha que nunca más volverá a ser motivo de celebración alguna. El relato de L es un testimonio profundamente desgarrador sobre abusos sexuales, físicos y psicológicos sufridos por una joven de extrema vulnerabilidad desde una edad muy temprana: Tres años antes, a los 8, contó que había sido abusada por el marido de una hermana, quien también fue uno de los que la violó la noche de su onceavo cumpleaños. Un relato que expresa el terror, la impotencia y la vergüenza de una víctima, quien durante mucho tiempo no pudo compartir su experiencia por temor a represalias, incluyendo amenazas explícitas de muerte hacia ella y su madre y posterior suicido colectivo de parte de los victimarios. “No podía contarle a mamá eso que me hicieron porque mi papá me dijo clarito que si yo contaba me daba flor de paliza y la mataba a mamá. Ellos eran cinco varones con los ojos rojos, todos más grandes. El más chico es mi primo que la madre es política. Parece que ellos tienen todos amigos con plata y políticos que los ayudan y bueno nosotros somos recontra pobres. Pasaron ocho años y todavía me hago pis encima y eso me da vergüenza por eso no puedo ir a la escuela ni salir al parque como otros chicos. Encima mi pueblo es chiquito, acá todos nos conocemos, y me doy cuenta como todos hablan de mí. Me cuesta dormir, comer, tengo sueños feos y tengo terror que me maten a mi mami, porque ella me cuida, porque al final, aunque tardé unos meses, después pude contarle. Le conté algo no más, no todo. A mi hermana sí, un poco más, pero mamá igual se dio cuenta por el miedo y odio que de repente vio que le tenía a mi papá y todo lo que le dije cuando vino mi papá que le negó todo mi mamá, se hacía el enojado y no vino más. Después de a poco pude ir aclarando mi cabeza, recordando y contando más a las señoras que me preguntaban. Yo no quería hablar con varones”. L también revela la angustia que siente al ver que los responsables de los abusos continúan viviendo cerca de ella sin recibir castigo alguno: “El miedo no se me pasa porque los cinco, mi padre y los tíos, mi primo y mi cuñado, todos siguen pasando acá por enfrente desde el 2019 hasta hoy y no los meten presos, nadie los castiga y nosotras no podemos ni salir a la esquina del miedo. Yo me cambié el apellido porque no quiero el apellido de mi papá maldito y mis tíos porque los odio como a mi cuñado que me abusó a los 8 años él solo y a los 11 años otra vez con ellos. Dios no va a poder perdonarlos. Yo tengo miedo todos los días de que maten a mi mamá porque conté todo y en los tribunales conté lo que me hicieron ellos cinco cuando era más chiquita. Tengo miedo porque dicen que como tienen amigos y plata nadie les hace nada a ellos. Como ahora tengo 16 años y las psicólogas son muy buenas y me han ayudado mucho puedo contarles mi horror. Espero que el juez me crea y los mande presos muchos años porque se lo merecen porque no hay que hacerle eso a una hija chiquita con una pistola y entre muchos. Mi papá y ellos me tenían que cuidar. Ahora el dolor en mi corazón no se me cura y quisiera ser policía para poder tener un arma y cuidar a mi mamá y a mi de esos monstruos”. Este martes es la audiencia donde el juez Mario Andrés Figueroa dirá si remite a juicio por jurados esta causa de Abuso Sexual Agravado por la Situación de Guarda y Abuso Sexual con Acceso Carnal Agravado por el Vínculo, por el Número de Intervinientes y por el Uso de Armas, como pidió el fiscal José Arias y la querella a cargo del abogado Néstor Williams, con un pedido de condena de 20 años para los imputados, o si los absuelve como solicita el abogado Martin Jauregui -que defiende al padre de la menor- y los abogados Rafael Briceño (hijo) y Gerardo Rivero y también el abogado Matías Lladós. Fuente: Diario Junio | Federico Odorisio.
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