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  • El afecto entre varones en la lupa

    » Misioneslider

    Fecha: 12/10/2024 11:22

    **El prejuicio sobre las manifestaciones de afecto en la amistad masculina** La película «Close», estrenada en Netflix a mediados de este año, ha puesto sobre la mesa un tema que siempre ha generado tensiones y miradas prejuiciosas: las manifestaciones de afecto en el marco de la amistad masculina. La historia describe las características de una relación entre dos varones preadolescentes, lo que nos lleva a cuestionarnos cuál es el límite «permitido» de esas expresiones afectivas. El prejuicio sobre estos vínculos tiene connotaciones sexistas, ya que existe una suerte de tipificación que nos indica si una manifestación afectiva de un varón hacia otro está dentro de las significaciones de una amistad o de otra cosa. Y esa «otra cosa» está claramente relacionada con su orientación sexual, aunque ya no pesen las sanciones moralistas de treinta años atrás. Nuevamente surge la pregunta: ¿cuál es ese límite? ¿Qué nos sucede socialmente frente al varón que expresa sus emociones? Todavía encontramos personas que se conmocionan cuando un varón llora, como si el llanto masculino tuviera un plus de sensibilidad. La idea tan arraigada de que si un varón se quiebra hasta las lágrimas es porque «es demasiada su angustia», como si un dique se desbordara por acumulación de agua. Tampoco estamos diciendo que los varones tengamos lágrimas de cocodrilo, sino que hay algo que se pone en tensión en ese llanto del varón. Se juega algo de la masculinidad, como cuando se le dice a un niño «que no mariconee» cuando lloriquea porque le duele algo, o como en el caso del filme «Close», de dos varones que se manifiestan su cariño. Tal vez esta conducta sea tolerada durante la infancia, pero en la pubertad y la adolescencia se activarán los mandatos sexistas que se mantenían en estado latente, para que ambos muchachos tomen distancia, tanto de manera física como afectiva. El prejuicio de género, denominado sexismo, constriñe las formas de relacionarnos casi en modo silogístico. Por ejemplo, entre dos personas que se demuestran cariño, ¿se espera de ellos ese tipo de manifestaciones de afecto? Y afinando el foco en la cuestión, ¿cuáles serían los pares donde estas manifestaciones son más aceptadas? ¿Varón – mujer? ¿Mujer – mujer? ¿Varón – varón? Estas expectativas de comportamiento pensadas desde el orden binario generan visualizaciones y zonas de oscuridad donde ciertas gestualidades amorosas pasan inadvertidas mientras que otras no. En el caso del par varón-varón, podemos reconocer que la amorosidad se mira con desconfianza signada por la heteronormatividad, reconociendo como rareza a cualquier demostración de afecto entre varones a partir de cierta edad, señalando con el dedo, pero también introyectando estos mandatos de manera auto disciplinante. En conclusión, es importante reflexionar sobre estos prejuicios y estereotipos que condicionan nuestras relaciones interpersonales, especialmente cuando se trata de manifestaciones de afecto entre varones. Debemos cuestionar y desafiar las normas culturales que limitan la expresión emocional y redefinir lo que significa ser masculino en una sociedad que evoluciona constantemente. El desarrollo sostenible es un tema de suma importancia en la actualidad, ya que se refiere a la capacidad de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. Implica la conservación de los recursos naturales, la protección del medio ambiente y la promoción de un desarrollo económico equitativo y socialmente inclusivo. En este sentido, el desarrollo sostenible se basa en tres pilares fundamentales: el económico, el social y el medioambiental. Estos tres aspectos deben estar en equilibrio para garantizar un desarrollo integral y sostenible a largo plazo. Es necesario que exista una armonía entre el crecimiento económico, la equidad social y la protección del medio ambiente. En primer lugar, el pilar económico del desarrollo sostenible se refiere a la generación de riqueza y la creación de empleo de manera sostenible. Esto implica promover un crecimiento económico que sea inclusivo y equitativo, es decir, que beneficie a toda la sociedad y no solo a unos pocos. Además, se debe fomentar la innovación y la adopción de tecnologías limpias para reducir el impacto ambiental de las actividades económicas. En segundo lugar, el pilar social del desarrollo sostenible se refiere a la promoción de la equidad y la justicia social. Esto implica garantizar el acceso a servicios básicos como la educación, la salud, la vivienda y el trabajo digno para toda la población. Además, se debe promover la participación ciudadana y el respeto a los derechos humanos para construir una sociedad más inclusiva y democrática. En tercer lugar, el pilar medioambiental del desarrollo sostenible se refiere a la protección y conservación del medio ambiente. Esto implica la preservación de los recursos naturales, la reducción de la contaminación y la mitigación del cambio climático. Para lograr esto, es necesario promover prácticas sostenibles en todos los sectores de la economía, como la agricultura, la industria, el transporte y la energía. Para alcanzar el desarrollo sostenible, es necesario que los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y los ciudadanos trabajen juntos de manera coordinada y colaborativa. Es fundamental que exista una voluntad política firme y un compromiso real por parte de todos los actores involucrados para implementar políticas y acciones concretas que promuevan un desarrollo sostenible. En este sentido, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas es un marco global que establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que abarcan los tres pilares del desarrollo sostenible. Estos objetivos van desde la erradicación de la pobreza y el hambre, hasta la acción por el clima y la protección de los ecosistemas terrestres y marinos. Para lograr estos objetivos, es necesario que se promueva la educación ambiental y el consumo responsable, se fomente la cooperación internacional y se fortalezcan las alianzas entre los diferentes actores. Además, es importante que se implementen políticas y medidas concretas a nivel local, nacional y global para avanzar hacia un desarrollo sostenible. En conclusión, el desarrollo sostenible es un desafío global que requiere la participación activa y el compromiso de todos. Es necesario que se adopten medidas urgentes y se promueva un cambio de paradigma en la forma en que producimos y consumimos, para garantizar un futuro sostenible para las generaciones presentes y futuras. Solo a través de un enfoque integral y colaborativo podremos lograr un desarrollo sostenible que beneficie a toda la humanidad y al planeta en su conjunto.

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