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    » Diario Cordoba

    Fecha: 11/10/2024 09:19

    La inclusión de la palabra «ahora» en algunos titulares de prensa suele servir para dejar en mal lugar a alguien que dice algo que antes no decía, alguien que no es muy de fiar: «Pedro Sánchez sostiene ahora que...». Ya saben. Esto del «ahora» de algunos encabezamientos periodísticos me viene a la mente por los cambios de opinión del equipo de gobierno municipal sobre las polémicas verbenas. Un poco de cronología de los hechos: verbena en el Jardín de las Dueñas (6, 7 y 8 de septiembre), se lía; verbena en Santa Marina (19 al 22 de septiembre), se lía más; verbena en Colón (26 al 29 de septiembre), se sigue liando. Entre la segunda y la tercera verbena, Julián Urbano, delegado de Fiestas y Tradiciones, pide disculpas de aquella manera, que sí, que sí, que perdón, pero que las incidencias fueron mínimas. Después del tercer evento, el domingo 29, el alcalde dice que se acabó el verbeneo en el centro, que esas concentraciones son incompatibles con el bienestar vecinal. Ese mismo día la Agrupación de Hermandades y Cofradías se queja de la anunciada prohibición y señala a quienes a su juicio deberían poner medios para evitar conductas incívicas. Un día después, el portavoz del gobierno municipal, Torrico, ya recula: que bueno, que eso de se acabó lo que se daba era para este año, que luego... en fin, ya vamos viendo, que la cosa es normalizar las verbenas a través del diálogo y tal. Y más tarde pregonan como un logro que las barras navideñas solo puedan durar hasta las 8 (seguro que en un ambiente tan entrañable que ya me imagino al señor Urbano con las lágrimas saltadas de una a otra). En fin, que podríamos titular a modo de conclusión: «Torrico declara ahora que la prohibición de las verbenas en el centro no es una medida definitiva». Y a todo esto el señor Bellido figurando en un congreso megaguay sobre la habitabilidad del casco histórico. Y a todo esto los vecinos del casco histórico soportando estoicamente que el personal vocifere y orine (y no solo orine) en las mismísimas puertas de sus casas un fin de semana (de verbena) y otro fin de semana (de verbena) también. Pero tranquilos, que en Navidad la fiesta acabará a las 8, como Dios manda. Después todo el mundo a cantar villancicos a sus casas: «Escúchame, bro, son las ocho menos diez, vamos a ir recogiendo desperdicios y retirándonos, que estas familias tendrán que descansar». Y para las Cruces que no cunda el pánico, ni jaleo de botellón ni restos de botellón. Y sevillanas flojitas. Todo controlado. Fijo. n Suscríbete para seguir leyendo

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