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» Diario Cordoba
Fecha: 11/10/2024 09:17
Resulta llamativo observar cómo otros paÃses celebran el dÃa de su fiesta nacional, y el sentimiento de orgullo compartido que existe tras aquélla: el 4 de julio en Norteamérica, el 14 de julio en Francia, o el dÃa de San Patricio en Irlanda. Escribo en el pórtico del Puente del Pilar y los desfiles consabidos del dÃa de la Fiesta Nacional, donde queda la reflexión de esta celebración que, en bastantes localidades, pasa totalmente desapercibida entre globalización, desafección y polaridades. Una nación no sólo es su historia, sino también sus valores y principios, su cultura y su presente: mi patria es el camino, dirÃa Serrat. Superada aquélla «fiesta de la raza», la ley más corta de 7 de octubre de 1987, proclama hoy en su artÃculo único que «se declara Fiesta Nacional de España, a todos los efectos, el dÃa 12 de octubre». Y tiene como finalidad según su Exposición de Motivos, «recordar solemnemente momentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayorÃa de los ciudadanos. Sin menoscabo de la indiscutible complejidad que implica el pasado de una nación tan diversa como la española, ha de procurarse que el hecho histórico que se celebre represente uno de los momentos más relevantes para la convivencia polÃtica, el acervo cultural y la afirmación misma de la identidad estatal y la singularidad nacional de ese pueblo». La efemérides en la que España inicia un perÃodo de proyección lingüÃstica y cultural más allá de los lÃmites europeos. En tiempos de tanto frentismo, necesitamos reflejarnos en elementos comunes e inclusivos que nos identifican a todos, en los avatares más sobresalientes que, realizados con la aportación sostenida de muchos pueblos y lugares, han culminado en la realidad que hoy somos. Y sobre todo reconocernos en los valores cÃvicos que compartimos y que la Constitución remarca como pilares de nuestra convivencia: la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo o la dignidad de toda persona. DeberÃamos recuperar la Fiesta Nacional como una fiesta aglutinadora y de encuentro, compartida con los pueblos y naciones con quienes mantenemos un legado además de un proyecto común. Sin afrentas ni reproches atávicos. Una celebración para el diálogo y el reconocimiento, para sentirnos orgullosos de todo lo mucho y bueno que, a lo largo de los siglos, hemos aportado a la Humanidad. Una fiesta también de presente: somos un gran paÃs, el destino preferido cada año de millones de personas. No menospreciemos lo que tantos otros valoran. n SuscrÃbete para seguir leyendo
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