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  • El fanatismo religioso y la crisis económica extinguieron al saltamontes de las montañas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 11/10/2024 09:14

    Después de cientos de miles de años viviendo en la mitad occidental de Estados Unidos y parte de Canadá, el saltamontes de las Montañas Rocosas fue totalmente extinguido porque unos pastores religiosos los consideraron herederos de las plagas bíblicas. La depresión económica, una pertinaz sequía y oportunas falacias consiguieron lo imposible. El saltamontes de las Montañas Rocosas (Melanoplus spretus) se extendía por un área de distribución de más de 500.000 km2 en la mitad occidental de Estados Unidos y parte de Canadá. En 1875 los entomólogos estimaban que su población podía acercarse a los 1.000 millones de individuos. Apenas 30 años más tarde se habían extinguido totalmente. El último avistamiento registrado de un ejemplar vivo de Melanoplus spretus ocurrió en el sur de Canadá en 1902. Como nadie pudo imaginar que una criatura tan abundante fuese a extinguirse tan rápido, apenas se conservaban ejemplares en museos y colecciones. Para conocer como fue esta especie, antaño tan abundante, hubo que buscar individuos conservados en el hielo del “Glaciar de los Saltamontes” de Montana. Sobre el papel, Melanoplus spretus era todo lo contrario a una especie candidata a la extinción: generalista en su alimentación, ocupaba un área de distribución extensa, siendo capaz de un crecimiento poblacional muy rápido… ¿Cómo pudo extinguirse en tan poco tiempo? Tres factores En la extinción del saltamontes de las montañas Rocosas intervinieron tres factores sorprendentes: Por una parte, la que probablemente fue la mayor depresión económica del siglo XIX (el Gran Pánico de 1873). Por otra un año (1875) extraordinariamente seco. Pero la causa principal fue algo en lo que ningún científico pudo haber siquiera imaginado: el fanatismo religioso de las comunidades del “cinturón de la Biblia” del medio oeste norteamericano. Algunos predicadores de la zona identificaron al saltamontes de las Montañas Rocosas como al organismo responsable de una de las plagas bíblicas (las nubes de langostas) que Dios envío contra el faraón egipcio para que dejase marchar a los judíos. Odisea ferroviaria Tras la Guerra Civil Norteamericana (1861- 1865) se produjo un enorme auge en la construcción del ferrocarril. El objetivo era conectar, por ferrocarril rápido, las ciudades del Atlántico con las del Pacífico. Solo entre 1868 y 1873 se colocaron más de 53.000 km de nuevas vías uniéndose la costa Este con la Oeste. Pero las empresas constructoras especularon al máximo alargando innecesariamente los trazados de las vías. Como resultado, las líneas de ferrocarril que unen la costa Este y la Oeste tienen alrededor de 1.000 km más de lo necesario. Fue un magnífico negocio para unos cuantos a los que el Estado pagaba muy bien. En aquel tiempo la construcción del ferrocarril generó el mayor número de empleos de los Estados Unidos. La oferta d era tan alta que, incapaces de cubrirla con personal autóctono, se contrató a numerosos inmigrantes extranjeros, incluyendo a miles de trabajadores de la lejana China. El valor de las acciones de estas empresas constructoras creció como la espuma, hasta valores inconcebibles. Se desató una enorme inversión especulativa. En plena locura por ganar dinero rápido todo el mundo intentó hacerse rico invirtiendo en bolsa en acciones de empresas ferroviarias. Y depresión ferroviaria Por supuesto en un mundo finito es imposible seguir creciendo sin límites. La situación era extremadamente inestable y 2 eventos inesperados desataron el pánico. El primero se produjo en 1871 cuando un gran incendio asoló la ciudad de Chicago. El segundo ocurrió pocos meses más tarde cuando en 1872 otro gran incendio se declaró en Boston. Mucha gente perdió su hogar. Pero una parte de los damnificados tenía acciones en empresas del ferrocarril y las vendieron para empezar de nuevo. Ante el incremento repentino de la oferta de acciones, estas bajaron de precio. Sin que nadie supiese bien el por qué el pánico empezó a propagarse entre los inversores. De la noche a la mañana todo el mundo empezó a vender sus acciones del ferrocarril. Muchas empresas quebraron y una ingente cantidad de empleados del ferrocarril terminaron en el paro. El Gran Pánico de 1873 había empezado. Buena parte de esta multitud de parados por el Gran Pánico de 1873 busco una manera de ganarse la vida dedicándose a la agricultura. Como resultado, las grandes áreas de praderas arenosas donde vivían los saltamontes de las montañas Rocosas fueron roturadas por una ingente cantidad de nuevos granjeros. Se represaron ríos y arroyos y se empezó a regar. El arado, el ganado, las nuevas especies de plantas cultivadas por los granjeros terminaron con la gran mayoría del hábitat tradicional del saltamontes de las montañas Rocosas. Nubes de langostas A medida que los granjeros destruían el lugar que durante cientos de miles de años había ocupado los saltamontes de las Rocosas, estos empezaron a comer cultivos agrícolas y pusieron sus huevos en los nuevos pastizales y campos de cultivo de las granjas. Pero Melanoplus spretus era una especie adaptada a las praderas secas de las Montañas Rocosas y en los suelos húmedos de las granjas sus huevos y larvas tempranas eran incapaces de desarrollarse. Pero el invierno y la primavera del año 1875 resultaron ser anómalamente secos. Entonces los huevos y larvas del saltamontes de las Montañas Rocosas pudieron completar su desarrollo en los terrenos de las granjas. Se produjo una explosión demográfica enorme y los saltamontes migraron en masa dando lugar a nubes de langostas que buscaban nuevas áreas. Los testimonios de los granjeros sobre como los saltamontes de las Montañas Rocosas asolaron sus cultivos son espeluznantes. Los describieron “como una gran nube blanca, como una tormenta de nieve, que bloqueaban el Sol como vapor». Según los granjeros “las langostas se comieron no solo la hierba y los cultivos valiosos, sino también el cuero, la madera, la lana de las ovejas e incluso la ropa de las espaldas de las personas”. El falso enjambre de Albert El más célebre de ellos fue el “enjambre de Albert” descrito por Albert Child, un meteorólogo aficionado. Según su testimonio, “una nube de langostas azotó el oeste en abril de 1875 y comenzó a devastar algunas de las partes más bellas de nuestra noble comunidad. Le dieron al condado de Henry una abrumadora visita demostrando con una rapidez asombrosa que su apetito era voraz y que todo lo verde les pertenecía para su sustento”. El animoso Child echó sus cuentas y según ellas este enjambre estaba formado por 12,5 mil millones de insectos y pesaba 27,5 millones de toneladas. Por supuesto estas estimaciones solo existieron en la mente calenturienta de Albert Child. De ser ciertas sus estimaciones habría sido la mayor concentración de animales jamás encontrada sobre la Tierra. Sorprendentemente, el libro Guinness de los Récords dio por buenas las estimaciones de Child definiendo al “enjambre Albert” como la mayor concentración de animales que se ha producido en el mundo. La realidad es que el enjambre Albert apenas fue una minúscula fracción de lo que estimaba Child y de lo que contaron los agricultores de la época. Realmente lo único por lo que deberían figurar en el libro Guinness de de los Récords es por haber sido la estima más exagerada de la historia. Dibujo de un ejemplar macho de Melanoplus spretus realizado a partir de imágenes de restos conservados en el Glaciar de los Saltamontes de Montana. / E. Costas. Plaga “bíblica” Pero los saltamontes de las Rocosas invadieron los campos de cultivo y las granjas en una región donde el cristianismo evangélico marcaba el estilo de vida. De pronto un par de predicadores influyentes recordaron que las nubes de langostas habían sido una de las plagas bíblicas con las que el Dios del antiguo testamento asoló a Egipto. Y decidieron que los saltamontes de las montañas rocosas eran los descendientes de las langostas que habían asolado Egipto. Pastores evangélicos, predicadores y sacerdotes se preocuparon. Organizaron colectas para construir una serie de capillas (como las de la Asunción en Cold Spring o la de San Bonifacio en Augusta) donde rezar a Dios pidiendo que no les enviase más plagas de langostas. A esto se unió que los periódicos sensacionalistas locales publicaron numerosos artículos en los que se advertía sobre la catástrofe inminente de proporciones bíblicas que desatarían los saltamontes de las montañas Rocosas. Incluso se publicaron novelas, se dieron conferencias, se representaron obras de teatro en las escuelas… Falacia autoalimentada El peligro de las langostas creció rápidamente como una falacia autoalimentada. En realidad, la última nube de langostas de las Montañas Rocosas que se vio en la zona ocurrió durante 1877 y fue bastante pequeña. De hecho, los huevos que estas langostas depositaron en la zonas agrícolas que invadieron nunca fueron capaces de desarrollarse porque los terrenos agrícolas y los pastizales de las granjas eran demasiado húmedos (solo lo consiguieron en 1875 porque fue un año extremadamente seco). Pero desde sus púlpitos los pastores llamaron a la extinción del saltamontes de las montañas Rocosas. En 1877 se decretó que todos los hombres de la zona de entre 16 y 60 años estaban obligados a trabajar 2 días al mes gratis en la eliminación de langostas. Se empleó fuego, e incluso explosiones con pólvora. Se diseño una máquina tirada por caballos que aplastaba a los saltamontes. Se utilizaron “aspiradoras” gigantes. Pero sobretodo se utilizó masivamente el veneno. Se ofrecían recompensas a quien presentase cubos llenos de cadáveres de langostas. Incluso se promovió que los saltamontes se comiesen “fritos en mantequilla, sazonados con sal y pimienta”. Se inundaron y roturaron campos donde se encontraban saltamontes. Otros artículos de esta serie Esfuerzo ingente Para 1880 el saltamontes de las Montañas Rocosas ya era muy escaso y probablemente ya estaba en peligro de extinción. Pero los esfuerzos por eliminarlo no cedieron hasta su total extinción. Extinguir a una población de insectos como el saltamontes de las montañas Rocosas es extraordinariamente difícil. Se necesita un esfuerzo ingente. Para darnos cuenta de ello, vale la pena recordar que en las últimas décadas apenas hemos conseguido mermar la población del mosquito Anopheles, pese a que nos transmite la malaria, que es la enfermedad parasitaria que más seres humanos mata y que más deteriora la calidad de vida, y eso que empleamos todo tipo de medios (incluyendo la liberación de machos esterilizados, el uso de pesticidas, la desecación de zonas húmedas…) gastando cientos de millones en campañas anti mosquito. Pero ninguna de las herramientas tecnológicas modernas es comparable a la increíble fuerza que puede tener el fanatismo. Dedicados a la extinción de saltamontes la productividad de las granjas bajó. Pero la gente estaba dedicada a exterminar nada menos que a los descendientes de la plaga bíblica que casi acaba con un Faraón del antiguo Egipto. Y, contra todo pronóstico, lo consiguieron. Referencias Lockwood, J. A. (2004). Locust: the Devastating Rise and Mysterious Disappearance of the insect that Shaped the American Frontier. New York Basic Books. Melanoplus spretus, Rocky Mountain grasshopper. (2009). Animal Diversity Web. University of Michigan Museum of Zoology. Samways M. J., Lockwood J. A. (1998). «Orthoptera conservation: pests and paradoxes». Journal of Insect Conservation 2: 143-149. (Continuará)

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