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  • Teatro comunitario, poliamor y Plan Cóndor, todo cabe en “Bajo Naranja”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 10/10/2024 04:56

    Trailer de "Bajo Naranja", de Michael Taylor Jackson Michael Taylor Jackson presenta su ópera prima, Bajo Naranja, una película que explora la vida de un mochilero californiano en Buenos Aires. La trama sigue a un joven que viaja a la capital argentina para rendir homenaje a Hipólito Bouchard, marino francés que luchó por independencia junto a San Martín. Sin embargo, su viaje toma un giro inesperado cuando le roban sus documentos y se ve obligado a unirse a un grupo de teatro independiente. El grupo teatral, compuesto por jóvenes actores como Sofía Gala Castiglione, Vera Spinetta, Bel Gatti y Gianluca Zonzini, vive en una gran casa que funciona como espacio de arte y comunidad. Este grupo, conocido como Bajo Naranja, se caracteriza por su estilo de vida poliamoroso y su rechazo a las convenciones sociales y sexuales tradicionales. La película muestra cómo el protagonista, interpretado por el propio Jackson, se adapta a esta nueva realidad y comienza a cuestionar y redefinir sus propios prejuicios. El grupo teatral enfrenta una crisis cuando se le pide al protagonista que interprete a Henry Kissinger, el famoso Secretario de Estado estadounidense vinculado al Plan Condor que llevaron adelante varias dictaduras sudamericana durante la década de los años 70. Este conflicto interno establece el tono del relato, mostrando los prejuicios y las contradicciones de los personajes. Bajo Naranja no solo es una comedia, sino también una crítica social que aborda temas como la identidad sexual, la resistencia cultural y la visión crítica del pasado. La representación teatral juega un papel clave en la narrativa, sirviendo tanto como un espejo social como un medio para distanciarse de una realidad dolorosa. Michael Taylor Jackson presenta su ópera prima, "Bajo Naranja", que sigue la vida de un mochilero californiano en Buenos Aires La película también explora la relación entre Estados Unidos y Argentina, abordando temas como la deuda externa y el apoyo a la dictadura militar. La llegada del protagonista a Buenos Aires y su integración en el grupo teatral sirven como catalizadores para una serie de eventos que culminan en un secuestro del embajador estadounidense. La dirección de arte y la banda sonora, que incluye canciones de clásicos del rock como Los Gatos, Sandro y Almendra, contribuyen a crear una atmósfera única. Infobae Cultura dialogó con Michael Taylor Jackson, guionista, protagonista y director de Bajo Naranja sobre su particular historia personal, la visión “externa” de la Argentina, las canciones elegidas para la película y la curiosa historia de Bouchard, el marino y corsario francés que tiene un lugar de privilegio en nuestra historia. “Me fascinó desde chico”, confiesa. Y aporta el dato relevante de la historia del personaje en cuestión: “Robert Louis Stevenson escribió La Isla del Tesoro tras conocer la historia de Bouchard”. —¿Por qué decidiste hacer tu primera película en la Argentina? —La idea nació en 2020, durante la pandemia. Yo había llegado a Buenos Aires para investigar y preparar otro proyecto, pero cuando cerraron los aeropuertos, decidí quedarme. Originalmente, iba a dar clases de cine en Dock Sud, pero solo alcancé a dar dos antes del confinamiento. Durante esos primeros meses, escribí el guion mientras leía sobre temas como el poliamor, la dictadura argentina, y filosofía política, como los trabajos de Hannah Arendt. También me influenciaron libros como uno sobre el grupo queer M19, que ponía bombas en los EE.UU. en los años 80. Todo esto se fusionó en la historia, que trata sobre las comunidades “encontradas”, es decir, aquellos amigos que se convierten en familia cuando no tenés la tuya. La trama explora cómo un joven estadounidense rinde homenaje a Hipólito Bouchard y se une a un grupo de teatro independiente tras perder sus documentos —¿Cómo decidiste protagonizar la película además de dirigirla? —Fue muy complicado. Durante la pandemia, no pude contactar a actores estadounidenses que vivieran acá porque los aeropuertos estaban cerrados, y los que quedaban se habían vuelto a sus países. Probé con actores argentinos que hablaban inglés, pero el acento se notaba. Un día, Vera y Gianluca Gatti me sugirieron que lo hiciera yo, ya que estaba leyendo las líneas en inglés todo el tiempo. Aunque dudé al principio porque nunca había actuado, el equipo me apoyó, ya que el personaje reflejaba mucho de mi propia historia. —¿Cuándo pudieron filmarla? —Comenzamos a filmar a inicios de 2022, cuando la situación estaba más tranquila, pero aún fue difícil. Tuvimos que testear constantemente al equipo, que era de unas 100 personas, y evitar que se vieran barbijos en las escenas. Como eran obligatorios en la calle, necesitábamos extras sin barbijo para no marcar el tiempo de la pandemia en la película. Aunque fue complicado, también nos benefició que los actores, como Sofía y Vera, tenían más tiempo libre. Ensayamos, filmamos una prueba de concepto, y compartimos ideas y referencias en un grupo de WhatsApp para construir mejor la película. —Es una película difícil de clasificar, ¿cómo la definirías? —La definiría como una película de “género fluido”. Es una mezcla de comedia dramática, coming of age, con elementos de thriller y sátira. Trata sobre el ser político y tiene un enfoque muy meta, ya que incluye una obra de teatro dentro de la película, y yo también actúo en ella. Hay un subtexto de autocrítica, lo que refuerza esa sensación de fluidez entre géneros. El grupo teatral "Bajo Naranja" rechaza las convenciones sociales y sexuales tradicionales, viviendo en una gran casa que funciona como espacio de arte y comunidad —Desde lo personal, ¿cómo vivís el preconcepto sobre los extranjeros de Estados Unidos en Argentina? —En Estados Unidos rara vez reflexionamos sobre nuestra identidad nacional, algo que descubrí al salir de mi país. El personaje yanqui de la película es bastante ingenuo, el típico turista que busca malbec y empanadas baratas, sin conocer la historia de Argentina, ni figuras como Henry Kissinger o la dictadura. Creo que muchos turistas estadounidenses son así. Decir “americanos” para referirnos a nuestra nacionalidad refleja una hegemonía en el lenguaje y la economía que pasa desapercibida, pero no es inocente. De hecho, invité al embajador y a la jefa de Asuntos Culturales al estreno, y creo que la película los va a incomodar porque aborda la culpa, algo similar a lo que un británico podría sentir en Argentina respecto a Malvinas. —¿Qué repercusiones tuvo la película cuando fue proyectada? —Increíbles. La semana pasada se proyectó en Londres como película de apertura de un festival, en una sala con 300 personas. Agradecí a los británicos por tener el coraje de enfrentarse a una historia sobre colonialismo y neocolonialismo, siendo ellos parte de un país colonialista. Me sorprendió que se rieran mucho, incluso con los subtítulos y expresiones locales que tal vez no entendían del todo. También se proyectó en San Francisco, mi ciudad, en el festival Frame Line. La película ya ha estado en más de 15 festivales en Estados Unidos, no solo en lugares hipster como Nueva York o California, sino también en estados como Texas, Indiana y Baltimore, algo que no esperaba. El músico Kevin Johansen tiene una pequeña participación en la película, como embajador de los Estados Unidos —¿Cómo lograste integrar el trasfondo político de la Operación Cóndor en una ficción con tonos de comedia? —Hay muchos documentales sobre estos temas, pero desde el punto de vista de Estados Unidos es delicado. Burlarme de mí mismo me permitió abordar estos temas, ya que el ciudadano común, tanto en EE.UU. como en Argentina, no está tan al tanto de la participación de Estados Unidos en la Operación Cóndor y el terrorismo de Estado. Usar el humor absurdo me dio más libertad para tratarlo, especialmente para un público que no conoce bien estos hechos. El humor me permitió abordar el tema con más sensibilidad y flexibilidad. —¿Cómo fue contactar a los protagonistas que te acompañaron? —Nunca estudié cine en Argentina y no conocía a nadie cuando llegué, pero me gustaba mucho el cine argentino. Contacté a los actores y equipo técnico viendo películas locales. A Sofía la descubrí en Alanis de Anahí Berneri, y a Vera Spinetta la vi en Vóley y Soledad. Hice lo mismo con el equipo técnico, buscando directores de arte, sonido y fotografía, como Luis Sens y Fede Martini, que codirigieron la fotografía por primera vez. Creo que aceptaron porque el guion les resultó interesante, ya que no se ve mucho cine surrealista hoy en día. La película se estrenó en el BAFICI y destaca por su estética punk y su crítica social sobre identidad sexual y resistencia cultural —La música juega un rol muy importante en la película, ¿qué buscabas mostrar? —Me encanta la música argentina de los 60 y 70, así que tuve acceso al catálogo de Sony y también busqué en YouTube, donde encontré muchas canciones que me gustaban. Luego, conseguí los derechos de temas de Spinetta y Sandro, entre otros. Quería que la música reflejara el viaje de un pirata, como Bouchard, que pasó por Francia, Argentina, Asia, Hawái y California. Por eso, además de música argentina, incluí canciones de Asia, de lugares como Tailandia y Taiwán, para acompañar ese viaje sonoro. —¿Cómo ingresa Bouchard en esta historia? —Descubrí su historia en el Museo de Historia de California cuando era niño y siempre quise ser pirata. Comenzar la historia con él fue una manera de conectar con mi infancia. Me sorprende que muchos argentinos no conozcan su historia. Bouchard fue un militar en el ejército de Napoleón y participó en la conquista de El Cairo a finales del 1700. Me fascina el hecho de que San Martín lo contrató por su experiencia con el ejército francés, utilizándolo como corsario, lo que nosotros llamamos pirata. De hecho, fue el único pirata argentino que llegó a California. Curiosamente, tanto Los Goonies como La Isla del Tesoro se inspiraron en Bouchard. Robert Louis Stevenson vivió en Monterey, California, y escribió La Isla del Tesoro tras conocer la historia de Bouchard. La mitología del pirata se relaciona con él, pero pocos saben que su tumba está en el Cementerio de la Chacarita.

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