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  • En el aquelarre nacional, son oportunistas

    » Elterritorio

    Fecha: 07/10/2024 21:31

    ¿Y qué es la Historia? Según los entendidos la historia versa, no sobre las cosas o personas en sí mismas, sino de los resultados y acciones de éstas. miércoles 02 de octubre de 2024 | 6:00hs. En mi libro Mártires del Desatino, edición 2011, hago referencias a los oportunistas políticos definiéndolos como hombres sin convicciones. Me vino a la memoria al repasar viejas anotaciones mías en la cual encontré que ese adjetivo lo utilizó Aníbal Fernández cuando estaba al frente de la jefatura de gabinete, para referirse a su homónimo el Alberto, oportunista enamoradizo, quien ocupara el mismo cargo durante la presidencia de Néstor Carlos Kirchner. Fernández, el Aníbal, refutó en una dura carta pública los duros conceptos vertidos por Fernández, el Alberto, contra la entonces señora Presidente de la Nación Cristina Elisabet Fernández de Kirchner. Y pensar que ella, Cristina, al enamoradizo Alberto lo ungió presidente de la Nación en el 2020. Cobró fama mundial, no por fajarle a su mujer a lo macho, sino por ser el primer presidente argentino de usar de bulín la quinta presidencial de Olivos y el despacho presidencial de la Casa Rosada. Volviendo al tema, el caso viene a cuento porque esgrimió, el Aníbal, la misma frase irónica que yo utilizo en mi relato Ucronía como introducción al subtítulo *Oportunista Político*, y que los medios, por los duros términos de ambos Fernández, dieran amplia difusión como una historia, o historieta, del aquelarre nacional. ¿Y qué es la Historia? Según los entendidos la historia versa, no sobre las cosas o personas en sí mismas, sino de los resultados y acciones de éstas. Describe los sucesos, los hechos y acontecimientos en un contexto y época determinada, y si estamos involucrados, como decía Ortega y Gasset, somos nosotros y nuestras circunstancias. Si la historia es el resultado de las acciones de los hombres y estos desaparecen, entonces, a partir de sus ausencias es otra la historia. Siguiendo este razonamiento los argentinos en general deberíamos hacer un acto de contrición in pectoris y preguntarnos ¿qué pensarían nuestros mártires de ayer sobre la situación política y económica de nuestro país en lo concerniente a su realidad política, económica y principalmente en aplicar la justicia social dirigida a contener y proteger a los más humildes, a los parias y carenciados? ¿Estarían de acuerdo con la falta total de identidad e ideologías que exponen sin ningún tipo de escrúpulos políticos del momento que se muestran hoy en un partido, mañana allá y pasado acullá? Son hombres sin principios, oportunistas. Y bien se sabe que los oportunistas son como los fenicios, carecen de principios, solo intereses. Es como socarronamente Moucho Marx se autodefiniera mimetizándose con ellos: *Estos son mis principios si no le gusta tengo otros*. Conceptos que les cae como sayo a conspicuos senadores, diputados, concejales de la fauna política nacional y local, que algunos hasta se animan descaradamente a considerar como nueva forma de hacer política. Para cerrar el capítulo dos disquisiciones. Si la ucronía es la imaginación contraria a la realidad de los hechos concretos, es decir, si en un punto de partida la historia de la humanidad hubiera tomado otro sendero ¿en qué condiciones estaría nuestro país de tener en actividad cotidiana a tanta gente pensante, que fue precisamente aniquilada por ser pensante? Pensar entonces que, en el año del centenario en 1910, económicamente estábamos a la par de Canadá. La segunda, debemos razonar que los países no son empresas que manejan empresarios que bajan las persianas. Por eso debemos arreglarnos con lo que nos tiran, sea Milei o quien sea y aprender lo que es la dinámica democrática: Qué si una administración no gusta, hay que aguantar hasta el final de su mandato, luego saber elegir, teniendo presente que los anteriores gobiernos dejaron de herencia el 41,7% de pobres de toda pobreza y 11,9% de indigentes. El actual alcanzó al 52, 9% y 20,3 % de indigentes. En nuestro presente ya nada sorprende con respecto a la corrupción, pero, si nos ponemos a imaginar lo que debe haber detrás de ella, quedaríamos estupefactos. Y la pregunta que debemos hacernos, no es lo que vemos hoy. La pregunta es ¿quiénes fueron aquellos que estando tan cerca no veían nada durante tanto tiempo? Y aunque parezca increíble, hoy dan cátedra de cómo manejar el país desde sus bancas, o desde los espacios televisivos sin ponerse colorados.

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