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  • “Veinte años remando contra la corriente”

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 07/10/2024 10:14

    En el mes de octubre el Centro Cultural Flotante Siete Corrientes celebra sus veinte años de vida. Es un centro cultural integral que funciona sobre el pontón E - 17 (antiguo puerto transitorio), amarrado al muelle que está en el puerto de Corrientes, en avenida Costanera y La Rioja. Corrientes es una ciudad capital ubicada sobre el Río Paraná, su costanera, es un paseo lleno de árboles nativos que pintan de color este paisaje privilegiado que esta en pleno centro, entre otros encantos tiene este tesoro a mano, un poco escondido. Para llegar hay que meterse en una especie de laberinto en el que su único desafío es encontrar la entrada. Primero hay que caminar por un estacionamiento, luego pasar un portón, y una vez que lo encontramos, atravesar un muelle hasta llegar a unas escaleras que según el estado del río, deberemos subir o bajar, para ingresar a esta plataforma flotante donde todas las expresiones artísticas emergen como peces en el agua. Es un laberinto, pero en el que es imposible perderse, la llegada está asegurada. Roberto Villalba, es el fundador del Centro Cultural Flotante, que en la planta baja tiene su oficina, un laboratorio de papeles artesanales, un salón de usos múltiples (donde se realizan entre otras cosas exposiciones artísticas y presentaciones de libros), un salón de dibujo y pintura, un bibliocafé y allí atrás, y en el subsuelo, donde están las cámaras que hacen flotar a este espacio mágico, habitaciones para alojar a los artistas que pasan navegando y paran en el Flotante a dejar su huella. En la planta alta hay un bar, el Teatrín y un espacio al aire libre donde se hacen espectáculos con vista al río en la temporada de primavera-verano. Si aún no lo conoce, no puede irse de Corrientes sin presenciar algún espectáculo que le mueva el corazón, ya que el cuerpo se lo moverá la sala cuando algún barco pase dejando olas. El Flotante está cumpliendo 20 años. Si, 20 años remando contra la corriente. ¿Qué es esta plataforma que flota y que era antes de ser Centro Cultural? Estas son embarcaciones que no tienen motor, originalmente se construyeron para puertos transitorios, en cada ciudad del río Paraná y el río Uruguay que no tenían puertos fijos en la tierra. En una época donde había mucho tránsito de pequeños navíos, estas embarcaciones se acercaban lo más posible a la costa y la gente subía por unas rampas, pasarelas, o sea que servía de puerto hasta que las ciudades fueron haciendo sus puertos fijos y entonces quedaron en desuso. ¿Esa época cuándo fue? Se construyeron entre 1919 hasta 1923, mediante una ley nacional, o sea, todas tienen más de 100 años. Inclusive casi todos se construyeron en la isla Marchi, que es una isla que está frente a La Plata, donde había un astillero de la nación hace muchísimos años. Fueron ingenieros argentinos los que construyeron, y son realmente una maravilla de ingeniería, si uno empieza a ver los detalles, es fantástico. Algunos quedaron en desuso, otros por negligencia se hundieron, entonces empecé a investigar a ver qué pasaba, de dónde viene esto. Se llamaba construcciones en ferro-cemento, y fue patentado por un francés que era constructor de comederos y de planteros en concreto, en el inicio de la utilización del material. En esa época era muy difícil conseguir planchas de metal y maderas para los barcos, entonces a él se le ocurrió hacer una canoa de concreto, y flotó, ahí fue que lo patentó como construcción en ferro-cemento. Posteriormente se empezaron a construir en el mundo muchas embarcaciones, incluso veleros de competición, barcos a vapor, pero todos duraron muy poco tiempo, evidentemente porque o la técnica no estaba todavía a punto, o porque el material no era exactamente lo que correspondía. La cuestión es que en el mundo ahora hay muchísimos barcos de ferro-cemento, encallados, algunos hundidos para hacer jardines acuáticos submarinos porque enseguida la vegetación y los animales se apoderan de las cosas hundidas. En Corrientes hay uno hundido a 12 metros de profundidad frente al Mbigua Mboy, porque el flotante que tiene actualmente ese club es el segundo que le dieron, porque ahí se hundió uno, incluso totalmente equipado con un restaurante. ¿Y se hundían por una falla en la construcción o por falta de mantenimiento? No, porque estaba justo sobre el veril del canal, de la costa, y no tuvieron la precaución de sacarlo cuando era la bajante, entonces se fue inclinando y en un momento empezó a entrar agua y se fue al fondo. ¿Y cómo llegas vos a vincularte con este flotante? La verdad que yo estaba loco y errado. Yo quería un barco, o sea, con motor, con todo, para poder visitar otras ciudades del Paraná y del Uruguay. Por suerte no conseguí, porque era totalmente inviable. ¿Querías un barco para hacer un centro cultural? Claro, con talleres, ir con todo. Y en ese momento el Flotante estaba en desuso frente al Mbigua Mboy, estaba encallado, inclinado y con severas filtraciones porque nadie los cuidó. Ahí hubo un boliche muy particular, y tenían tanta gente que al que estaba usando eso, se le ocurrió destruir totalmente lo de arriba, que tenía una construcción hermosa, muy parecida al teatrito que yo construí después. Pero en aquel entonces, él quería una pista de baile grande y destruyó todo eso. ¿Y entonces? Entonces presenté un proyecto, en ese momento estaba Norberto Lischinsky como subsecretario de cultura de la provincia, le pareció interesante el proyecto y fue declarado de interés cultural y más tarde de interés turístico. Dos cosas que realmente me sirven muy poco, porque creo que debería dársele un poco más de importancia, no porque sea yo, sino porque durante prácticamente diez años o un poco más, fue el único centro cultural integral que tenía toda la provincia. Hoy está el Espacio Mariño, el Teatro de la Ciudad, y pará de contar. Hay algunas cosas que parece que tienen dificultad, por ejemplo el ingreso, ¿no se puede hacer algo más directo? El otro tema es el estacionamiento. Todas las oficinas públicas tienen lugares menos el Flotante. ¿Ustedes tienen espacios cedidos? No, en absoluto, no tengo ni siquiera un lugar para estacionar mi vehículo. Por eso yo creo que es una grave falencia, porque dentro de todo es una institución que está reconocida como de interés cultural y de interés turístico, y sin embargo, no puedo tener un estacionamiento. El tema del ingreso no es tan malo ni tan feo. A la gente le gusta, y a la gente de afuera, con más razón. Porque es como una pequeña aventura, yo creo que eso sería lo de menos. Sería óptimo mantener esto, y hacer uno para que puedan ingresar otras personas con dificultades. Presenté un proyecto de un puente directo pero no progresó y lo intenté muchas veces, pero por supuesto, las prioridades son las prioridades. ¿Y eso es jurisdicción municipal? No, es la Dirección de Puertos, y ellos cedieron el espacio y el estacionamiento donde nosotros estacionamos antes a la dirección de infraestructura escolar. Tengo que decir tristemente que pedí hablar con el director de infraestructura escolar y no me quiso recibir. Tuve muchas promesas, pero la verdad es que nunca se pudieron cumplir. Y actualmente tenemos otro problema más grave todavía, porque en el único lugar de entrada que hay, es una galería de techada y están viviendo dos personas ahí. Ese lugar no tiene ni siquiera dos metros de ancho y están instalados ahí con colchones. Muchas veces están borrachos, realmente creo que es difícil. A veces me pongo a pensar por qué continúo con esta tarea. ¿Y por qué? Creo que fue menospreciado este lugar. Una vez, cuando subió un nuevo ministro de turismo de Corrientes, me presenté y fui a hablar con él. Lo primero que me dijo es, eso no es un producto turístico. Si la cultura no es un producto turístico porque cuando uno va a cualquier país, lo que primero pregunta es: ¿a qué museo tengo que ir? ¿A qué teatro? Y no es solo eso, nosotros figuramos en una guía francesa. Una de las pocas cosas que figura de Corrientes es el Centro Cultural Flotante. Y son las guías turísticas más completas del mundo. Es el único Centro Cultural Flotante en toda Latinoamérica y hay uno en Europa que está inspirado en este, contanos eso. Yo no sé si está inspirado. Pero cuando lo estaban construyendo, una mujer francesa era la dueña de eso, o la directora, pasó por Corrientes, nos fue a visitar y se sorprendió mucho con el nuestro, que es un centro cultural integral, me dijo: “sí, pero nosotros solo hacemos música”. Esto hace más o menos seis años. Está en el SENA, en París. ¿La gestión para refaccionarlo es totalmente independiente o tuvo alguna ayuda? No, económicamente no tuve ninguna ayuda. Siempre agradezco que me dieron el comodato y no tengo que pagar el alquiler, que sería el colmo. Pero económicamente lo hice con recursos propios. Es un poco mi aporte a Corrientes, yo no soy nacido en Corrientes y no estuve veinticinco años en Corrientes. ¿Y dónde naciste? En Concepción, Paraguay. ¿Viniste a Corrientes a trabajar? No, vine a Corrientes a los cuatro años. Mi padre fue deportado, huyó de la matanza que hacía Stroessner, el dictador. Y a partir de esa época estuvimos en Corrientes. Impresionante la historia. Seguiría tirando el hilo, pero no quiero incomodar. No, no me incomoda. Soy argentino naturalizado y por supuesto que durante treinta y pico de años no pude volver a Paraguay, ni mi padre tampoco. ¿Y vos te formaste acá en Corrientes? Yo estudié en Corrientes, en la Escuela Centenario y la Universidad hasta tercer año y después me fui a la Universidad de Buenos Aires. Fue uno de los primeros que Corrientes pasó a Buenos Aires. Después me llevé un montón de amigos que también hicieron lo mismo y tuvimos una comunidad correntina en Buenos Aires en la Facultad de Medicina. ¿Y estuviste veinticinco años fuera de Corrientes? Sí, y un montón de años fuera del país. Primero en Francia, después estuve viviendo en Argelia, entré a un concurso para la Universidad de Constantina que era para los franceses, y como yo estaba trabajando en Francia, escribí, me aceptaron como candidato y en el puesto. De ahí, recién pasé a México, donde estuve ocho años; tengo una hija mexicana. Después Corrientes, donde yo diría que profesionalmente fue el peor lugar donde me fue. Estuve en el proyecto del Instituto de Cardiología durante cinco años. Yo empecé la cirugía cardíaca en Corrientes y me tuve que retirar rápidamente, por cuestiones que no voy a decir, pero siempre digo, no me quedé enganchado en eso, porque si no hubiese sido mi vida un desastre. Roberto, en ese trayecto de vida y de lugares, ¿Cuándo fue el momento en que dijiste, quiero hacer un centro cultural que flote? Ya estando acá en Corrientes. Yo creo que, como aporte de la cultura de Corrientes, después yo fui el que hizo (un poco copiado de México), el proyecto para Corrientes Ciudad de los Murales. Yo le puse el nombre al grupo, Arte Ahora, también inspirado un poco en México, porque en el corazón de la Ciudad de México había un barrio, bastante pobre dentro del concierto de la ciudad, que se llama Tepito. Y en Tepito había un grupo que se llamaba Arte Acá. O sea, ellos hacían arte en su barrio. Entonces cuando yo volví dije, bueno, Arte Ahora, igual, el proyecto empezó en el 86, y recién pudimos lograr algunas cosas después de haber incluso donado murales. Donamos un panel mural a la facultad de medicina, que está todavía en la calle Moreno. Hicimos también un mural de cinco paneles para Paso de la Patria para una Fiesta del Dorado, que después desapareció. Después hicimos el del Adolfo Mors, que era en homenaje al Camba Cuá y pusimos ahí la figura de Tururú, como personaje que se disfrazaba todos los años del rey Baltasar. Y así seguimos hasta que empezó ya a institucionalizarse un poco, digamos, con el gran mural de acá de la Avenida Italia en ese momento. Y después de ahí yo me retiré del grupo junto con Luis Llarens. ¿Quiénes eran de ese grupo originario? Luis Llarens, Juan Carlos Soto, el arquitecto Alfano y Kura, que era el alumno un poco de los dos. Igual, si bien yo ni siquiera era muralista, había hecho artes plásticas, casi siempre hice exposiciones en todos los lugares donde viví, pero el líder del grupo, desde el punto de vista artístico era Juan Carlos Soto. ¿En qué año se inauguró el mural de la Avenida Italia? En el 90, creo. Y después Llarens y yo salimos. El grupo siguió, yo siempre decía que los grupos duran lo que duran. Lo importante es que después de que explote el grupo, lo que sea, produzca cosas. Y realmente produjo mucho, porque fue una técnica que reinventamos acá en corriente, gracias a Juan Carlos Soto, que es el esgrafiado. El esgrafiado era una técnica etrusca que consistía en, sobre un cartón o una madera, poner capas de cera de colores. De la más profunda, más oscura, hasta la más clarita. Y eso se esgrafiaba, se rascaba con una estilete. Como acá el sol es feroz, los murales pintados no duran casi nada. Entonces, se le ocurrió a Juan Carlos Soto que él había visto algo en algún lado, entonces hicimos esto que es en base a cemento, para que dure. Y para que no sea restaurado, pintado, como muchas veces lo hacen acá. Eso es para que se lave con una hidrolavadora y listo. No hay que volver a pintar. Después de 20 años del Flotante ¿qué perspectiva tiene? ¿Cómo ve el futuro del flotante en recursos humanos, en gestores? No, el recurso humano es lo de menos, porque se hace, ¿no? Yo tengo un equipo muy chiquitito, pero realmente eficaz. El asunto es mantener eso. Es cada día más difícil.Porque el 4% de inflación es una reverenda mentira. Nadie pone ahí lo que subió la luz, el gas, la electricidad, y todos los insumos que significa mantener limpio este lugar, pintado. ¿A quién recordarías en los inicios del flotante? A pesar de que yo no recibí económicamente ninguna ayuda, Norberto fue una persona que siempre reconoció, que empujó este proyecto, que estuvo atento. Y debo reconocer, digamos, que el Centro Cultural me lo dieron en comodato, sin que me conozcan, en el gobierno de Ricardo Colombi. Bueno, y después de eso... Ahí estuve. Mauro Santamaria estuvo conmigo al principio, apoyando, incluso me ayudó en la parte de construcción de algunas cosas, en lo que se podía. Ojalá que hagamos la misma nota para festejar los 30 años también. Yo ya no voy a estar, tengo 82 años. Esperemos que el Centro Cultural sí y que siga su legado. Toda la programación de Centro Cultural puede encontrarse en IG @flotantesietecorrientes

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