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  • Una patricia correntina casada con un españolista

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 05/10/2024 19:45

    n Dolores de Vedoya y Lagraña nació en la ciudad de Corrientes, Virreinato del Río de la Plata por entonces, en el año1791. Hija de Manuel de Vedoya y García de Cossio, nacido en Rozadío, Cantabria, España y que fuera en tiempos de la Colonia Teniente de Gobernador de Corrientes, y de Margarita de Lagraña Dizido Zamudio (tataranieta de Manuel Cabral de Melo y Alpoin), nacida en Corrientes en 1754. Su abuelo fue Francisco de Vedoya, nacido en Santander, Cantabria, España, casado con María García de Cossio. Son Sus hijos, además de Juana María Dolores, nacida en 1782 en Corrientes; José Francisco Marcelino, nacido el 2 de Junio de 1772; Juan Manuel Crisóstomo, nacido en Corrientes el 14 de marzo de 1779; Ángel Mariano, nacido en Corrientes el 3 de septiembre de 1781; Juan Baltazar Eusebio, nacido en Corrientes en 1783; José Joaquín, nacido en 1788 en Corrientes: María Josefa Francisca Petrona, nacida en Corrientes el 28 de Junio de 1791; y Joaquín, el menor de los 7 hermanos de la Patricia Argentina. Casamiento de Juana María Dolores: Contrae enlace con Raymundo Molina de Balaguer nacido en La Bisbal del Ampurdán, Gerona, España el 29 de Agosto de 1782. Fueron sus padres: Antón Molinas Llabia (nacido en 1745 y María Balaguer en 1765). Corrientes se encontraba entre las fuertes influencias contrapuestas de Buenos Aires y Asunción. Al producirse la crisis política de 1810, Buenos Aires y Asunción no coincidieron con los rumbos a tomar. Asunción no reconocerá a la Junta de Buenos Aires, que tras el Cabildo abierto del 22 de Mayo pretendió un inmediato acatamiento de las ciudades del interior del virreinato. En ese contexto surge al poco tiempo un bastión contrarrevolucionario dentro del Río de la Plata, totalmente opuesto al de Buenos Aires y al de otros puntos del virreinato: Asunción y sus planteos organizativos marcaron sus diferencias con los porteños. Esta situación fue clara y cercanamente percibida por Corrientes, noticia que llegó a la Capital provincial el 16 de junio a través del chasqui Espínola y Melo. Ese mismo día, la Sala Capitular correntina adhirió al movimiento juntista, jurando no reconocer a otro soberano que no sea Fernando VII. Solicitaban de Buenos Aires enviar un diputado nacional para integrar la Junta Grande, y fue utilizado el voto “cantado”. Con convocatoria a los vecinos y en cabildo abierto, y con la presencia de treinta vecinos y funcionarios, la designación recayó en el correntino José Simón García de Cossio, por 18 votos contra 11. Montevideo rechazó plenamente la actitud tomada en la capital virreinal. Las autoridades paraguayas escribirán al Tte. Gobernador correntino, convocándolo a la Unión. El Cabildo correntino rechazará rotundamente la propuesta. Corrientes, al adherirse a la Junta de Buenos Aires, quedaba peligrosamente ubicada entre el Paraguay y la Banda Oriental, que no tomaron la misma decisión. Así fue que la Junta de Buenos Aires sustituyó al comandante de armas y teniente de gobernador Pedro Fondevilla por el correntino Elías Galván. Patriotas y Sarracenos: A diferencia de su padre y de su marido, Dolores de Vedoya de Molina se adhirió a la Revolución de Mayo de 1810. Lo explica nítidamente el Profesor Dardo Ramírez Braschi, “se constituyó en una Patricia con mayúsculas y su marido, produjo una grieta familiar, manteniéndose fiel a Fernando VII y abanderado en Corrientes de los españolistas que se aferraron al statu quo, temiendo que se vengan con los patriotas una Revolución con guillotinas como la francesa de 1789.” Los denominaban “sarracenos” de manera despectiva y eran en esencia como “contrarrevolucionarios”. En Corrientes este grupo estaba representado por Félix de Llano, Francisco Benigno Martínez, Juan Ascencio Virasoro, Manuel de Vedoya, Antonio Cueto, Luis Niella y Raimundo Molinas, entre otros, entre los que podemos citar a Francisco Álvarez Valdés, contra quien la Junta Gubernativa de Buenos Aires ordenará a las autoridades correntinas su arresto, confiscación de sus bienes y el inicio de una causa judicial por conspiración. Durante el proceso revolucionario hispanoamericano se denominó “sarracenos” a aquellos que quisieron proseguir ligados al régimen político peninsular. También se los llegó a denominar despectivamente godos, chapetones, matuchos o maturrangos. En España se llamaba sarracenos a los moros que ocuparon por siglos el territorio peninsular. Etimológicamente, el término deriva del nombre de Sara, mujer de Abraham. Manuel Florencio Mantilla dice: Félix de Llano, importante comerciante de Corrientes, simpatizó desde un inicio con el régimen de Regencia, oponiéndose a todo movimiento juntista. Los registros cuentan que Llano será asesinado a las 08:30 del 22 de mayo de 1812, en momentos que circulaba por la calle. Las sospechas de la autoría del crimen recaerán sobre el Comandante de la Guardia Cívica, Ángel Escobar, con quien aquél mantenía aparentemente una enemistad pública y manifiesta. Mantilla habla de un móvil de carácter político, sin dejar completamente de lado que el homicidio pudo haberse motivado por un hecho más trivial: Llano habría estado seduciendo a una hija de Escobar. En este caso la supuesta razón del trágico conflicto será Ángeles Escobar, hija del Comandante. La división de la sociedad correntina en dos bandos perfectamente diferenciados se manifestará claramente. Ubicarse en un bando u otro no era cómodo para muchos, ya que las perspectivas del futuro político se caracterizaban por su incertidumbre. En aquellos días los vínculos entre Asunción y Corrientes se consolidaron, debido a las coincidencias políticas que se traslucieron cada vez más notorias. La generosidad de Dolores Vedoya - donó en persona al General Manuel Belgrano sus joyas y aportó la suma de 25 pesos fuertes para contribuir a los gastos de la Expedición al Paraguay. La casa familiar, construida por su esposo y ubicada en la actual calle 9 de julio N° 1044 de la ciudad de Corrientes, ha sido un lugar de encuentros cuando Manuel Belgrano pasó en 1911 a firmar los acuerdos con Asunción. Es sede actualmente del Museo Histórico de la ciudad de Corrientes. La Llamada "Casa de la Patricia", en Pellegrini al 900, también vivió Dolores Vedoya de Molina. "la casa data de 1805, y por aquí pasaron los Gobernadores Vidal, Ruiz, Llano, Pedro T. Sánchez y Blas Benjamín de la Vega y se gestó la Revolución del Coronel Pomar en 1931". Dolores de Vedoya encabezó un movimiento de patriotas correntinos levantando una suscripción pública para socorrer en sus necesidades al Ejército de Manuel Belgrano. Los correntinos por patriotas que eran, por convencidos muchos o por conveniencias otros, concurrieron casi extraordinariamente a ayudar al General doctor en sus necesidades. Las damas ofrendaron sus bienes, sus alhajas, sus haciendas, los hombres sus recursos, sus vidas e incluso uno de los Díaz Colodrero, hasta la persona de sus hijos entre los que estaba un sacerdote para los menesteres del culto. Ellas, como Dolores Vedoya de Molina , cuyo marido don Raimundo seguía conspirando en su mal visto grupo de “sarracenos”, o doña María Tiburcia Rodrigo de Fernández Blanco y otras más que se convirtieron en patriotas de la causa, y sus hombres en héroes incipientes de este movimiento nuevo, inseguro, indeleble que debían sobrellevar. Belgrano y la danza - Hasta le organizaron un baile al General Doctor en casa de Los Martínez donde vivía Monsieur Esteban de Perichón y Vandeuil, casado con una de las dueñas del solar, y hermano el mismo de Misia Ana Perichón de O´Gorman. Cuando en la edición del jueves 14 de marzo de 1811, “La Gazeta” de Buenos Aires publicó con nombres, apellidos y donaciones el valor de los correntinos que auxiliaron a la Expedición de Belgrano, destacando la grandeza y desprendimientos de éstos por la Causa, se escribió que el “Comandante del Partido de las Ensenadas Don José Ignacio de Añasco, a pesar de su numerosa familia, ha donado con las expresiones más tiernas de patriotismo una carretilla nueva de caballos para el ejército, una mula y una onza de oro. Es como lo llama Valerio Bonastre, Añasco “tan noble como valiente” decidió en 1810 que debía secundar la expedición de Belgrano al Paraguay, con toda la clase de auxilios que lo fuese posible y estuviese a su alcance. Por entonces, el amor patrio encendía los corazones de jóvenes y ancianos instándolos a participar de empresas aún difíciles, desde que el mérito estaba precisamente en ir en pos del riesgo hasta coronarlo con el más sublime sacrificio. Nuestra Patricia dejó el amor de mujer de lado, una “grieta necesaria” y cuando se consolidó la Patria, ordenó los muebles en el living de su casa, los sillones en el patio y el comedor volvió a tener una sola y gran mesa. Como en los tiempos de carnavales de Copacabana y Ara Berá en 1960. Su matrimonio volvió a tener momentos de paz y felicidad.

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