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  • El incierto futuro de Colapinto

    » El litoral Corrientes

    Fecha: 05/10/2024 19:45

    n Sin competencias desde Singapur, el fenómeno Franco Colapinto continúa con tendencia creciente al ritmo de las menciones de las redes sociales. Sus admiradores, que están distribuidos por todo el mundo debido a la grata sorpresa que representó su llegada a la Fórmula 1, claman por una butaca para el argentino en la temporada 2025, pero tal posibilidad hoy es solo un anhelo. ¿Qué destino le aguarda al joven volante nacido en Pilar hace 21 años? En las plataformas digitales arriesgan todo tipo de pronósticos y se valen hasta de la más sutil referencia para aventar versiones antojadizas sobre el supuesto interés de equipos líderes como Red Bull y Mercedes Benz, pero lo cierto es que nueve de las diez escuderías que disputan el campeonato mundial de F1 tienen cerrados los contratos con sus pilotos. Las fuentes más confiables han dejado en claro que solo queda vacante un asiento en Sauber, equipo que pasará definitivamente a manos de Audi en 2026 y que actualmente atraviesa un período de crisis que lo relegó a los últimos lugares de la tabla. Es allí donde todos los presagios más sensatos apuntan para hacer posible el sueño de muchos: que el sorprendente Colapinto permanezca en la categoría, sostenido por su talento y por la convicción compartida acerca de que no todos los días aparecen pilotos con el fuego sagrado, capaces de arriesgar para adelantar posiciones allí donde otros no se atreven. Hoy, a una semana de la que será la cuarta carrera de Franco en F1 (escasísimo kilometraje para tanta personalidad), sus chances siguen siendo mínimas porque Williams -como ya se sabía de antemano- tiene finiquitados sendos contratos con Alex Albon y Carlos Sainz para la temporada 2025. El tailandés y el español ya eran los elegidos del equipo de Grove desde antes que James Vowles, el actual jefe de la escudería, pergeñara el inesperado desembarco del argentino en reemplazo del norteamericano Logan Sargeant. Una vez que el piloto oriundo de Pilar estuvo sentado en el segundo Williams FW46 todo cambió. “Esperaba cosas buenas de él pero no que fuera tan rápido y tan pronto”, admitió Vowles, quien se puso a gestionar el lugar de Sauber para Colapinto. Sin datos oficiales, trascendió que el team manager de la futura Audi, Mattia Binotto, habría decidido aceptar al argentino pero con un contrato extendido por cuatro años, lo que rompe los planes de Williams de cederlo a préstamo por una temporada para recibirlo en el 2026. Lo cierto es que el experimentado Valtteri Bottas, ganador de 10 grandes premios y de 35 años, es quien cuenta con mayores posibilidades de continuar en Sauber debido a que el equipo ingresa en fase de transición para esperar el reset general que promete mejorar su alicaída performance a través de la prestigiosa marca Audi. Todo lo demás, incluidos los elogios que ha recibido Colapinto de voces experimentadas son solo eso: expresiones de aliento que no se concretan en los papeles porque nadie se atreve a cambios profundos y permanentes en la máxima, aunque el argentino esté solventado por una buena cartera de espónsores (aportó a Williams unos cinco millones de dólares por nueve carreras). Lo que pasó con Sargeant, eyectado por errores que derivaron en la destrucción de varios chasis de Williams, difícilmente vuelva a suceder en el corto plazo. Que un equipo, a mitad de temporada, decida despedir a un piloto para contratar a un debutante desconocido, es casi como un milagro en la superprofesional Fórmula 1 de la actualidad. Sin embargo, gracias al ojo clínico del ingeniero Vowles la llegada de Colapinto sucedió y ahora todos los involucrados en el futuro del piloto argentino están en un dilema, ya que nadie contaba con que, en su primera carrera, llegara en el puesto 12, que en su segunda prueba escalara hasta los puntos con una clasificación impecable, y que en la tercera -la más exigente- llegara con el auto intacto a centímetros de los puntos después de una largada apoteósica. Colapinto, para que se entienda, tiene todo a su favor en materia de cualidades individuales, pero no sucede lo mismo en el plano administrativo y comercial, ya que los equipos tienen compromisos contraídos y, a menos que algo grande suceda, no habrá para el argentino más que lo anunciado el día de su contratación. Es decir, nueve carreras confirmadas hasta finalizar el campeonato, de las cuales restan seis. ¿Qué es algo grande? ¿Qué debería darse para que el argentino entre por la puerta grande como alguna vez lo consiguieron Ayrton Senna y Michael Schumacher? De lo que se trata para forzar las decisiones en F1 es aquello que permitió a Senna llamar la atención del mundo con su casi triunfo en Mónaco 1984, bajo un diluvio imposible y con un perezoso Toleman. Algo parecido ocurrió con Schumacher, quien debutó en Bélgica con Jordan, en 1991, pero rápidamente fue fichado por Benetton, ya que el mandamás de la escudería, Flavio Briatore, había estado midiendo al alemán y quedó convencido de que era un diamante que no se le podía escapar. No se equivocó.

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