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» Diario Cordoba
Fecha: 04/10/2024 03:39
Ochocientas mil personas enfadadas, graciosas, incluso muchas esperanzadas votaron este año a Alvise Pérez, no sabemos muy bien por qué. Es difícil escudriñar emocionalmente lo que llevó a tanta gente a darle una patada en el culo al Estado español y al candidato un billete a Bruselas para con sus amigos dedicarse con todo el esfuerzo a seguir viviendo sin trabajar, contando los postres del buffet diario de los europarlamentarios y los coches oficiales en la puerta. Mira, este cuento ya es muy viejo y necesitan algo más para desviar la atención que si las gambas, los portátiles o los taxis, algo más que tape que lo que intenta es hacerse rico utilizando el sistema del que abomina, financiándose campañas políticas de manera ilegal a cambio de favorecer a esas empresas de criptos cuando llegue al gobierno con «Santi». El parlamentario quiere ahora hacerse pasar por un sufrido autónomo que se ha visto abocado a recibir esos pagos en negro porque el infierno fiscal mata el emprendimiento, el coaching y el activismo. Quiere escapar del delito de financiación ilegal que puede conllevar desde pena de prisión a una sanción administrativa al autónomo que era antes por unas facturas no declaradas. Y el redoble de ecos de la insumisión fiscal inunda cualquier red, y lo que es más preocupante, sus seguidores los compran. Ellos, que deben rondar el salario más frecuente en España, 14.586 euros, le convierten en el adalid del Estado nos roba, que tanto triunfó en Argentina, con más del 50% de la población ahora en la pobreza. El discurso no se hace solo si no estuviera bien abonado antes por sectores organizativos mucho más importantes y que impactan más al daño del sostenimiento de lo colectivo. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, volvió a resaltar la importancia de que los trabajadores conozcan el sueldo bruto que reciben y no sólo se fijen en lo que se les ingresa en el banco. ¿Pero, a dónde va todo este dinero?, que es una visión refinada de no veis que os están quitando lo vuestro, teatraliza el presidente, sabiendo bien que van donde va lo suyo, a las retenciones fiscales y a la seguridad social que permiten los días de baja laboral de los trabajadores, las prestaciones de invalidez o de jubilación. Porque igual les parece lejano pero la gente se pone enferma y se hace mayor, y tenemos la mala costumbre de ir al médico y que haya, y bomberos que apagan fuegos no metafóricos. Los llamamientos a la insumisión solo consiguen desestabilizar un sistema con el que te sientes agraviado o te quieres beneficiar del alboroto para organizarte tu fiesta . Suscríbete para seguir leyendo
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