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  • Urbanidad y civismo

    » Diario Cordoba

    Fecha: 04/10/2024 03:38

    Sobre la mesa de la actualidad local se sitúa la autorización para la celebración de verbenas populares y el impacto que supone en su entorno urbano. Las posturas andan encontradas y todos tienen su parte de razón: los vecinos abogan por el legítimo derecho a la tranquilidad y una pacífica convivencia, los organizadores alegan su necesidad de recaudación para sus fines propios, y los hosteleros denuncian las subcontratas que compiten en desigualdad de condiciones con los profesionales del gremio. Todo ello se puede armonizar, pero siempre teniendo como base el respeto al derecho de los demás. De siempre hubo verbenas que animan la convivencia y con las que se pueden obtener fondos para actividades sociales o benéficas. Pero desde luego, la convivencia exige aplicar las ordenanzas municipales y conciliar los intereses de jóvenes, vecinos, organizadores y profesionales de la hostelería. Pienso además, que en el fondo de la polémica subyace una demanda de un comportamiento más cívico, que trasciende a la verbena y se manifiesta muchos fines de semana en lugares concurridos. Hubo un tiempo en el que se enseñaban normas de urbanidad y civismo que ahora añoramos. Ir gritando a altas horas de la madrugada, no dejar paso, tirar objetos en la vía pública o miccionar en la calle, por ejemplo, son conductas que no podemos ignorar y deben ser corregidas desde la educación. La vía pública es de todos y, por ejemplo, los fines de semana los accesos a zonas ajardinadas están siendo acotados para que su uso no sea inadecuado. El botellón se ha convertido en un fenómeno social, a veces consentido y regulado desde algunos ayuntamientos que han habilitado espacios y horarios, no siempre seguidos por los jóvenes ni en edades ni en consumos, normalizando conductas nocivas. No somos Robinson Crusoe ni vivimos solos en una isla desierta. Sino que convivimos en sociedad, y tenemos que aplicar unos usos sociales básicos para una convivencia armónica: ceder un asiento del autobús o el paso a una persona mayor, hablar con el tono adecuado, no utilizar el móvil en las comidas, saludar cuando se entra en espacios acotados, respetar las horas de descanso de los demás, velar por el mobiliario urbano, no tirar objetos en la vía pública, guardar con paciencia el turno en una cola, tolerar las deficiencias ajenas, aprender a escuchar, entre otras muchas, son normas básicas de urbanidad, civismo y educación, cuya enseñanza y práctica hay que recuperar con urgencia para la convivencia respetuosa que queremos. Suscríbete para seguir leyendo

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