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  • La enfermedad detrás de los "ojos saltones" y atractivos de la fallecida Maggie Smith

    » Diario Cordoba

    Fecha: 01/10/2024 10:01

    La actriz británica Maggie Smith, que falleció este pasado 28 de septiembre a los 89 años, siempre será recordada como la profesora Minerva McGonagall en la saga de películas de 'Harry Potter'. Aunque también marcó su carrera su papel de la condesa Violet Crawley en la afamada serie 'Downton Abbey' estaba considerada como un "tesoro nacional". De hecho, fue declarada Dama del Imperio Británico por la reina Isabel II. La noticia de su muerte ha estremecido a sus millones de seguidores. Entre los 'Potterheads', seguidores de la saga, no ha pasado desapercibido el detalle de la fecha de fallecimiento de la eterna profesora McGonagall, el 27 de septiembre, el mismo día en el que, exactamente hace un año, murió el actor británico Michael Gambon, conocido por su papel de Albus Dumbledore en las películas de la saga. Los actores de 'Harry Potter' despiden a Maggie Smith y los fans alzan sus varitas al aire / EFE Fue diagnosticada de cáncer mientras grababa Harry Potter En 2007, durante la grabación de la sexta película del famoso mago, 'Harry Potter y el misterio del príncipe', recibió una dura noticia: padecía cáncer de mama. Sin embargo, esto no le impidió continuar con el rodaje pese a los devastadores efectos del tratamiento de quimioterapia que recibió. "Me quedé calva. No tenía ningún problema en ponerme la peluca. Parecía un huevo cocido", comentó tiempo después durante una entrevista. No es la única enfermedad a la que se tuvo que enfrentar Maggie Smith. En 1988, con 54 años, le diagnosticaron la enfermedad de Graves-Basedow, lo que le obligó a estar encerrada durante 12 meses para detener la hinchazón y el dolor de sus ojos. Enfermedad de Graves-Basedow: la patología que sufría Maggie Smith Se trata de un trastorno inmunológico puede provocar un exceso de producción de hormonas, lo que se conoce como hipertiroidismo primario autoinmune o Enfermedad de Graves-Basedow. Los síntomas principales de esta enfermedad son: Palpitaciones Pérdida de peso Sensación de más calor del habitual Nerviosismo Temblores Alteraciones menstruales Aunque uno de los signos más llamativos son los "ojos saltones". El diagnóstico de este tipo de problemas tiroideos se realiza mediante analítica y existen tratamientos para ambas, aunque su administración va a depender de la gravedad, la edad de la persona o si se trata de una mujer embazada, entre otros factores. En España, se diagnostican 14 casos por 100000 habitantes y año, unos 6500 casos al año. El tratamiento principal es detener la producción de hormonas tiroides. El yodo es un mineral presente en algunos alimentos que es esencial para el funcionamiento de la tiroides. Unos bajos niveles de este elemento pueden provocar problemas tiroideos, “como el bocio o crecimiento de la glándula tiroides, o el hipotiroidismo”. Por eso, “la suplementación con yodo y la ingesta de alimentos ricos en yodo, como pescados, mariscos o huevos, entre otros, pueden prevenir estos problemas en áreas donde la deficiencia de yodo es común”, señala la doctora Alessandra Luque, especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud. La especialista subraya que una forma controlada de poder consumirlo a diario es a través de la sal yodada, ya que “es importante el consumo de yodo en general, sobre todo en el hipotiroidismo, pero sin excederse porque, en grandes cantidades, puede ser perjudicial. Eso sí, estaría contraindicado en el hipertiroidismo”.

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