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  • Descubre por qué la dieta mediterránea es tan beneficiosa y cómo seguirla – SinLimitesGalvez

    » Sin limites

    Fecha: 30/09/2024 11:03

    El médico nutricionista Marcelo Blank (M.P. Nº 3522), en una nota con El Litoral, destacó los múltiples beneficios de la dieta mediterránea y cómo esta forma de alimentación puede adaptarse a las necesidades de cada persona. Abordó diversos aspectos de esta dieta, desde sus componentes principales hasta su papel en la prevención de enfermedades, ofreciendo consejos prácticos para quienes deseen adoptarla. ¿Qué es la dieta mediterránea? Según explicó el doctor Blank, «la dieta mediterránea es un estilo de vida que combina hábitos de alimentación saludables con ejercicio físico adecuado para cada persona». Este enfoque no se limita únicamente a los alimentos que se consumen, sino que también incorpora la actividad física como un componente esencial para mantener un estilo de vida saludable. Componentes principales de la dieta mediterránea «La dieta mediterránea se basa en el consumo de alimentos naturales», detalló el nutricionista. Entre los principales componentes se incluyen: Frutas y verduras: una amplia variedad de frutas, verduras, legumbres y hortalizas de todos los tipos y colores forman la base de esta dieta, proporcionando vitaminas, minerales y fibra esenciales para el organismo. La dieta mediterránea se basa en el consumo de alimentos naturales Productos lácteos: leche, queso y huevos son fuentes importantes de proteínas y calcio, contribuyendo al mantenimiento de huesos y músculos saludables. Cereales integrales: Alimentos como arroz, harinas integrales, harina de maíz, pan y pastas integrales aportan carbohidratos complejos y fibra, esenciales para la energía y la digestión. Proteínas animales: carnes como pollo, pescado, cerdo y animales de caza son incluidas, ofreciendo proteínas de alta calidad y ácidos grasos esenciales. El profesional enfatizó que «estos alimentos deben ser consumidos de acuerdo con su disponibilidad estacional, los gustos personales y las costumbres gastronómicas de cada individuo». Además, subrayó la importancia de considerar el costo monetario de los productos, priorizando la economía del hogar y viendo la nutrición como una inversión inteligente en lugar de un gasto innecesario. Una de las grandes ventajas de la dieta mediterránea es su versatilidad Alimentos a evitar En cuanto a los alimentos que deben limitarse o evitarse, el nutricionista recomendó «evitar los excesos de todo tipo, así como el consumo de productos alimenticios ultraprocesados y bebidas azucaradas y carbonatadas». Estos productos suelen contener altas cantidades de azúcares, grasas saturadas y aditivos que pueden ser perjudiciales para la salud cuando se consumen en exceso. Beneficios destacados de seguir la dieta mediterránea Al ser consultado sobre los beneficios de esta forma de alimentación, Blank afirmó con convicción: «La dieta mediterránea mejora la calidad de vida de las personas y, en algunos casos, prolonga incluso su esperanza de vida». Entre los beneficios más notables se encuentran: Mejora de la salud cardiovascular: la alta ingesta de alimentos ricos en ácidos grasos saludables, como el aceite de oliva y los pescados grasos, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. Control del peso corporal: gracias al equilibrio entre nutrientes y la inclusión de alimentos ricos en fibra, esta dieta ayuda a mantener un peso saludable. La dieta mediterránea juega un papel crucial en la prevención de enfermedades agudas y crónica. Prevención de enfermedades crónicas: la dieta mediterránea fue asociada con una menor incidencia de enfermedades como la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer y trastornos neurodegenerativos. Bienestar general: la combinación de una alimentación equilibrada y ejercicio físico regular promueve un mejor estado de ánimo y niveles de energía más estables. Adaptabilidad de la dieta mediterránea a diferentes personas y situaciones Una de las grandes ventajas de la dieta mediterránea es su versatilidad. El nutricionista destacó que «es sumamente versátil, flexible y adaptable a las necesidades de cada persona en particular». Esta adaptabilidad permite que personas de diferentes edades y estados de salud puedan beneficiarse de este estilo de vida. Mujeres embarazadas y en periodo de lactancia: la dieta puede ser ajustada para asegurar que se satisfacen todas las necesidades nutricionales tanto de la madre como del bebé, promoviendo un desarrollo saludable. Niños y adolescentes: «La dieta mediterránea potencia el normal crecimiento físico e intelectual de niños, adolescentes y jóvenes», aseguró Blank, gracias a su equilibrio nutricional y la calidad de sus componentes. Adultos mayores: para las personas de edad avanzada, esta dieta ayuda a mantener la salud y prevenir enfermedades asociadas con el envejecimiento, mejorando la calidad de vida en esta etapa. Deportistas: independientemente de la edad o el nivel de actividad, los deportistas pueden adaptar la dieta mediterránea para satisfacer sus requerimientos energéticos y nutricionales específicos, apoyando el rendimiento y la recuperación. Personas con condiciones de salud específicas: «Con los ajustes necesarios, la dieta mediterránea es parte coadyuvante terapéutica no farmacológica de patologías cardíacas, metabólicas, osteoarticulares, reumatológicas y neurológicas, por citar algunas», explicó el especialista. También es adecuada durante procesos postoperatorios y en la recuperación de enfermedades agudas. Consejos prácticos para comenzar con la dieta mediterránea Para quienes estén interesados en adoptar este estilo de vida, Blank ofreció recomendaciones claras y sencillas: Consulta médica inicial: «Toda persona interesada debería en primera instancia realizar una consulta con su médico de cabecera para determinar su situación clínica y necesidades específicas», aconsejó. Esta evaluación permite orientar la dieta de manera que se potencie el buen estado de salud o se aborde cualquier patología existente. Asesoramiento nutricional profesional: Después de la consulta inicial, «un médico con conocimientos y formación en nutrición clínica puede guiar al paciente en la mejora de sus hábitos de vida», continuó Blank. Este profesional ayudará a diseñar un plan alimenticio personalizado y sostenible. Incorporación gradual de cambios: Es recomendable introducir los cambios de manera progresiva, adaptando las comidas y rutinas diarias según las preferencias y el estilo de vida de cada persona. Enfoque en la variedad y calidad de los alimentos: Priorizar alimentos frescos y de temporada, explorando diferentes combinaciones y preparaciones para mantener una dieta interesante y apetecible. Integración del ejercicio físico: Junto con los cambios alimenticios, es importante incorporar actividad física regular, adaptada a las capacidades y preferencias individuales. El papel de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades «La dieta mediterránea juega un papel crucial en la prevención de enfermedades agudas y crónicas, así como en la prevención de algunas enfermedades oncológicas», destacó el profesional. Al promover hábitos alimenticios saludables y la práctica regular de ejercicio, esta dieta contribuye a: Reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares: Gracias al consumo de grasas saludables y alimentos ricos en antioxidantes. Prevenir la diabetes tipo 2: mediante el control del azúcar en sangre y el mantenimiento de un peso saludable. Disminuir la incidencia de ciertos tipos de cáncer: debido a la alta ingesta de frutas, verduras y granos integrales, que contienen compuestos protectores. Mejorar la salud mental: algunos estudios asociaron este tipo de alimentación con un menor riesgo de depresión y deterioro cognitivo. «Todo esto mejora la salud en general y aumenta la esperanza de vida», concluyó Blank, subrayando el impacto positivo que la adopción de la dieta mediterránea puede tener a largo plazo.

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