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  • El desenfoque de agenda y de discurso del gobierno de Javier Milei

    » La Capital

    Fecha: 29/09/2024 11:10

    Se registra un deterioro del apoyo popular a Milei y una desconexión entre una parte de la realidad y una parte de la percepción Unos días antes de conocerse el nuevo índice de pobreza de la Argentina, la economista Marina Dal Poggetto dijo que este modelo económico iba a generar una “sociedad rota”. Los costos sociales esperables como fruto de semejante ajuste ya están sobre la mesa, aunque se empiecen a ver algunos signos tibios de recuperación económica . La meseta de 4 meses con una inflación del 4 %, podría dar paso a una más cerca al 3% en septiembre. Sin embargo, el análisis político riguroso obliga a no confundir algunos datos objetivos con la subjetividad ciudadana. Está claro que está habiendo un deterioro del apoyo popular hacia el gobierno al menos en los dos últimos meses. Estos procesos nunca se generan por un solo factor, sino que son la resultante de una sumatoria de cuestiones, más allá de los indicadores estadísticos. Por ejemplo, el veto a los jubilados sin duda influyó, pero no es excluyente. Luego, la paciencia social funciona como un vaso que se va llenando con gotas cotidianas. La sumatoria de moléculas de H2O en algún momento lo llena y desborda. Pero a priori, es difícil predecir cuál es la gota que rebalsa. Es solo una gota más, sí, pero cumple un rol estratégico siempre y cuando el vaso esté muy colmado. Tercero, c omo en toda dinámica social, en algún momento se acaba la novedad y se genera una saturación. Esto está relacionado con por qué el rating de la cadena nacional presupuestaria fue tan bajo. el dia05.jpeg El presidente de Argentina, Javier Milei, posa para fotografías después de tocar la campana de apertura en la Bolsa de Valores de Nueva York, en Nueva York, el lunes 23 de septiembre de 2024. (Foto AP/Seth Wenig) / AP Cuarto, ¿cómo está el tanteador en materia de resultados? No son los resultados de los que habla el oficialismo de turno, sino los que la sociedad quiere observar. Si la inflación baja, pero la principal preocupación es el desempleo y la caída de ingresos, se debe evaluar una desconexión entre una parte de la realidad y una parte de la percepción. Es natural, ocurre con todos los gobiernos en todas partes del planeta. Y quinto, ¿cuánto siente la opinión pública que el gobierno está enfocado en lo importante, en mostrar “empatía” _palabra muy citada en los grupos focales_ y no está perdiendo el tiempo dando “batallas culturales” que nadie le demandó? En ese marco de cierto desenfoque de la agenda y el discurso del gobierno nacional con la mayoría social, surge el remanido tema de la casta. Entre que el gobierno ha debido avanzar en el ámbito legislativo con el denostado “toma y daca” (si no, no salía la Ley Bases y el paquete fiscal) y que lo más importante son los resultados, el impacto de la alusión a la vieja política tradicional hace bastante que desapareció de la conversación ciudadana, obviamente más concentrada en sus angustias cotidianas. Por eso, el discurso en la ONU tampoco concita la atención de los votantes, salvo para núcleos muy ideologizados. La obsesión de Milei El gobierno de Milei tiene una obsesión _atendible_ sobre el manejo de la agenda mediática. Por eso, este jueves posteó la foto de la visita de Susana Giménez y el perro de Karina al mismo tiempo que se daba a conocer el indicador catastrófico de la pobreza en la Argentina. ¿Sirve? Poco y nada. En el mejor de los casos sirve poco. En el peor, muestra a la presidencia con un estilo frívolo y no empático frente al dolor social. Quizá para empardar la cuestión, el libertario fue a Córdoba (una provincia que le fue muy favorable electoralmente) a interesarse por la situación de los incendios… pero no saludó a los bomberos. A veces ser tan distinto, trae problemas. 2024-09-25 llaryora milei.jpg A medida que va pasando el tiempo, cualquier gobierno siempre se enfrenta al dilema entre quedar bien con la sociedad o marcar la fortaleza del liderazgo para indicar que no se desviará del rumbo trazado. Convengamos que el manejo del poder nunca es sencillo, de modo que la cuestión no implica una respuesta unívoca. Si se inclina por lo primero, puede haber una tentación de que diferentes sectores le planteen demandas todo el tiempo, luciendo débil a las presiones. Pero si se inclina por lo segundo, corre el riesgo de mostrarse insensible y solo obsesionado con sus fundamentos. Como aconsejaba Perón, “todo en su medida y armoniosamente”. Las tácticas deben ser suficientemente flexibles para no pagar costos innecesarios, como fruto de pensarlo todo en blanco y negro. El gobierno ha demostrado hacer aprendizajes en este sentido cuando se produjo la movilización sobre el presupuesto universitario, o los aumentos de las prepagas. La cuestión es si esos volantazos en realidad fueron repliegues tácticos y no cambios estratégicos.

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