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  • La música de las esferas

    » Diario Cordoba

    Fecha: 29/09/2024 09:47

    Al final del verano, en Canal Sur me pidieron participar en un programa en el que conversaríamos de música y astronomía. En la preparación, hablando con Rafael Cremades, el director del programa, vimos que había tantas conexiones y aspectos sobre los que charlar, que necesariamente teníamos que centrarnos en algo más específico. Y empezando por el principio, hablamos sobre la música de las esferas. Es tal la fascinación que produce la visión del cielo estrellado y armonía del movimiento de los cuerpos celestes que filósofos y artistas la han usado como inspiración. Ha llevado a los músicos a componer desde siempre y, si escriben en Spotify «music of the spheres» encontrarán álbumes diversos, por ejemplo, de Mike Oldfield o de Coldplay. La idea de que los cuerpos celestes emiten sonidos al moverse en sus órbitas se remonta a la Grecia clásica. Pitágoras y Platón postularon que el universo estaba ordenado según principios matemáticos y que los movimientos de los planetas producían una armonía celestial, una música perfecta e inaudible para el ser humano. Pitágoras encontró que hay una relación entre números y música y descubrió que los intervalos musicales se basaban en proporciones exactas, que si no se respetan hacen que la música sea disonante y difícil de disfrutar. A partir de su descubrimiento, Pitágoras concibió el universo como un instrumento musical y, con esta idea en mente, postuló que los planetas, al moverse en órbitas perfectas, debían producir sonidos armónicos y bellos. En su teoría de la armonía de las esferas, describe que cada planeta del universo, en su movimiento por el cosmos, producía un sonido, y todos juntos formaban una polifonía cósmica. Hago un inciso para que no seamos demasiado «egocéntricos culturales». A la vez que Pitágoras (570-500 a.C.) estaba difundiendo la estructura numérica de la música, Confucio (551-479 a.C.) la incluía entre las seis artes nobles y la consideraba esencial para desarrollar la sensibilidad y el autocontrol, ambas cualidades imprescindibles para reestablecer la armonía del ser humano con la naturaleza. Suena a mensaje actual, ¿no les parece? Además, Confucio también describió relaciones entre música y cosmos. Años después, Platón retoma el legado pitagórico y lo integra en su propia filosofía, sobre todo en la relación entre las matemáticas y la realidad. Para Platón, la música era una manifestación del orden cósmico y tenía el poder de influir en las almas humanas. Sabemos que es así. Uno de los mejores modos de inducir o de salir de un estado de ánimo es escuchar música. Por ejemplo, escuchar a Bach cuando estamos tristes o confusos. Tanto Pitágoras como Platón fundaron escuelas donde la educación abarcaba desde las matemáticas y la filosofía, hasta la música y la gimnasia, convencidos de que la educación era fundamental para el desarrollo humano y la construcción de una sociedad justa. La educación musical era esencial para alcanzar la armonía interior y conectar con el universo. La creencia en la inmortalidad del alma a través de la reencarnación era parte de su cosmovisión, como también lo era el universo conocido, con sus estrellas y planetas que se movían en armonía perfecta. La reencarnación justificaba por qué las almas sufren en esta vida y daba la esperanza de alcanzar la felicidad en otra, y está ligada, tanto en Platón como en Pitágoras, a un proceso natural y vital, conectado a la materia y a la verdad esencial de las cosas. A lo largo de la historia, la idea de la música de las esferas fue evolucionando. En el Renacimiento, astrónomos como Johannes Kepler intentaron encontrar una base matemática para la música de las esferas, relacionando las distancias entre los planetas con las notas musicales. Pero, todo era demasiado bello para ser verdad y, como otros muchos paradigmas, durante la Ilustración la idea fue cuestionada y finalmente descartada: los planetas no emiten sonidos. Aun así, y aunque la idea de una música celestial ha sido descartada, el legado perdura. Gustav Holst, en su obra ‘Los planetas’ de 1918, utilizó la idea de la música de las esferas como inspiración para evocar el cosmos. Marte, Venus, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Siete composiciones de entre 4 y 10 minutos de duración. Por cierto, escuchen Marte a partir del minuto 5, es una alegoría del dios de la guerra y suena a la guerra de las galaxias y su música de John Williams. En la actualidad, la música de las esferas se puede interpretar como una metáfora que nos invita a conectar con la naturaleza: reconocer la belleza y el orden del universo y buscar la armonía interior. Al igual que los planetas en sus órbitas, buscamos un equilibrio en nuestras vidas. Pero el universo no es solo armonía; otros compositores han escrito música disonante, ruidosa o incluso violenta, inspirándose en el cosmos. La astronomía ha avanzado, sabemos que hay estrellas que explotan, que las galaxias se destruyen o se funden entre ellas... y los músicos nos siguen e intentan llevarnos a ese otro mundo que la ciencia nos va mostrando. Volveremos con el tema de la música y la astronomía más adelante y mientras, sigamos aprendiendo y sigamos oyendo música contemplando el cielo. Suscríbete para seguir leyendo

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