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  • El baloncesto de Córdoba, un continuo volver a empezar: ¿Tiene salida el laberinto?

    » Diario Cordoba

    Fecha: 29/09/2024 09:45

    Que Córdoba vuelva a sonar como una plaza relevante el baloncesto nacional -que esté en la segunda división, para ser más exactos- es un plan que lleva décadas en proceso. Nadie ha conseguido en lo que va de siglo dar estabilidad a alguno de los proyectos -que han sido variados, con todo tipo de estrategias e intereses- que surgieron con la idea de parecerse, al menos un poco, a aquel Cajasur Córdoba que en los 80 y 90 era, con diferencia sobre todos, el segundo club de la ciudad -tras el fútbol, obviamente- y que con una gestión familiar y una economía de guerra sostuvo la bandera hasta la muerte. Hubo quien intentó resucitarlo sin éxito -es imposible: sus impulsores, los ya fallecidos Andrés López y Abilio Antolín, son irrepetibles-, y en la segunda década de este siglo no han parado de surgir iniciativas para recuperar el sitio antes de que una generación se olvide de lo que fue aquello. Sí, en Córdoba hubo baloncesto de élite. De la máxima a la que se podía aspirar -para la ACB no hubo nunca ni hay pabellón ni dinero- y en la que se compitió con orgullo. La presentación del proyecto del Coto Córdoba Baloncesto, en imágenes / Manuel Murillo Tras tocar el fondo del fondo -hubo una temporada sin equipos de la capital en la Liga EBA y solo el eterno Peñarroya, decano indestructible, siguió en pie-, ha salido a escena el Córdoba Club Baloncesto, con el patrocinio de la empresa Coto, que en tres temporadas ha saltado tres categorías: de la Primera Nacional a la EBA, vía despachos, y de ahí a la LEB Plata, por méritos deportivos, y que se erige como la nueva esperanza. En el curso 24/25 participará en la Segunda FEB, el tercer escalón del basket español, donde va a tratar de consolidarse y crecer en todos los órdenes: el primero, en el deportivo, del que depende todo lo demás; luego, en el apoyo social y la estabilidad económica. Está en ello. ¿Cuáles son los puntos clave de su propósito de expansión? La experiencia y los ejemplos Mientras se siguen oyendo voces -que resuenan como el eco de cánticos pasados- que reclaman falta de voluntad para la unión de fuerzas, la realidad se muestra tozuda y arroja unos resultados claros. La fusión entre clubes, la mezcla de familias y el consiguiente conflicto de intereses -económicos, básicamente, pero también de egos hinchadísimos- no ha surtido demasiado efecto. No faltan ejemplos para entender por dónde -y por dónde no- ir para tener opciones de progreso. En baloncesto masculino se vivieron las etapas de la fusión de dos clubes de la capital -el Cajasur y el Salsas Musa, con un híbrido que terminó estrellándose-, la explosión y caída del Bball Córdoba -el basket como excusa para hacer negocio- o, sin ir más lejos, la última temporada con el UCB Córdoba: de hacer historia como campeón de Liga EBA a desaparecer este verano con deudas aún pendientes. En féminas también hay un caso paradigmático: la acelerada vida del Córdoba Baloncesto Femenino, tras un acuerdo entre Adeba y Maristas, que llevó a tres ascensos seguidos para acabar en la nada más absoluta. El método y el modelo En Córdoba existe un problema endémico: por un lado van los clubes y por otro los equipos. Existen entidades organizadas, con historia, enraizadas en su mayoría a centros educativos -Virgen del Carmen, Maristas, Salesianos...-, que trabajan la cantera y lo hacen mayormente con eficiencia. No son pocos los talentos que surgen de las divisiones formativas de la ciudad y la provincia -también en los banquillos- que después son captados por clubes de superior potencial. Lo de hacer un equipo para competir en una división mediana en categoría sénior tiene peculiaridades distintas. Se trata de disponer de una instalación -propia o alquilada o cedida- y un presupuesto suficiente como para contratar por diez meses al menos a nueve jugadores profesionales en un mercado global. Los hay a patadas. Una buena agencia, previo pago de comisiones, puede montar una plantilla completa a quien tenga presupuesto para pagarla. "Uno juega en la categoría que se puede permitir". La frase se viene oyendo en Córdoba desde hace decenios. Su validez sobrepasa épocas y límites territoriales. Guille Del Pino, en el partido entre el Coto CCB y el Morón. / Víctor Castro Los clubes van a estar ahí siempre. Miles de chavales juegan cada fin de semana en las canchas de toda la provincia. La rueda no para de girar. Lo de un equipo de referencia.... depende del dinero del que se disponga. En Córdoba siempre fue poco. Esa circunstancia exigía demostrar el talento de los gestores para administrarlo y conseguir resultados. No hay más que añadir. El proyecto del Coto Córdoba CB dispone de un buen sostén financiero, con un grupo de empresas que parecen dispuestas a invertir en un deporte que pese a sus vaivenes sigue gozando de una masa importante de seguidores en la ciudad. La falta de un espectáculo atractivo provocó en su momendo la desbandada. La idea de recuperar a la afición es una idea valiente, romántica y absolutamente necesaria. La estrategia y el mensaje "Locos por el baloncesto", reza la campaña de socios que ha lanzado el Coto Córdoba. Los más veteranos del lugar recuerdan con una sonrisa aquella pancarta que colgaba de la grada de Vista Alegre cuando jugaba el Cajasur en la LEB -segunda división por entonces a finales de los 90, llegando a jugar play off de ascenso a la ACB-. "¿Estás loco? ¡Apoya al Cajasur!", decía. Los tiempos han cambiado, La oferta deportiva en la ciudad -recordemos, una de las capitales del paro en España y con una renta por debajo de la media- se ha diversificado y hay clubes en ligas profesionales de fútbol y fútbol sala. El Coto CCB está en tercera. Su estrategia de marketing se ha basado en buscar la conexión sentimental con los equipos de estas dos modalidades para subrayar su condición de "cordobeses y cordobesistas". Al club de fútbol sala, que preside un generador de ideas brutal como José García Román, la fue muy bien para consolidar un núcleo de fieles sobre el que sustentar un crecimiento futuro. Tienen en torno al millar de carnés después de seis años en la máxima categoría, una gesta sin parangón en el deporte local. Para que se hagan ustedes una idea de lo complicado que resulta captar una base de seguidores de pago. Un grupo de aficionados sigue un partido del Coto Córdoba de Baloncesto. / A.J. GONZÁLEZ El Córdoba Baloncesto tiene la ventaja ahora de la desaparición del equipo sénior del UCB, que le mantuvo el pulso en la Liga EBA -llegó a ser campeón y se quedó a una canasta del ascenso- desde una instalación de barrio, Valdeolleros, con un gen cordobés y una historia detrás. En la actualidad el CCB es el principal abanderado del baloncesto de la provincia, el que milita en una categoría más alta y el que juega en la principal instalación. En poco tiempo, y con una inversión fuerte, se ha ganado la oportunidad de intentar aquello en lo que otros fracasaron. Su misión es darse a conocer, salir de la clandestinidad y abrirse a la ciudad sin repetir patrones erróneos. Sinceridad y resultados, no hay más. Está en el punto de partida, viendo una luz en la salida del laberinto. Suscríbete para seguir leyendo

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