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  • Coassolo dio todo lo que pudo en el Spartathlon de Grecia

    Crespo » Paralelo 32

    Fecha: 29/09/2024 08:10

    El corredor de ultradistancia Juan José Coassolo, entrerriano de Crespo, que participó en las tres maratones más duras del mundo durante 2023 y lo que va de 2024, no pudo con un desafío aún mayor, el que plantean los griegos con el Spartathlon, una carrera de 246 km desde Atenas a Esparta, para recordar la hazaña de Filípides narrada por el historiador Heródoto. En el día de hoy sábado 28 de setiembre, publicó una reflexión conmovedora después de haberse visto imposibilitado de continuar la prueba que, como ya hemos explicado, no es de camino llano sino que toda clase de accidentes geográficos necesitan ser superados para llegar a la meta. Sin otra pretensión de imponerse duros desafíos a sí mismo en un deporte poco común, intervino en la Ultramaratón de Brasil (Br. 135) en enero de 2023; lo hizo posteriormente corriendo 217 kilómetros a más de 40ºC de temperatura en Badwater, por el llamado desierto de la muerte (Death Valley) en California (EEUU), donde culminó como el mejor latinoamericano entre 100 corredores del mundo. Una prueba aún superior, increíble, fue la de Arrowhead 135 (también de 217 km) en Minessota EEUU, en el infierno blanco durante el crudo invierno del hemisferio norte. Dos días con sus noches corriendo en soledad bajo nieve por lugares inhóspitos con temperaturas de hasta -40º, arrastrando un trineo con todos los elementos, comida, agua, calzado y vestimenta de reemplazo, donde llegó muy bien posicionado a la meta. Fue el 6º en llegar en la general y lo hizo en 43 horas. Allí también compitieron corredores de todo el mundo, muchos de ellos profesionales con dedicación exclusiva. En cambio la profesión de Coassolo es la odontología, que es su medio de vida. Ahora fue el Spartathlon, como ya hemos dado a conocer en Paralelo 32 al anunciar que había sido aceptado. La durísima prueba se realizó este fin de semana y los 246 km. debían ser recorridos un tiempo de 36 horas, lo que significó para Coassolo intentar la hazaña con la vara puesta aún más arriba de lo ya superado. No pudo ser y el ultramaratonista escribió su experiencia y sumó su reflexión, la envió a Paralelo 32 donde siempre hemos seguido sus desafíos y la publicó en su Instagram. Dice así: La meta es el viaje “A veces, en el camino hacia la grandeza, el destino no es la meta, sino el viaje en sí. El Spartathlon no es una carrera para todos; no es para aquellos que buscan lo fácil. Hoy di lo mejor de mí, y aunque esta vez no llegué al final, el orgullo que siento por cada kilómetro recorrido no se mide en distancias completadas, sino en la entrega total. Cuando decidimos enfrentarnos a un desafío de esta magnitud, soñamos con el momento glorioso de cruzar la meta, pero pocas veces pensamos en el otro lado de la moneda: el riesgo de no terminar. Ese riesgo, que muchos no están dispuestos a asumir, es lo que nos diferencia. Para algunos, nuestras metas pueden parecer incomprensibles, nos tildan de locos por este supuesto calvario auto infligido. Lo que no entienden es que nuestra mirada no está en el dolor, sino en el crecimiento. No tememos al fracaso, sino a no intentarlo. La mayoría prefiere el camino seguro, ese que muchos ya han recorrido, porque saben que las probabilidades de éxito son altas. Pero enfrentarse a lo incierto, a donde pocos llegan o a algo que podría muy probablemente no terminar en victoria, es lo que verdaderamente nos pone a prueba. Aceptar el riesgo de un DNF (Didn’t no Finish) o abandono, es aceptar que el fracaso es una posibilidad, pero no hacerlo sería traicionarnos a nosotros mismos. Lo más difícil no es el dolor físico, sino aceptar que hay un punto en el que lo fisiológico toma las riendas. No importa la voluntad o el sacrificio; si el cuerpo no responde, no hay negociación posible. Y eso no es una derrota, sino una realidad que debemos respetar. Hoy, mi historia no es sobre una nueva línea de meta, sino sobre la valentía de haberlo intentado, de haber dado todo hasta el último momento. Repito, estoy orgulloso de haber llegado hasta donde llegué, y aunque esta vez no fue el final que imaginé, sé que cada segundo en esa carrera fue un paso hacia algo más grande. Esto no es el final, sino solo un capítulo más de esta aventura llamada VIDA. La vida que YO ELIJO VIVIR.

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