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  • Manuel Mantero

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/09/2024 16:38

    Muere Manuel Mantero en la lenta codicia de los héroes, esa pulsión primera que solamente exhibe nuestra debilidad. Eso hacen los poetas: levantar un retablo con susurros de tiempo. Más allá de los libros y su perduración, tienes ahí un alma con su acecho de inmortalidad. Cuando la ninfa Tetis hace escoger a Aquiles, como opciones vitales, entre ser recordado y cantado después, pero morir joven, o tener una vida familiar que nadie recordará, Aquiles hace frente a su destino y decide partir a los muros de Troya. Recordamos a Aquiles, a Héctor o a Odiseo; pero también recordamos a Homero. ¿Un solo poema garantiza todo su sabor de eternidad? Es posible que sí, que merezca la pena dar la vida por un solo poema. Manuel Mantero, el poeta sevillano del 50, acaba de morir con 94 años y es autor no de uno, sino de muchos poemas memorables. En 1969 es contratado como catedrático en la Western Michigan University. Crea la revista Sagitario, donde escriben Borges, Aleixandre o Guillén. Funda otra vida, con su doble verdad de familia y mito literario, en esa lejanía de sol americano. En 1969, cuando Manuel Mantero se establece en Estados Unidos, España se abre a la modernidad poética: Gimferrer, Arde el mar, con su fulgor novísimo. Hay algo de novísimo también en la poesía cultista de Manuel Mantero y en ese poema extraordinario, Encuentro de Luis Cernuda con Verlaine y el demonio, de su libro Misa solemne. Nos dice Paul Verlaine, o le dice a Cernuda, dentro del infierno del poema: «-Sé bien venido, Luis Cernuda, / a nuestro reino. Quítate, si quieres, la corbata / pues hace calor en este eterno verano a donde irrumpes, / y cuéntame. No ignoro / que me ensalzaste en versos doloridos, / quejoso tú del mundo sin verdad que has dejado. / Te diré, Luis Cernuda, que conmigo / no está Rimbaud; / fue oficio del destino separarnos. / Habla sin miedo, siéntate / en esta peña. Háblame del mundo». Muchos años después, en el Colegio Mayor Empresa Pública, enlazamos la noche con el amanecer, escuchando a Leonard Cohen, un grupo de amigos: el poeta José Luis Rey, Gonzalo Figueroa, José Luis Gómez y Juan Manuel González. Leo el poema Carta de Rainer Maria Rilke al joven Luis Cernuda, que estaría en mi primer libro, Una interpretación, y eso hace que Juanma recuerde el poema Encuentro de Luis Cernuda con Verlaine y el demonio, de su tío abuelo, el poeta Manuel Mantero: aquel poeta del grupo del 50 convertido en fantasma más allá del océano. Porque cuando te vas, luego te olvidan: ya sea a Georgia, Cincinnati o Argelia. Hoy recordamos a Manuel Mantero porque era un gran poeta que ahora se reúne con Verlaine y Cernuda en el lado celeste del poema, para seguir hablándonos del mundo. Suscríbete para seguir leyendo

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