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  • Las pantallas, una piedra en el camino de los abuelos

    » Diario Cordoba

    Fecha: 28/09/2024 16:15

    En plena era digital, hay una generación -o varias- que aún no se termina de acomodar a que cada vez más cuestiones se resuelvan con un dispositivo electrónico. No se fían, tienen miedo a equivocarse o, simplemente, se niegan a hacerlo. No son partidarios de romper con lo establecido y siguen prefiriendo que sea una persona la que le atienda. Cara a cara. Papel y bolígrafo en mano. Hay otra parte que delega en sus hijos esa responsabilidad o que, en cambio, pone de su parte para romper la brecha que divide la sociedad actual y la que ellos tenían concebida a la hora de hacer absolutamente todo. A la vera de lo nuevo, de la alegría y de lo nuevo por descubrir, junto al parque infantil ubicado en la calle Los Chopos, en el barrio de Santa Rosa, se ubica el Centro de Participación Activa Antonio Pareja. Son muchas las personas mayores que se dirigen a él en busca de una charla, un consejo o en busca de algo nuevo que aprender. Sentados en alguna de sus sillas, o en los bancos de los jardines, muchos cordobeses, preguntados por cómo se manejan con las nuevas tecnologías lo tiene claro. «Regular», «fatal», «yo no entiendo de eso» son algunas de las respuestas. «Lo gestionaba todo mi marido», dice Loli, de 75 años que, al fallecer su esposo se encontró un poco perdida en cuestiones administrativas, más si cabe con el salto digital que supone para ella. Por suerte tiene familia, «que es la que me orienta» y «el centro de mayores, que para mí es un apoyo muy grande». En cuando a la informática, señala que «a estas alturas, a mis años, ya no entiendo». Su marido sí se interesó por el tema y recibió formación en los talleres del centro. Enrique, de 88 años, tampoco se maneja con temas como la banca digital. «Yo toda la vida he ido a cobrar a la ventanilla, aquí en el banco del barrio», apunta. Dice que «tengo dos hijas que saben hacer todo, ellas se sientan en el ordenador» y le averiguan todos los trámites. Enrique apunta que «para muchas personas mayores es un mundo», «nosotros con la edad que tenemos no entendemos esto». No obstante, recalca que siempre hay algún trabajador dispuesto a ayudar. Pilar, en el centro de mayores Antonio Pareja. / Víctor Castro Pilar tampoco entiende la administración digital, ya que todos los trámites «los lleva mi marido». Dice que «me parece fatal que todo se haya reducido a lo digital porque yo todavía cojo algo», apunta, ya que tiene 62 años, pero para «la gente que es más mayor es horroroso; si no tienes a alguien no sabes hacer nada». Alfonso, por ejemplo, que tiene 90 años, asegura que «físicamente me encuentro muy bien», pero que no controla nada relacionado con las tecnologías. Para eso están sus hijos. Por su parte, Antonio, que tiene 79 años, dice que lo gestiona todo de forma presencial. «Sé algo de teléfono, pero de ordenador nada», señala. Añade que si no sabe hacer algo acude directamente al establecimiento o administración, pide ayuda y que educadamente le ayudan, nunca ha tenido problema. «A mí me parece bien que los jóvenes avancen, pero nosotros no podemos ir a ese ritmo», indica. Por otra parte, Pilar Martos, que actúa como secretaria en el citado centro de mayores, se maneja bastante bien con el ordenador, ya que toda su vida ha trabajado como secretaria en el colegio El Encinar. Ella, junto a Rocío Martínez, la presidenta, se encargan de gestionar los talleres y actividades que se organizan en el centro, entre ellos los de móviles. Al final de la calle también se halla Jesús Martínez, que a sus 81 años dice llevar «fatal» la digitalización. «Esto es lo que tengo y casi no lo entiendo», afirma con un terminal rojo en la mano, sin pantalla táctil y con un número de teléfono escrito a mano y pegado por detrás). Nunca ha pagado con tarjeta, «nunca he tenido», y señala que ha tenido bastante dificultad a la hora de entender los trámites que ha tenido que realizar para la venta de su piso recientemente. Apoyo y personalización Frente a ello, administraciones y empresas emprenden medidas encaminadas a atender personalmente a cada una de las personas mayores que pueda tener dificultad en esta nueva era digital. El objetivo, señalan desde las entidades públicas, es «más que ayudarles o hacerles cualquier gestión», formarles para reducir la brecha digital y favorecer su autonomía a través de charlas, talleres y actividades de apoyo. CaixaBank, con más 4 millones de clientes mayores de 65 años y una cuota del 34,3% en pensiones domiciliadas, según ha informado la propia compañía, cuenta con un plan específico de atención a las personas mayores, con el objetivo de que no se vean afectadas por la brecha digital y las nuevas formas de relacionarse con la banca. Dicho plan incluye medidas como la creación de un equipo de gestores sénior, con formación en gerontología y especializado para atender a este colectivo; un número de teléfono exclusivo para sénior con atención especializada por agentes formados; un plan de acompañamiento para los clientes que contempla reducción de espera en oficinas, ayuda en el uso de cajeros, etcétera; horario de caja sin restricciones para mayores de 65 años y formación para clientes sénior sobre digitalización, entre otras. Cajasur, por su parte, según ha informado a este periódico, suma a la atención personalizada a este grupo de edad iniciativas como la posibilidad de utilizar el denominado Muro, un servicio de gestión a distancia que permite a los clientes comunicarse con su gestor directamente desde la app, evitando los desplazamientos innecesarios a las oficinas; una app simplificada en el móvil para clientes mayores en las que pueden acceder a consultas básicas o realizar operaciones habituales, como Bizum o transferencias o el servicio de atención telefónica prioritaria para clientes mayores del grupo Grupo Kutxabank, al que pertenece este banco. Formación para la autonomía Las administraciones públicas tampoco miran para otro lado en esta cuestión. El foco lo ponen en la formación, ya que consideran que es la vía más acertada para reducir la brecha digital en este y otros colectivos. No obstante, también adaptan la atención a ellos. El Ayuntamiento de Córdoba, por ejemplo, a través de la delegación de Mayores, ofrece talleres anuales de móviles para romper la brecha digital en el colectivo en los centros de mayores. Los diferentes centros cívicos de la ciudad también cuentan con cursos de móviles e informática dentro de su catálogo. Asimismo, fuentes de la delegación de Mayores han detallado que este área ha llegado a un acuerdo con la delegación de Modernización Digital para complementar estos talleres de carácter básico con otros más avanzados a través de la colaboración mutua entre ambas. En el centro cívico Norte y el CPA Antonio Pareja, los talleres de este curso comienzan la próxima semana. La Junta de Andalucíatambién ofrece talleres de digitalización sobre diversas cuestiones en sus centros de participación activa y en los puntos de Andalucía Vuela, la apuesta de la Junta de Andalucía «para convertir nuestra región en 100% digital, inclusiva y competitiva». Aurora Cabello de Alba, jefa del servicio de Gestión de Servicios Sociales, ha explicado que en los 27 centros de participación activa, de titularidad de la administración regional, trabajan en una cartera de talleres «adaptados a las necesidades de las personas mayores» y, «en virtud de las necesidades de cada centro», varían en función del perfil de usuarios y la ubicación. El móvil ya forma parte de la vida de los abuelos. / Víctor Castro Desde la delegación de Servicios Sociales apuntan que los más demandados son talleres enfocados a móviles, para aprender cuestiones relacionadas con el acceso a bancos, trámites on line o aprender a hacer videollamadas con familiares. Estas dependencias también cuentan con servicio de orientación administrativa y áreas de información para mayores de 60 años. Además, en colaboración con entidades sin ánimo de lucro, la Junta de Andalucía ofrece charlas y diversas actividades específicas para abordar cuestiones como estafas digitales y el uso de app como Salud Responde, entre otras. En la misma línea trabajan desde la red de centros Vuela, que cuentan con planes específicos para mayores de 65 años. Algunas de las cuestiones que trabajan los profesionales con ellos son aplicaciones para monitorizar la salud (diabetes y otras enfermedades); conectividad con los familiares; dinámicas con tablets para ejercitar la memoria en personas con alzhéimer; uso de banca on line y cajeros automáticos con simuladores; administración digital (citas previas, carpeta ciudadana, etcétera). Juan Luis Cruz, responsable de los puntos Vuela, hace hincapié en el asesoramiento individualizado que ofrecen los dinamizadores de cada centro y ha destacado que «llegan a un entorno de confianza» con los mayores que éstos son capaces de pedirle cualquier cuestión relacionada con la tecnología. Cruz recalca que el objetivo es que la experiencia de estos centros sea de ayuda total. En lo que va de año, los centros Vuela de la provincia han atendido a más de 3.000 mayores de 65 años, de los cuales más de la mitad son hombres. Suscríbete para seguir leyendo

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