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  • Reducen las penas a los condenados por el homicidio de Bocacha Orellano en La Fluvial

    » La Capital

    Fecha: 28/09/2024 03:35

    La Cámara de Apelaciones resolvió modificar las condenas a tres acusados por el homicidio de Carlos "Bocacha" Orellano , ocurrida en el bar Ming River House, en La Fluvial. En febrero del 2020, la víctima fue retirada de la zona VIP y golpeada por los custodios del lugar. Dos días después su cuerpo apareció flotando en el río. Las nuevas penas dictaminadas por el tribunal conformado por los camaristas Alfredo Ivaldi Artacho, Paula Sansó y Georgina Depetris son: en el caso del expolicía Gabriel Nicolossi, 9 años de condena por lesiones y abandono de persona seguido de muerte; 7 años de prisión domiciliaria para Karina Gómez, ex policía y pareja de Nicolossi, por los delitos de abandono de persona seguido de muerte y falsedad ideológica; y para Oscar López la pena cinco años y tres meses por abandono de persona seguido de muerte. Fabián Maidana fue absuelto del delito de homicidio de Bocacha Orellano. Al ser condenados por homicidio preterintencional más el abandono de persona seguido de muerte, las condenas iniciales dictadas por los jueces José Luis Suárez, Mariano Aliau y Aldo Bilbao Benítez se ubicaron por debajo de la escala que requería la acusación. En primera instancia, el policía Gabriel Julio Nicolossi fue condenado a 12 años de prisión. Su esposa Karina Gómez, que realizaba esa noche adicionales en La Fluvial, recibió una pena de nueve años de prisión domiciliaria por tener a su cuidado a sus dos hijos . El patovica Emiliano Oscar López fue sentenciado a seis años. Y quien era jefe de la custodia de River Ming, Claudio Fabián Maidana, fue absuelto por el beneficio de la duda . Los policías sumaron el delito de falsificación ideológica del acta labrada por el incidente y una inhabilitación para ejercer cargos públicos por 24 años. El fiscal Patricio Saldutti había pedido penas de 17 años para los patovicas y de 19 años para los policías. El querellante Salvador Vera, en tanto, reclamaba en representación de la familia penas de 20 a 23 años . A partir de una reconstrucción palmo a palmo de los hechos el tribunal decidió cambiar la calificación penal requerida por la acusación por una figura con penas más leves. Los jueces entendieron que no se cumplían los requisitos de un homicidio con dolo eventual, que ocurre cuando una persona se representa un posible resultado letal pero aun así sigue adelante con su accionar, sino que se trató de un homicidio preterintencional. Esto es, cuando el agresor quiere causar un daño pero, por razones ajenas a su voluntad, sucede un daño mayor, que en este caso fue la muerte. >> Leer más: Cómo interpretó el tribunal del caso Bocacha Orellano lo ocurrido la noche de su muerte bocacha juicio 1.jpeg Edgardo Orellano, padre de Bocacha, junto a otros manifestantes que participaron de un acto en la entrada al Centro de Justicia Penal. Juicio por homicidio preterintencional La ausencia de la intención de matar tuvo impacto en las penas iniciales y es probable que expliquen este nuevo fallo. Al ser condenados por homicidio preterintencional, más el abandono de persona seguido de muerte, las condenas se ubicaron por debajo de la escala que requería la acusación. Así, remarcaron que Bocacha —nadador desde la infancia— se arrojó voluntariamente al agua sin representarse el riesgo de "una muerte segura". Riesgo que, según entendieron, tampoco pudo estar a la vez en la mente de los empleados de seguridad que lo rodeaban. Consideraron además que ninguno de los testigos habló de un "acorralamiento, ni de presión contra la baranda del río. Mucho menos que haya existido algo parecido a una formación para ir cercando hacia al río a la víctima con intención de que se arroje. Es más, tampoco refieren golpes, sólo destacan forcejeos y amarres". En el juicio inicial los magistrados plantearon que la noche del 24 de febrero de 2020 una guardia de seguridad retiró a Bocacha del VIP del boliche alrededor de las 4 de la mañana. La salida, un trayecto de unos diez metros hacia la puerta, fue observada por varios clientes y empleados. "Todos coinciden en que se trató de una salida pacífica sin mayores resistencias, aunque dos testigos señalan que Orellano tropezó y cayó desde un escalón al salir del VIP". >> Leer más: Caso "Bocacha" Orellano: "No fue asesinado a golpes, pero su muerte no fue un accidente" Una vez fuera del local, según varios testigos, Orellano se encaminó hacia la pasarela que está junto al río. Si bien las defensas de los patovicas y los policías hablaron de una caída accidental del joven al que vieron acostado cerca de la baranda, el tribunal lo descartó. Para los magistrados fue necesario un "minucioso examen" de los testimonios para "depurar versiones" y así, junto al análisis de las cámaras del complejo, arribaron a una reconstrucción que "guarda coherencia, verosimilitud y conexión conglobada con la prueba". Plantearon que entre las 4 y las 5 de la mañana Bocacha permaneció en el sector de la pasarela junto al río, "interactuando mayormente con personal policial y al menos un personal de seguridad que por su función se apostaba afuera del boliche, Emiliano López". En ese lapso, sin que se llegaran a establecer de manera certera los motivos, "aunque todo indica que debido a la presencia de Orellano en las cercanías de la baranda y su negativa a retirarse", ocurrió un intercambio verbal ofensivo o "alguna otra circunstancia no dilucidada" y se avanzó "hacia situaciones de violencia física". image.jpg La familia Orellano se retira de la sala de audiencias donde se leyó el veredicto en el juicio por la muerte de Bocacha. Foto: Virginia Benedetto. Golpes e insultos Tras la expulsión, según los jueces, Orellano intentó volver a entrar y fue retirado por el policía Nicolossi. Un testigo de identidad reservada dijo que media hora después escuchó gritos y al asomarse por la pasarela vio a dos guardias y dos policías alrededor de un joven a quien Nicolossi golpeó con el borceguí en la pierna mientras lo tenía agarrado de un brazo. "Consideramos acreditado que existieron interacciones verbales y físicas y estas últimas fueron protagonizadas por el policía Nicolossi", dice el fallo. Un testigo fue crucial en esas jornadas; un pescador relató que al joven "lo manotearon, lo tenían del cogote y de los brazos. En un momento se les soltó, cruzó la baranda y saltó al río". Para el tribunal "esta mecánica es, en lo sustancial, declarada por el resto de este grupo. Que luego de observar a este masculino volver corriendo hacia el muelle 3 había un chico con un grupo de hombres (vestidos como patovicas y un policía uniformado) y algunos agregan que entre ellos había una mujer que sería la que gritó «acá está». Que se dio una interacción al lado de la baranda, hubo un forcejeo donde este grupo sostenía al chico, en un momento se les soltó, cruzó la baranda y se tiró al río", en un sector donde fue hallado el cuerpo dos días después.

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