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    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/09/2024 01:18

    Frente a la debilitada mayoría de la investidura se superpone la constatación de que no existe una alternativa numérica enfrente. Pared contra pared se suceden las semanas, las victorias parlamentarias de unos, las votaciones con resultados inesperados que colocan al PNV y a Junts como eje central del tablero político. Nadie parece especialmente incómodo en esta situación, el PP esperando la convocatoria de unas elecciones para ganar por desgaste del contrario porque por los aciertos de las últimas decisiones no será. Vox que sólo juega como eslabón de una cadena internacional y las dinámicas internas le importan poco, después de esa salida obligada de los gobiernos autonómicos, su reino no es de este mundo. Puigdemont o Junts, que por ahora siguen siendo lo mismo, vuelve a advertir que lo suyo no va de dar estabilidad o desgastar al gobierno español sea con este color político o con cualquier otro. Ellos sólo trabajan por Cataluña, se sienten elegidos para eso aunque no gobiernen en ninguna de sus principales instituciones. Pedro Sánchez, aún con todas las dificultades para aprobar las leyes estratégicas, no se rinde al desaliento apostando como siempre a que los otros cederán. Le protege un gran escudo, como le llama Aitor Esteban, no hay mayoría absoluta alternativa que pueda hacer prosperar una moción de censura o aprobar unos presupuestos generales distintos. Lo que sigue uniendo a un bando es la existencia del otro, y al revés. Con estos números se juega, la voluntad ciudadana en las urnas es soberana y de los problemas de entendimiento entre partidos no se puede salir siempre devolviendo la bola a los votantes. Para añadir más inmovilismo a la situación, el PP utiliza como bloque homogéneo contra el gobierno central sus ejecutivos autonómicos, aunque no siempre lo consigue porque los intereses de Díaz Ayuso y de Rueda son tan dispares como los de Page e Illa. Las principales políticas públicas que nos preocupan tienen sus competencias de desarrollo y ejecución en las comunidades autónomas, vivienda, sanidad o educación y los reproches por la financiación vuelan de un tejado a otro constantemente. El PNV, en su pragmatismo, pide ir a una producción legislativa concreta y no ideológica, pero no existe ninguna decisión política exenta de eso que debe impregnar los partidos y que, más que renunciar, deben aprender a transaccionar. El menor de los males posibles o pactar el desacuerdo antes que esta situación declarativa de los deseos de todos por hacer pero bloqueada en la práctica en espera de no sabemos muy bien qué. No hay cuerpo, ni siquiera el ciudadano, que resista así tres años más. Suscríbete para seguir leyendo

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