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  • Virus y ecología

    » Diario Cordoba

    Fecha: 22/09/2024 13:56

    Lo que está ocurriendo con el virus de la Fiebre del Nilo Occidental (FNO) es paradigmático de lo que nos espera en el futuro y de la repercusión del cambio climático en la salud pública y en la distribución de las enfermedades, en especial las víricas. En la FNO el reservorio son las aves migratorias y los mosquitos que pican a esas aves la transmiten a otras especies animales. Los seres humanos y los équidos se consideran huéspedes finales del virus por lo que no transmiten la enfermedad. Son las enfermedades emergentes, aquellas enfermedades que crecen tras su introducción en una nueva población huésped, la mayor parte de ellas de origen zoonótico, y que están produciendo ya brotes en Europa de dengue, zika o chikungunya. La causa es el aumento de la temperatura y de las zonas templadas que avanzan hacia el Norte y con ellas el mosquito que históricamente podríamos catalogar como el mayor enemigo de la humanidad (si excluimos al propio ser humano) por la mortalidad que ha producido y produce. Otros artículos de Antonio Varo Baena Palabras para andrómina ‘Yo, capitán’ Palabras para Andrómina Lorca dibujante Palabras para Andrómina Ser de izquierdas Y aquí intervienen las características del propio virus y su adaptación evolutiva, el tipo de mosquito (en la FNO el culex), la invasión de espacios por el ser humano, la salubridad del entorno, las aguas estancadas, y el calentamiento global. Estos virus han convivido habitualmente en la vida silvestre, pero la deforestación, la alteración de los ecosistemas y el cambio climático, todo ello producto de la acción humana, ofrecen una oportunidad para que no sólo salten de esa vida silvestre a las poblaciones humanas sino para que se extiendan geográficamente a zonas con características ecológicas y climáticas adecuadas, o en condiciones propicias como las rutas migratorias con presencia de aves que proceden de áreas endémicas, la presencia de poblaciones equinas y la interacción con los mosquitos. La FNO es una enfermedad emergente típica. Los casos humanos se propagaron por Norteamérica en menos de 10 años tras un primer caso en 1999. En la Camarga francesa reapareció en 2000 después de casi cuarenta años de ausencia. En España se detecta el primer caso en humanos en 2004 y en Andalucía en Cádiz en 2010. Desde entonces se expande la enfermedad por Europa. En nuestra región el virus es endémico de las zonas de arrozales y humedales y al no existir aún vacunas humanas (sí las hay para los equinos), solo las medidas preventivas -básicamente el control de vectores fumigando en la época adecuada y evitar las picaduras de mosquitos-, pueden atenuar el problema que surge sobre todo en verano y en especial a finales del mismo, al aumentar la densidad de mosquitos en las zonas templadas y provoca desde una fiebre benigna a una encefalitis grave y letal, aunque también muchas infecciones asintomáticas (el 80%). La aparición de estas enfermedades es significativa de lo que está ocurriendo a nivel ecológico en el planeta y está demostrado que las alteraciones ecológicas en el medio ambiente provocan esa aparición por el motivo que cambia la propia ecología viral. El cambio en las circunstancias ecológicas favorece el contagio entre especies. Por todo ello, además de evitar los casos de FNO hay que estar preparados para detectar, vigilar y prevenir otros virus emergentes, que con toda seguridad aparecerán más temprano que tarde, lo que supone un importante reto para la salud pública. Un reto que hay que abordar desde la estrategia ‘One Health’ (una sola salud) en la que tanto la salud humana como la ambiental y animal trabajen conjuntamente. Suscríbete para seguir leyendo

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