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    » El litoral Corrientes

    Fecha: 22/09/2024 10:02

    Muchos no saben que la primer iglesia (igreja en portugués, chiesa en italiano) se encontraba exactamente donde está la Casa de Gobierno de la Provincia de Corrientes actualmente, en ella, como era costumbre, se enterraban al costado los muertos de mayor prestigio en el cementerio del recinto sagrado, para los creyentes. Entonces al lado de la iglesia se formó el primer cementerio para los no encumbrados, bajo el piso de la actual legislatura, donde reposan los restos de los primeros habitantes de la ciudad de Corrientes, sus cenizas y espíritus. Es por eso que extrañamente se encuentran velas en las escalinatas de la sala legislativa, luces que iluminan el camino de espíritus que rondan la vecindad del antiguo barrio San Juan Curuzú, actualmente Deportes. La Casa de Gobierno es de construcción nueva digamos, comienzos del siglo veinte, pero bajo sus pies corren largas historias, túneles, escondites tapados por las obras, puertas secretas y por supuesto aparecidos tesoros y fantasmas. Este es el escenario en el que se desarrollan los hechos que relato. María y sus compañeros de tareas, en alguna hora de esparcimiento, jugaban con una pelota en las galerías del edificio de Salta y Mayo, entre risas y algarabía producto de la juventud, de pronto escuchan una voz con tonada española, vaya uno a saber de qué región, que dice con sonoridad solemne: -Pues que vais a embarrar las paredes de la Iglesia recién pintada con cal, ¡Dejad de jugar chiquillos! Naturalmente la pelota quedó paralizada en el aire y el miedo del grupo superó lo natural, observaron desde donde venía la voz extraña y cantarina, era la de un hombre que se diri-gía hacia el Oeste, con calzas negras, chaqueta de color morado y llevaba en la mano un viejo libro, que los atónitos jóvenes aseguran era un gran volumen forrado en cuero rústico. El juego terminó abruptamente dejando a los jugadores sumergidos en todo tipo de pensamientos, donde el primero era el miedo, seguido de estupor y sorpresa. Como es sabido nunca más jugaron en el pasillo frente a la oficina de prensa de la gobernación. Creyeron al principio que el extraño personaje era un disfrazado o le habían hecho una broma. Pasaron unos días, cuando de pronto, sin que la puerta de la oficina se abriera apareció el mismo personaje con el pesado mamotreto de forro de cuero y, con la misma voz y tono expresó: -¡Trabajad que estáis perdiendo el tiempo!, para desaparecer en la pared. El jefe de la oficina, que se había reído de sus empleados cuando le contaron su experiencia, quedó helado, color papel, le costó articular palabra expresando: ¿Quién es Usted? Ya en plena marcha y sin proyectar sombra alguna la figura contestó en castellano viejo: -El patrono del solar, impío que no justificas tus emolumentos pagados por el rey. Costó bastante hacerlo volver a la normalidad al jefe, balbuceaba, más bien deliraba. Sin embargo no termina con la presencia del extraño personaje, al cual se habituaron los empleados, puesto que aprendieron a convivir pacíficamente con él. Llegó el invierno con plenitud, frío húmedo, combinación perfecta para estar encerrados en la oficina. De pronto se escuchan golpes en la puerta, igual en las ventanas, se corre una silla y el ambiente se carga de desconfianza, esperando observar qué presencia es la que visita esta vez la oficina. Majestuosa aparece desde las paredes una mujer engalanada de rojo, vestido largo, encajes, con un abanico que cerraba y abría con una gracia admirable, su andar de impecable cadencia y exudaba un perfume a jazmín exquisito. El rostro de los empleados era el reflejo del terror expuesto a su máxima potencia, la figura no emitía sonido alguno, solo golpeaba con el abanico los escritorios, movía una silla, esbozaba una sonrisa y desaparecía en la pared opuesta colocando una mano sobre ella como si fuera una llave mágica. Bueno eso fue el colmo del aguante, saturó la valentía de algunos, nadie iba ni va a los sanitarios lejanos sólo, se acompañaban, debido a que algunos empleados de otras oficinas afirman, que también vieron al solemne señor de calzas y a la hermosa dama con olor a perfume de jazmín. Para tranquilizar a los espíritus cada uno acudió a sus creencias, los más fueron a la Iglesia de la Merced a encargar una misa por los difuntos y espíritus que observaron, otros directamente trajeron a un sacerdote que bendiga el lugar y un tercer grupo trajo una curandera conocida de la ciudad, que luego de unos pases secretos expresó: -No son malos, están enterrados acá abajo, recuerden que se enterraban dentro de las Iglesias a los habitantes más importantes y la construcción se realizó sobre sus tumbas, -Así que, acostúmbrese a convivir con ellos. Alguno que otro solicitó su traslado a otra repartición, los demás conviven con los espíritus que rondan la oficina de prensa de la gobernación. Lector, ¿deseas trabajar en esa oficina? vaya pues sí, son espíritus buenos y tienen cientos de años, ten cuidado de los vivos que esos sí que pueden llevar tus alforjas.

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