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  • Insfrán y su llamado a la confrontación: ¿defender la patria o perpetuar su hegemonía?

    » Diario Opinion

    Fecha: 20/09/2024 23:04

    ¿A qué se refiere el gobernador cuando pregunta si los argentinos podemos "permitir pacíficamente" lo que él considera una amenaza? Esta retórica plantea serias preocupaciones. Insfrán, quien gobierna Formosa desde hace más de tres décadas, invocó el peligro inminente para la patria, sugiriendo que el futuro del país está amenazado por un gobierno que, en su visión, socava los intereses nacionales. Sin embargo, lo preocupante no es solo el ataque en sí mismo, sino el uso de una retórica alarmista que invita a una respuesta casi violenta. ¿A qué se refiere el gobernador cuando pregunta si los argentinos podemos "permitir pacíficamente" lo que él considera una amenaza? ¿Está sugiriendo que la respuesta debe ser otra, acaso más agresiva? La utilización de términos como "defender la patria" en un contexto de creciente polarización política es una estrategia peligrosa, especialmente cuando se lanzan desde una posición de poder como la de Insfrán. Bajo el pretexto de proteger a la nación, el gobernador formoseño no está haciendo otra cosa que agitar fantasmas para consolidar su propia hegemonía. Su ataque a Milei, bajo la metáfora del "topo que destruye al Estado", no es más que un intento de generar miedo y rechazo hacia la oposición, construyendo una narrativa donde él, y su modelo político, son los únicos capaces de salvar al país. El llamado a no permitir "pacíficamente": es una incitación a la confrontación? En un contexto donde las palabras tienen peso y resonancia más en un acto en un establecimiento educativo que es transmitido en directo en la hegemónica Cadena Provincial, el llamado a no permitir "pacíficamente" que este supuesto desmantelamiento del Estado ocurra, puede interpretarse como una incitación a la confrontación. El gobernador parece apelar a la emocionalidad y al miedo colectivo, en lugar de promover el diálogo y la búsqueda de soluciones en conjunto. Esta estrategia es recurrente en sus discursos, donde presenta a su gestión como un bastión contra las fuerzas que, según él, amenazan el bienestar de la Nación. El trasfondo de este mensaje no puede desvincularse de la coyuntura política actual. La figura de Javier Milei ha generado un fuerte impacto en el escenario nacional, desafiando las estructuras tradicionales del poder y proponiendo reformas radicales que tocan el nervio sensible del sistema político. Frente a esto, Insfrán, que representa un modelo de permanencia y control en el poder, se ve obligado a responder con dureza, apelando a la defensa de una patria y un Estado provincial que con la suma del poder público en sus manos, él mismo ha modelado en torno a su figura, a su relato y el culto a su personalidad. Apocalíptico: Su perpetuidad o la nada El uso de actos oficiales, como la inauguración de una escuela, para lanzar este tipo de discursos partidarios no es nuevo en la gestión de Insfrán. Sin embargo, lo que resulta particularmente inquietante es el tono casi apocalíptico con el que enmarca el debate político, señalando un punto de no retorno si la oposición llega al poder. Al invocar la necesidad de "defender" la patria, deja entrever una visión de la política como una batalla en la que solo hay vencedores y vencidos, dejando de lado la pluralidad y el debate democrático que deberían primar en cualquier sociedad. Lo que los argentinos no deberían permitir es que se continúe utilizando la gestión pública para promover agendas políticas que solo buscan perpetuar el poder de unos pocos La pregunta que deja en el aire Insfrán –"¿tan pacíficamente podemos permitir que esto ocurra?"– es una invitación a la reflexión, pero no en los términos que el gobernador plantea. Lo que los argentinos no deberían permitir es que se continúe utilizando la gestión pública para promover agendas políticas que solo buscan perpetuar el poder de unos pocos, a costa de la división y el enfrentamiento. La patria no se defiende con retórica incendiaria ni con llamados a la confrontación, sino con la construcción de consensos, el respeto a la diversidad de opiniones y el fortalecimiento de las instituciones. Gildo Insfrán, en lugar de convocar a la unidad desde la diferencia, insiste en dividir bajo el pretexto de defender un modelo que, tras más de 30 años, ha mostrado claros signos de descomposición. El verdadero desafío para los formoseños y para el país no está en seguir discursos que apelan al miedo y al enfrentamiento para perpetuarse, sino en construir un futuro en el que la paz, la democracia y la decencia administrativa sean los pilares fundamentales.

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