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  • Fui, vi y escribí: Matrimonios, mentiras y videos

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 19/09/2024 04:40

    "El aroma del pasto recién cortado" es la nueva película de la cineasta argentina Celina Murga. Hola, ahí. “Dos personas que se enamoran son dos infancias que se entienden mutuamente. Sin eso, el amor no es gran cosa”. La frase pertenece al libro Del matrimonio como una de las bellas artes, escrito a cuatro manos por Philippe Sollers (1936-2023) y Julia Kristeva (1941), intelectuales faro de la cultura francesa, “un matrimonio kilométrico”, en palabras de Juan Becerra; una pareja que se mantuvo firme durante 50 años y que no se desestabilizó ni siquiera con la relación paralela de Sollers con la escritora feminista belga Dominique Rolin (1913- 2012). Yendo a la cronología, Sollers y Rolin ya eran amantes cuando el novelista y creador de la revista Tel Quel conoció a la búlgara Kristeva. Rolin era 23 años mayor y fue seguramente esa diferencia de edad lo que selló el pacto de semiclandestinidad de la relación, que no se constituyó en matrimonio pero cristalizó como pareja. Unos años antes de morir Sollers, Gallimard publicó en cuatro tomos las cartas que los amantes se enviaron entre 1958 y 2008. Las de él eran más clásicas y se iniciaban con un tradicional “Mon amour”. Las de ella en cambio eran más creativas. De sus dedicatorias, me gusta en particular la faraónica “Mon toutankamour”. En "El aroma del pasto recién cortado", el personaje de Joaquín Furriel atraviesa una crisis de pareja y comienza un romance con una alumna de su cátedra en la Facultad de Agronomía. ¿Cuándo decidimos formar una familia? Natalia (la actriz mexicana Marina de Tavira, a la que seguramente viste en Roma, de Alfonso Cuarón) está casada con Hernán (el actor uruguayo Alfonso Tort) y Pablo (Joaquín Furriel) está casado con Carla (Romina Peluffo). Natalia y Hernán tienen dos hijas adolescentes y Pablo y Carla tienen dos hijos, uno adolescente y otro chiquito. Natalia y Pablo son docentes en la Facultad de Agronomía. El marido de Natalia y la mujer de Pablo están desocupados y en tortuosa búsqueda de un nuevo trabajo. Cada uno de ellos se transformó en el frustrado, el que tiene la autoestima por el piso, el que se pregunta si es posible seguir siendo atractivo para su pareja. Un día, y sin antecedentes de infidelidad, Natalia comienza una relación con Gonzalo (Emanuel Parga), uno de sus alumnos, que además la asiste en la materia que dicta. Pablo -sin haber estado con otra persona desde que está en pareja con Carla- se involucra sentimentalmente con Luciana (Verónica Gerez), una alumna que también funciona a la manera de su asistente. Como se puede ver, se trata de historias en espejo de un hombre y una mujer de cuarenta y tantos, docentes, que pertenecen al imaginario argentino de clase media y que, aunque les gusta lo que hacen en términos profesionales, están insatisfechos con sus vidas y esas vidas, claro, incluyen a sus parejas. A grandes rasgos, esto es lo que cuenta El aroma del pasto recién cortado, la nueva película de la directora argentina Celina Murga, producida por Martin Scorsese y ganadora del premio a mejor guion en el Festival de Tribeca (escrito por la directora, Juan Villegas, Lucia Osorio, Gabriela Larralde). Las actuaciones, naturales y sensibles, resultan clave para una trama que se basa no en la peripecia sino en la complejidad de emociones de los protagonistas. "El aroma del pasto recién cortado", de Celina Murga El recurso de “en espejo” se advierte no solo en la narración sino también en los diálogos, con parlamentos que se replican y explotan de sentido en esa duplicidad. Pese a que Natalia y Pablo trabajan en el mismo lugar y están pasando por situaciones semejantes (romances con personas más jóvenes, escrache en redes, llamado de atención de autoridades) en la película nunca se cruzan: ni ellos ni sus familias ni sus historias. Hay un tratamiento realista del tema de la insatisfacción de la mediana edad y a la vez un juego fantástico en la exposición. La pregunta que sobrevuela en el argumento y en la angustia insatisfecha de los protagonistas es la de si es posible hoy (si es que alguna vez lo fue) sostener un matrimonio en los viejos términos de convicción, exclusividad y el “para toda la vida”. Y, en paralelo, ya que hablamos de espejos, otros temas que quedan flotando son cuándo, por qué y con quién decidimos formar una familia y lo fuertes que son esos lazos invisibles que te mantienen unido a quien amaste mucho. Marina de Tavira (actriz mexicana que pudo verse en "Roma", de Cuarón) junto con el actor uruguayo Alfonso Tort en "El aroma del pasto recién cortado". Y es que tal vez parezca obvio, pero no está de más recordar que no todas las parejas terminan formando una familia ni toda familia tiene en su origen a una pareja de enamorados. Por todo eso, y porque sin dudas vas a encontrar escenas que, de uno u otro modo, te hablan a vos, no hay forma de que esta película -que se estrena hoy- te resulte indiferente. Cuando el que te dice te amo, te odia Pero volvamos a aquellos matrimonios que se mantienen, los que sobreviven a crisis y a infidelidades. Los que terminan implosionando inesperadamente. La semana pasada te hablaba del caso Pelicot, la historia atroz del hombre que drogó durante diez años a su mujer para que fuera violada por extraños. Los Pelicot, que pasaron 50 años juntos, son padres de tres hijos y abuelos de 7 nietos. En el transcurso del juicio que se está llevando adelante en Aviñón trascendió que cuando eran más jóvenes la pareja había atravesado una fuerte crisis a partir de una infidelidad de Gisèle, la esposa, razón por la cual él había abandonado la casa familiar por un tiempo. Durante esa separación, Dominique Pelicot estuvo algunos meses con otra mujer. Gisèle Pelicot fue violada por su marido y más de 80 hombres a lo largo de casi diez años. Un caso que despierta la sorpresa y el horror en todo el mundo. (Foto: Christophe SIMON / AFP) Vaya a saber cómo ocurrió, qué cosa incidió para que dos personas que se habían separado decidieran rever sus decisiones pero lo cierto es que la pareja superó esa instancia, después de conversarlo bastante regresaron a la convivencia y, también, a lo que parecía una vida tradicional en familia. El verdadero divorcio llegó mucho después y fue en 2020, cuando la Policía la convocó a Gisèle para mostrarle las pruebas que confirmaban que su esposo la había sometido a lo inconcebible. Sucedió después de que lo detuvieron en un supermercado luego de ver cómo el hombre grababa con su celular a tres mujeres por debajo de sus faldas. A partir de entonces lo investigaron y le retuvieron todos sus dispositivos, en los que encontraron los videos que la mostraban a ella inconciente y siendo sometida de manera aberrante por desconocidos convocados por su marido en internet. Los videos habían sido grabados por el mismo Pelicot. Gisèle Pelicot, junto con su abogado, en los tribunales de Aviñón. (Foto: Christophe SIMON / AFP) En un comienzo Gisèle no se reconocía en las imágenes. Durante largo rato se negó a admitir que el hombre con el que se había casado en 1973, ese “gran tipo” al que nunca le había escuchado decir algo fuera de tono sobre una mujer, era el mismo que había diseñado un plan perverso y criminal que la tuvo por víctima sin que ella jamás lo advirtiera. Su vida se derrumbó, su pasado se convirtió en una mentira. Hoy su nombre en todo el mundo es sinónimo de aberración y dignidad, por el modo en que está atravesando el proceso judicial en contra de su exmarido y de 50 de los 80 hombres que la violaron durante diez años. Aunque está divorciada, sigue usando durante este tiempo el apellido de casada y permite que así la nombren los medios. Dice que no le molesta porque ese es también el apellido de sus hijos. ¿Se habría salvado Gisèle de este infierno si decidía no volver con él? ¿Estará pensando en estas semanas en cuál habría sido su destino si seguía separada? "Miedo", novela de Stefan Zweig, en la edición Godot. El miedo de Irene Irene Wagner tiene dos hijos, un marido proveedor y una vida que toda mujer burguesa de su época envidiaría. Un día, más por aburrimiento que por deseo, Irene se tienta y se convierte en la amante de Eduard, un joven pianista. Cada vez que lo visita cierta forma del miedo la corroe (“Apenas se animaba a verse en el espejo, por miedo a la desconfianza en su propia mirada, y sin embargo era necesario chequear si no había algo en su vestido que delatase por su desorden la pasión de esa hora”). Una tarde, a la salida de la casa de Eduard, una mujer le interrumpe el paso y la encara. Detrás del velo que cubre su rostro Irene tiembla. Esa mujer sabe de dónde viene ella, sabe quién es y sabe que es amante del muchacho. Esa mujer se declara novia del pianista y de otra clase social, por lo que el resentimiento aflora. Para salir de esa situación, para volver a su casa y sentirse sana y salva, Irene manotea su billetera y le da todo el dinero que tiene a esa mujer que la amenaza. Del otro lado, la respuesta es una palabra temida y que no es usual en el círculo en el que la dama suele moverse: zorra. La mujer que recibe el dinero de Irene le dice “zorra”. Con esta escena comienza el círculo del infierno del miedo para Irene, el pánico de que su marido se entere de que lo engaña, el terror de convertirse en objeto de burla de sus amistades. El miedo atroz de quedarse sin nada. Y por nada, además: no es amor lo que siente por Eduard, en todo caso son las ganas de vivir algo diferente. El escritor Stefan Zweig (1881-1942). De esta historia se ocupa Miedo, una novela corta de Stefan Zweig, uno de los grandes escritores de la historia de la literatura. Y lo digo así, en voz alta, porque soy fan y porque estoy convencida de que pocas veces existió alguien tan naturalmente dotado para contar las emociones humanas como Zweig, algo que hizo durante mucho tiempo y en diferentes géneros narrativos. Sus biografías siguen siendo hoy documentos frecuentados por lectores e historiadores y sus novelas afortunadamente regresaron después de un freezer de décadas en las que, entiendo, su estilo no era lo que se consideraba por entonces alta literatura. Miedo es una novela sobre la culpa y es, a su modo, una novela sobre la perversión y el matrimonio. Escrita en 1911 y publicada en 1923, la ficción de Zweig tuvo varias versiones cinematográficas y también otras películas inspiradas en la novela que, en mi modesta opinión, es un distinguido homenaje a la Madame Bovary de Flaubert. Una de las películas fue filmada en 1954 por Roberto Rossellini y protagonizada por Ingrid Bergman. En italiano se llamó La paura y en español, vaya a saber por qué, le pusieron Ya no creo en el amor, un título más apropiado para una de Palito Ortega que para este tipo de films. Todo el pesar de Irene y el recorrido interno de su culpa y sus terrores son abrumadores y, por si eso no alcanzara, el final de la historia es una vuelta de tuerca sorprendente. Aunque hay varias ediciones de Miedo, siguen apareciendo nuevas. De hecho, recientemente editorial Godot sumó una edición, muy accesible, con traducción de Nicole Narbebury. Daniel Auteuil y Emmanuelle Devos, en una imagen de la película "Un silencio". Callar y proteger Astrid (Emmanuelle Devos) es la esposa de François Schaar (Daniel Auteuil), un abogado mediático, a quien le encanta estar rodeado de cámaras, y que está a cargo de un caso durísimo de pedofilia que incluye la muerte de dos chicas menores de edad. La bella casona de los Schaar está siempre rodeada de periodistas y móviles que esperan noticias de este caso que tiene a la sociedad en vilo. Astrid y François son padres de Caroline, de 30 años, y Raphaël, un hijo adoptivo que aún vive con los padres y que es muy cercano a su madre. Hay un secreto familiar, algo muy sórdido y que se esconde para fingir que todo está bien. Astrid, la más afectada, pretende seguir protegiendo a quien más daño le hace. Sin embargo, impulsado por Caroline, quien ya no quiere pisar la casa de sus padres, una vez que Raphaël se entere de lo oscuro que se esconde tras la fachada del hombre que lucha contra el mal, ya nada seguirá igual. La película trabaja la cronología de modo de sumar tensión a algo que es de por sí inquietante. En un comienzo sabemos que el chico atacó violentamente al padre; a lo largo de Un silencio, película de Joachim Lafosse que se estrena hoy, iremos sabiendo por qué lo hizo. "Un silencio", de Joachim Lafosse El argumento de Un silencio está basado en una historia real, la del abogado Victor Hissel, quien tuvo notoriedad originalmente por ser el abogado defensor de la familia de dos niñas víctimas de Marc Dutroux, un asesino en serie belga, acusado de estar vinculado a una red de pedofilia, condenado por haber secuestrado, torturado y abusado sexualmente de seis niñas y adolescentes de edades entre los 8 y 19 años, de las cuales cuatro fueron asesinadas entre 1995 y 1996. Pero la notoriedad de Hissel no concluyó allí y como emblema de la lucha contra el crimen sino que continuó cuando, tiempo después, fue él mismo acusado por posesión de pornografía infantil. La película de Lafosse se ve muy bien; lo inquietante del argumento va siendo dosificado. Hay mucha oscuridad en las imágenes, tanta como en el secreto que termina saliendo a la luz. Si es por gusto personal, soy de las que piensa que Daniel Auteuil es uno de los actores más brillantes que hay sobre la Tierra. Desde siempre veo todas las películas en las que actúa y me da lo mismo si está lindo, si está feo, si hace de bueno o de malo, si es comedia o es drama, si es de época o es actual. Todo lo hace bien. Una escena clave de "Un silencio", la película de Joachime Lafosse. En esta película lo acompaña como su protectora esposa Emmanuelle Devos, quien hacía de amante del personaje de Auteuil en la versión cinematográfica de El adversario, de Carrère, que filmó Nicole Garcia. Las actuaciones de ambos actores en Un silencio son realmente muy buenas. En el caso de ella, su representación de una mujer que quiere sostener un cielo falso que se viene abajo es tan contenida como impactante. El secreto, el silencio, y sobre todo la mentira sobre la que se basó la vida que llevaron hasta el momento de la explosión emocional del hijo puede verse en los ojos de Devos, especialmente en el momento en que está sentada frente a la mujer policía que quiere arrancarla de esa esclavitud humillante. Casi diría que su mirada basta, que no son necesarias las palabras. Marina de Tavira es una de las protagonistas de "El aroma del pasto recién cortado", de la argentina Celina Murga. La película fue producida por Martin Scorsese. Me despido y te agradezco que hayas llegado hasta acá.Te recuerdo mi mail, por si te dan ganas de escribirme: es hpomeraniec@infobae.com. Las imágenes de este envío son de las películas mencionadas, que se estrenan hoy, un retrato de Gisèle Pelicot y la tapa de la novela de Stefan Zweig. Ojalá pases una buena semana, cerca de gente querida y que hace bien. Te deseo y me deseo que el sol nos acompañe sin hacernos daño, solo para iluminarnos y darnos buena vida. Hasta la próxima. *Para suscribirte a “Fui, vi y escribí” y a otros newsletters de Infobae, ingresá acá. ** Para leer los “Fui, vi y escribí” anteriores, clickeá acá.

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