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» Diario Cordoba
Fecha: 18/09/2024 18:46
Hace años que se viene hablando de la caída de la natalidad, un lobo que acechaba a los centros de Primaria como primer eslabón, y que ahora empieza a sentirse en la siguiente etapa. Los institutos de Secundaria, FP y Bachillerato llevan un par de años notando el descenso de alumnos, que ya ha provocado el cierre de un número creciente de aulas. El presidente de la Asociación de Directores de IES en Córdoba (Adian), Antonio Erencia, asegura que es una realidad que está haciendo mella de forma desigual por barrios y municipios de la provincia, donde una parte de los puestos que se pierden están siendo ocupados por inmigrantes. «El descenso ha sido brutal en algunas zonas de la provincia como la Campiña», afirma. Erencia explica que el procedimiento para asignación de grupos hace que haya institutos con grupos al límite y otros con poco alumnado, ya que si se supera la ratio máxima establecida (33 en la ESO y 37 en Bachillerato), aunque sea por un alumno más, la Administración está obligada a abrir una unidad más y desdoblar al alumnado. En la capital, grandes institutos como el IES Góngora, el IES Averroes o el IES Ángel de Saavedra también se están viendo afectados por esta situación, que no ha venido acompañada de un descenso de la ratio, que se mantiene con el mismo cupo, sino de una supresión de unidades. La directora del IES Averroes, Pepa Cobos, tendrá este año 913 alumnos, cinco menos que el curso pasado. Sin embargo, si mira atrás, en 2018, había 1.350. El pasado mes de julio, Educación les informó de que perdía dos grupos, uno de segundo y otro de tercero de la ESO. En Bachillerato, han matriculado 42 alumnos de Humanidades y Ciencias Sociales y 32 en Ciencias, pero solo tendrán dos grupos autorizados (el tope máximo autorizado es de 37). «Educación nos ha asignado las aulas en función del número total, sin tener en cuenta la diferencia de ramas ni el perfil de este centro, donde atender un aula con tantos alumnos es muy complicado», explica, «además, nos faltan especialistas de Tecnología y Filosofía y hemos que tenido que hacer encaje de bolillos para cuadrar los horarios». Cobos, que considera que «se está castigando» a su centro, percibe también que «parte de la oferta formativa se desplaza a FP, aunque parte de esos alumnos acaban matriculándose en Bachillerato porque no encuentran plaza en lo que quieren». La situación es distinta en cada instituto. En el IES Góngora, su vicedirector, Juan Antonio Benítez, comenta que respecto al curso pasado están en cifras totales parecidas porque se ha implantado un nuevo ciclo de Grado Superior de Transporte y Logística, aunque en primero sí que se va notando que hay menos alumnos. La ratio media está en 30 alumnos en Secundaria y 35 en Bachillerato. Sin embargo, según Benítez, «antes había estudiantes en lista de espera y ahora no». Asimismo, estima que a medio plazo tendrán que buscar más alumnos fuera de los centros de Primaria adscritos porque cada vez serán menos. En el IES Ángel de Saavedra, tienen dos unidades menos que el curso pasado, una en la ESO y otra en Bachillerato. «El descenso de alumnos se nota más en Secundaria», coincide el jefe de estudios, Rafael Carretero, que asegura que «salvo casos puntuales, no tenemos ratios muy altas». El otro reto de este curso es la FP Dual generalizada, una novedad que supone que el alumnado de FP tenga prácticas desde primer curso. Todos los centros consultados coinciden en que una cosa es la teoría y otra la práctica y que la dificultad radica en conseguir que haya empresas de la familia profesional de los institutos que acepten formar al alumnado sin ninguna contraprestación para ellos, sobre todo, cuando se trata de sectores donde no hay multinacionales sino pymes. «Hay mucha incertidumbre, mucha desinformación e inseguridad sobre la aplicación», señalan directores y jefes de estudios, que tienen hasta febrero para asignar plazas de prácticas a su alumnado. La mayoría de institutos tienen convenios con empresas de años anteriores para los ciclos superiores, pero necesitarán encontrar más. Hay familias profesionales con muchas empresas y otras áreas muy especializadas como robótica o imagen y sonido por ejemplo, donde es más complicado. «Al final, se hará, porque se hace siempre con el esfuerzo del profesorado, pero va a costar trabajo», coinciden. Suscríbete para seguir leyendo
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