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» Diario Cordoba
Fecha: 16/09/2024 11:16
El padre Sergio, natural de Alcalá la Real en Jaén, es trinitario desde 1995 y tras su paso por la prisión de Algeciras, en junio fue trasladado a Córdoba para ocupar uno de los puestos de capellán de la cárcel de Alcolea Lleva en Córdoba desde el mes de junio como capellán de la cárcel. ¿De dónde viene y qué labor realizaba hasta ahora? He venido desde Algeciras para sustituir al padre Aurelio, que ocupará el puesto que yo tenía. Los trinitarios tenemos voto de obediencia y acudimos donde la Orden nos reclama. Allí he sido párroco, capellán de la prisión y he trabajado con la fundación Prolibertas. Antes de Algeciras, estuve en Albolote y otras prisiones de España. ¿Siempre tuvo esa vocación trinitaria de ayudar a la liberación de los cautivos? Estar con los presos es algo que da respeto, pero yo sentí que el Señor me llamaba a la orden trinitaria, cuyo lema es «gloria a ti trinidad y a los cautivos, libertad». Me siento enviado para acompañar a los cautivos de hoy, Dios nos envía para seguir liberando a esas personas que sufren. A lo largo de estos años de acompañamiento, he sido testigo de cómo muchas personas han cambiado y han rehecho sus vidas. ¿Qué función realiza un capellán, trinitario como usted, en la cárcel? En el evangelio, hay un pasaje que dice «estuve en la cárcel y viniste a verme». Esta es una forma de encontrarte con dios, visitar a los presos. Yo soy uno de los tres capellanes de la Pastoral de Penitenciaría de Córdoba. En primer lugar, desarrollamos una labor social, atendemos a los internos si necesitan ropa y otras cosas básicas, mediamos con la familia... Y por otro lado, les llevamos la fe, que es lo que realmente libera y lo que nos ayuda a construir un mundo mejor. Aparte de capellán de la cárcel, soy vicario parroquial en los Trinitarios, donde trabajo con las obras sociales de la Fundación Prolibertas. En Córdoba, atendemos a las personas sin techo que pasan por el comedor social y el centro de día Casa Libertad, donde les ayudamos a cambiar sus vidas con programas para la reinserción social. ¿Atienden a todos los presos, independientemente de su confesión o de si son creyentes o no? La labor de la iglesia siempre está abierta a todas las personas sin distinción de ningún tipo. Nosotros vamos a los módulos y estamos en sus espacios al servicio de todo el que se acerque a nosotros. Llevo poco tiempo en Córdoba, pero en Algeciras, en el módulo de los musulmanes, había voluntarios católicos con los que ellos se desahogaban y compartían sus preocupaciones. Los presos de primer grado también pueden solicitar que les visitemos a través de una instancia. ¿Cuál es la principal necesidad que detectan en los internos? En la cárcel, hay mucha necesidad de escucha, eso es igual en todas las prisiones porque cuando estás preso no eres dueño de tus tiempos ni de tu vida. Normalmente, no tienen confianza con los compañeros y al funcionario lo ven como la persona que los controla. Sin embargo, dicen que la calle viene a ellos con los voluntarios, con nosotros se sienten más libres para hablar de lo que les pasa. Hay quien te pide lo religioso, el evangelio, la palabra, la eucaristía.... También damos muchos abrazos. A veces, necesitan tan solo que les des la mano, ese contacto humano. En nuestras charlas, les explicamos que la cultura también libera y les animamos a participar en talleres como el de esta semana, de Historia del Arte, en las actividades deportivas y en visitas por Córdoba cuando tienen algún permiso. Este año, cinco reclusos de Córdoba participarán por primera vez en el Camino de Santiago que organiza la Conferencia Episcopal en octubre. Presos de 15 cárceles españolas harán el camino inglés desde Ferrol, durante cinco días. Respecto a la actividad deportiva, haremos en Córdoba un campeonato de fútbol sala con los internos los días 17, 19 y 23 de septiembre. Está organizado por la pastoral penitenciaria con el objetivo de lograr la reinserción social. Habrá cuatro equipos y el que gane, jugará con el Córdoba Futsal. ¿Cómo es la vida en la prisión de Córdoba? La vida en prisión siempre es muy dura. No nos podemos hacer una idea de lo que es no tener libertad para decidir las cosas más básicas, que otro te diga cuándo te levantas, cuándo te acuestas, cuándo comes, o comerte la cabeza porque tu hija está enferma y no la puedes llamar cuando quieres. No tener libertad es muy duro. ¿Qué es lo que más le impacta de lo que le cuentan? Que haya quien se siente más libre en la cárcel que en la calle, hay quien te dice que ha tenido una vida tan dura fuera, con padres que consumían, abandono o malos tratos que aquí es donde ha encontrado por primera vez cariño y libertad. Recuerdo un chico pandillero de Madrid que me dijo que en la cárcel se dio cuenta de que era más cautivo en su pandilla que en prisión. ¿Se encuentra con muchos reincidentes? La mayoría de los presos no reinciden, tienen una experiencia y no vuelven. Otros son de contextos marginales, con adicciones y acumulan muchos pequeños delitos. Eso es una pena. Hay multirreincidentes de delitos menores que han pagado tantos años como otros con delitos de sangre. Hace poco, salió una ley que redujo muchos años de condena a estos perfiles. ¿Cómo es la relación de la pastoral de Córdoba con Instituciones Penitenciarias? Por lo que he visto hasta ahora, muy buena. Por ejemplo, este verano los internos han tenido piscina porque la pastoral ha pagado el curso de socorristas a chavales de aquí, un requisito imprescindible para que se abra. Además, hay muchos voluntarios trabajando y muchos proyectos en marcha. Suscríbete para seguir leyendo
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