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  • El rosarino que usa IA para entender el cerebro: "Es el gran desafío de este siglo"

    » La Capital

    Fecha: 14/09/2024 10:58

    El científico Rodrigo Echeveste, nacido en la ciudad, charló con La Capital sobre la necesidad de aprender a usar la inteligencia artificial como quien aprendió a leer y escribir “Yo creo que prontp no saber utilizar herramientas de inteligencia artificial va a empezar a ser un limitante ”, sostiene Rodrigo Echeveste , mientras reflexiona sobre el futuro de esta tecnología que parece estar por cambiarlo todo. Según él, aprender a utilizarlas es comparable con lo que fue aprender a usar Windows, Word o una planilla de Excel. Una posibilidad, pero también una necesidad. Las inteligencias artificiales parecen estar por todos lados y, sin embargo, resulta cada vez más complicado definirlas. Echeveste , que las utiliza como herramienta central de sus investigaciones, lo plantea con claridad: “Son una enorme batería de herramientas muy distintas. Las que se conocen comúnmente por la gente son las que generan cosas. Generan textos, generan imágenes, generan música, pero hay otras herramientas que permiten, por ejemplo, detectar cosas. Detectar algo en una imagen, por ejemplo las que se usan para reconocimiento de rostro”. Es así que con la misma lógica que una de estas herramientas puede hacer que la voz de Gustavo Cerati cante un tema de Almafuerte, otras son capaces de detectar indicios de cáncer de mama que son imperceptibles para el ojo humano. En 2001, Steven Spielberg escribió y dirigió el éxito de taquilla "Inteligencia Artificial". La historia de un niño robot con cuestionamientos existenciales propios de un ser humano. Ese relato que en aquel momento se presentaba como futurista, hoy tiene implicancias cada vez más actuales. Las inteligencias artificiales, aunque no estén aplicadas a robots hiperrealistas, están en todas partes. Con sus potencialidades, y también sus riesgos. “Por un lado, dan la posibilidad de poder trabajar de manera mucho más eficiente, poder hacer cosas de forma mucho más potente, mucho más rápida”, sostiene Echeveste, para plantear su contraparte: ”pero también esto conlleva a veces el riesgo de pérdidas de puesto de trabajo. Porque si el trabajo que antes lo hacía una persona en 5 horas, lo puedo hacer en una, a lo mejor en vez de contratar a cinco personas van a contratar a una”. La clave para empezar a pensar el problema parece tener que ver con decidir qué cosas son indelegables. “Es importante pensar como sociedad qué tipo de tareas tenemos que automatizar y cuáles no queremos hacerlo. Cuáles son las responsabilidades que están detrás de esa tarea que se va a automatizar, es decir, quién va a ser responsable de esas decisiones que toma este sistema inteligente. No todo tiene que pasar a ser una tarea automatizada”, afirma Echeveste. >> Leer más: Google suspende la generación de imágenes por inteligencia artificial por sesgos racistas La importancia de entender el cerebro Una de las principales inquietudes que enmarcan el recorrido de Rodrigo Echeveste como investigador es el cerebro. Su potencia, pero también su modo de funcionamiento. “Una de las cosas para la que nosotros usamos sistemas de inteligencia artificial es para poder modelar circuitos de la corteza en el cerebro poder generar simulaciones de lo que sucede en partecitas del cerebro”, y agrega: ”Y para encontrar buenos simuladores de esos pedacitos del cerebro, usamos sistemas de inteligencia artificial que nos permitan encontrar esos buenos emuladores”. Pero la línea de investigación no termina ahí. Al ser capaces de crear simuladores cada vez más precisos del funcionamiento del cerebro humano, uno de los objetivos del grupo de trabajo de Echeveste es tratar de entender el funcionamiento de la percepción de la gente que no es neurotípica. Por ejemplo, personas del espectro autista que perciben el mundo y se relacionan de una manera distinta. “Nos falta muchísimo por saber sobre cómo hace realmente el cerebro para percibir el mundo”, sostiene Echeveste. Pero sostiene que el problema tiene su fundamento: “Hay muchísimo que todavía no sabemos. Es uno de los grandes desafíos de nuestro siglo poder entender mejor el cerebro y dar respuesta a todos los problemas que se van generando”. >> Leer más: Google suspende la generación de imágenes por inteligencia artificial por sesgos racistas Recursos extranjeros para problemas locales Desde el inicio de sus estudios en la Universidad Nacional de Rosario, Rodrigo Echeveste pasó por distintas investigaciones y grupos de trabajo. El recorrido que empezó en su ciudad natal, también supo encontrarlo en el Instituto Balseiro, en Frankfurt con un doctorado y Cambridge con un post doctorado. Para terminar volviendo a la Argentina en 2019 y trabajar en la Universidad del Litoral en colaboración con el Conicet. Actualmente, se dedica a la optimización de bases de datos extranjeras para la utilización local. Resulta complicado explicar sintéticamente a que se dedica Rodrigo Echeveste. Salvo que lo haga él mismo: “En general, cuando se utilizan los sistemas de inteligencia artificial, se entrenan con ciertas bases de datos que no son muy representativas de la población completa en la que se lo va a usar”, empieza a explicar Rodrigo, y luego agrega: “porque hay diferencias regionales, o porque no se tuvieron en cuenta minorías y demás. Entonces el desempeño de estos sistemas tiende a caer”. Eso es lo que hace Echeveste en este momento de su carrera. A optimizar los recursos que producen en el exterior, y poder sacarle todo el provecho posible acá. El rosarino actualmente se dedica a crear métodos para sacarle el máximo provecho a bases de datos extranjeras. Si las diferencias culturales, genéticas o demográficas bajan el rendimiento de las mismas, los procesos de optimización que Echeveste y su equipo de investigación desarrollan buscan potenciarlos al máximo. >> Leer más: "Inteligencia artificial", la palabra del año según el diccionario Collins La situación de la investigación científica en Argentina Cuando se le consulta el por qué no generar bases de datos propias, la respuesta es sencilla: es muy costoso, y requiere de muchísimo trabajo. Y al preguntarle por la situación actual de la investigación pública en la Argentina, uno entiende mejor el panorama. “La situación del Conicet en este momento es catastrófica. Se ve una diferencia increíble con años anteriores”, sostiene, y agrega: “Los fondos de investigación en la Argentina están congelados, por lo tanto estamos impedidos de comprar equipamiento, insumos, todo lo que necesitábamos para hacer investigación”. Para Echeveste la investigación nacional es necesaria. Para poder utilizar las herramientas que están disponibles a nivel mundial y también para poder encontrar soluciones a problemas autóctonos. “Si no lo hacemos nosotros desde acá, nadie va a venir a hacerlo por nosotros”, afirma.

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