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  • ¿Es nuestro deporte un eje de las políticas públicas?

    » La Nacion

    Fecha: 13/09/2024 07:49

    Escuchar Para quienes vivimos en el deporte, cada final de un juego olímpico es el comienzo de un nuevo sueño. Para pensar en él, debemos obligadamente hacer un análisis de lo realizado y establecer estrategias para el nuevo ciclo. Siempre estamos pendientes de los resultados obtenidos, ya que el deporte argentino, estructura las iniciativas y apoyos en función de ellos. Es por lo que decidí hacer un análisis un poco más profundo de cuál es la situación del deporte argentino para aportar al menos una idea de cómo podemos revertir esta situación de estancamiento. Para poder tener un parámetro del desempeño argentino en el medallero olímpico a lo largo de la historia, un criterio de referencia puede ser compararlo con otros países de realidades diversas, cercanas a la nuestra o buenos ejemplos, principalmente los que nos sirven de inspiración y guía a la hora de planificar nuestros entrenamientos. En el siguiente cuadro e compara el rendimiento de la Argentina, México, Brasil, España y Canadá en cuatro Juegos Olímpicos, comenzando por los de Helsinki 1952 y hasta los últimos, París 2024, teniendo en cuenta la población total de cada país y la cantidad de medallas logradas. El primer dato que llama la atención de esta fórmula es la pérdida de medallas de la Argentina pese a que hoy tenemos más infraestructura, apoyo y profesionales mejor formados. En Helsinki, el país, que entonces tenía 17,7 millones de habitantes, alcanzó cinco medallas, con un coeficiente de 28,25 en el índice. En 2024, con 46,6 millones de habitantes, la Argentina obtuvo tres medallas; es decir que alcanzó un índice de 6,44. En otros países de América latina vemos situaciones similares. En el caso de México, la proporción es pobre, ya que, si lo comparamos con naciones de poblaciones similares, encontramos que la cantidad de medallas en ellas es mayor. Solo Brasil, se ha despegado del resto de la región, desde los juegos de Sydney, en 2000. ¿Cuáles son las características diferenciales que tienen otros países, que puedan servirnos de punto de partida para mejorar nuestra situación? Observemos en el resto del mundo, dentro del mismo período. Francia e Italia lograron incrementar sistemáticamente su medallero, desde Sydney. España, con una población similar a la nuestra en muchos sentidos, con cantidades de medallas similares en Montreal, aumentó luego su rendimiento sustancialmente. Todos estos países, menos Italia, han tenido un incremento constante y muy elevado de población, de mayoría inmigrante. Estos países no estaban preparados a nivel de infraestructura, pero varios de ellos instauraron políticas públicas que orientaron a los inmigrantes hacia el deporte. ¿Cuáles fueron esas decisiones? Desde los años 90, la calidad comenzó a primar sobre los procesos orientados al deporte y eso reclamaba infraestructura. La relación natural fue que la educación física incorporara más deporte a su currículo, sumado a reconocer la importancia de la actividad física como un factor clave orientado a la salud. Es así como, en muchos de los países, los centros de desarrollo deportivo se relacionaron con la floreciente medicina del deporte, que aportaba cada vez más datos y orientación a los entrenadores sobre cómo mejorar los procesos a largo plazo. El mejor ejemplo de eso lo encontramos en la educación física francesa, que desde los años 60 reconoció las actividades relacionadas con lo corporal como prioritarias, incrementando los horarios de práctica escolar, apoyando y creando asociaciones civiles basadas en el deporte, el desarrollo ambiental y la naturaleza, con programas para la juventud y con paridad de género (objetivo logrado en estos juegos). Es así que países como Canadá establecieron proyectos orientados directamente al desarrollo del deporte a largo plazo, desde el jardín de infantes, hasta los adultos mayores, con la educación física como principal protagonista de este proceso. A partir entonces y de sus propios JJOO en Montreal 1976, contaron con la infraestructura necesaria para llevarlo adelante, y los números son claros. Otros países con decisiones en el mismo sentido y con una inmigración también controlada, tuvieron desarrollos similares, con los Países Bajos y Nueva Zelanda como los mejores ejemplos. China no entró en este análisis ya que no participó en los dos primeros juegos analizados, y Estados Unidos, si bien tuvo un proceso de inmigración muy grande, generó las condiciones necesarias de practica también con un proceso desde la educación, con el deporte escolar y universitario como centros. Entonces, la educación termina siendo el eje conductual de los procesos olímpicos. En la Argentina el deporte está organizado por federaciones que surgen del modelo de club británico. ¿Cómo le va a Reino Unido? Sus procesos de desarrollo dieron sus frutos de manera sistemática. ¿Cuáles son los ejes de su éxito sostenido? Antes de los juegos de Montreal, surgió el Sport Council (hoy llamado Sport England), una entidad autónoma con dos ejes principales: la creación de infraestructura (yo le llamo “crear condiciones”) y la promoción al alto rendimiento. Estos principios están cimentados en la promoción de la práctica del deporte social y comunitario, invirtiendo en grupos vulnerables. Su principal fuente de ingresos es la lotería. Sus clubes a su vez son sociedades anónimas muy comprometidas con la comunidad, responsables de los comunity programs que crean una oferta social, recreativa y educativa para su entorno. Sport England otorga fondos a estos proyectos, ya que consideran a los clubes como espacios de contención social. ¿Será entonces que la Argentina puede también mirar para este lado? Tenemos con qué, solo debemos reorientarnos. Tenemos las escuelas, grandes instituciones de educación física y clubes centenarios. Pero falta organización. Los deportes en la Argentina no escapan a la realidad de nuestro país. La mayoría de las federaciones tienen castas de décadas a cargo de esos deportes, que no permiten su desarrollo y son verdaderos clubes de amigos que digitan a dedo las designaciones y plazas. Las federaciones que lograron organizarse institucionalmente de manera profesional, como el rugby y el hockey entre muchos más, lograron la inserción en las escuelas, municipios de todo el país, involucrándose también en proyectos sociales. Ellos son los que obtienen los resultados que están a la vista. Respecto de la infraestructura, tenemos la heredamos la de los Panamericanos de 1995 y los Juegos Olímpicos de la Juventud en 2018. Quedan pocas dudas de que no se debe cerrar el Cenard si no que debemos seguir creciendo en infraestructura, ayudando a los clubes y cerca de nuestros deportistas, sin desarraigarlos de su hogar y entorno siempre trayéndolos a Buenos Aires. Esos clubes de o ciudad cuentan con horarios ociosos. Al establecer allí el vínculo natural con las escuelas, se puede generar un cambio, ya que comparten a nuestros dos principales pilares, a los alumnos y a los profesores. De aquí surge un razonamiento: ¿por qué en la Argentina las organizaciones que llevan adelante el deporte, como el Comité Olímpico Argentino, el Enard y la Secretaría de Deportes tienen representación de los dirigentes de las federaciones y una comisión de atletas y no tienen una “comisión de entrenadores y equipo interdisciplinario”? Ellos son los motores de la acción, quienes cuidan y planifican a nuestros deportistas, quienes ven a los chicos en las escuelas y convencen a sus familias para que se acerquen al deporte. ¿Por qué no tienen representación en la toma de decisiones del deporte nacional, como sucede en todas partes del mundo? Otro punto importante será recuperar un Enard autárquico y con sus correspondientes auditorías, que le otorgan credibilidad. De esa manera el Estado no gastaría recursos en el alto rendimiento y reorientaría ese dinero al deporte social, lo que aceleraría el proceso hacia las sociedades anónimas deportivas con una propuesta similar a la inglesa, para fortalecer el vínculo de los clubes con su entorno. De esta manera podemos empezar a pensar en un deporte para todos. Como en el mundo, el deporte debe estar incluido en la currícula escolar y vinculado al área de salud, ya que esto facilitará la tarea de educar a través del movimiento, pensando en la salud psicofísica de nuestra población. Así aumentaremos la base de participantes en cada deporte, con inclusión y el crecimiento. Profesor de educación física, ha trabajado en el alto rendimiento desde hace 30 años

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