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» Clarin
Fecha: 13/09/2024 07:41
Javier Milei consiguió este jueves sacar un obstáculo más en su camino hacia un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que le permita a la Argentina recibir un desembolso que refuerce las reservas del Banco Central y haga posible desarmar el cepo cambiario. El FMI aceptó correr de la negociación con la Argentina a Rodrigo Valdés, el director del organismo para el Hemisferio Occidental. El desplazamiento de Valdés fue un pedido directo de Milei, que blanqueó hace rato sus críticas hacia el economista chileno. Milei no aceptaba que el FMI mantuviera en la negociación con la Argentina a un funcionario que había avalado el “Plan Platita” durante la campaña presidencial de Sergio Massa y que hoy cuestionara a su gobierno, que sobrecumplió la meta de recorte del gasto público y que logró cortar la aceleración inflacionaria. Para decirlo más claramente: Valdés está convencido de que la Argentina tiene que devaluar otra vez, y Milei cree que tomar una medida así haría explotar cualquier plan antiinflacionario. El Presidente sabe, además, que Valdés repitió ese diagnóstico en reuniones con interlocutores del mundo de las finanzas que también hablan con funcionarios argentinos. Ese dato alcanzó para convertir a Valdés en el blanco preferido de las quejas de Milei. La semana pasada, el ex ministro de Economía Martín Guzmán se reunió con directivos del FMIen Washington. El economista salió convencido de esos encuentros de que no hay muchos funcionarios que se opongan a que el organismo firme un nuevo entendimiento con la Argentina. Por supuesto, como todo lo que pasa en el FMI, el avance de las negociaciones estará atado a lo que ocurra en la elección estadounidense del 5 de noviembre. Hasta esa fecha, creen en el organismo, no habrá definiciones sobre la Argentina. Es cierto que Milei está esperando que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca, pero el nuevo acuerdo con la Argentina puede llegar incluso si la que sucede a Joe Biden es Kamala Harris, y la salida de Valdés de la primera línea de fuego es un dato que abona esa posibilidad: hoy, el FMI se mueve bajo influencia de un gobierno del mismo Partido Demócrata que cobija a Biden y a Harris. En la Presidencia no celebraron el 4,2% de inflación en agosto. Milei se tuvo que resignar a que la escalera de la desinflación no sea desde ahora tan vertiginosa como lo que imaginaba. Sin embargo, en el Gobierno sostienen que los entusiasma la perspectiva de que comience a rebotar la actividad económica. Al freno de la caída en la construcción y la industria (que siguen muy por debajo de los niveles del año pasado pero empiezan a mostrar mejoras de un mes a otro), se le puede sumar algún repunte en el consumo.
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