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  • Niní Casarotto: “Hay gente que es así, tan necesaria”

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 12/09/2024 17:03

    “Y uno se va de novio con la vida desterrando una muerte solitaria, pues sabe, que a la vuelta de la esquina, hay gente que es así, tan necesaria”. Hamlet Lima Quintana. No había mejor fecha para su despedida. Se fue, justamente, el Día del Maestro. Seguramente Niní Casarotto esperó ese día para emprender el último viaje, y hacerlo con el alma satisfecha por la obra realizada. Dentro de la lista de “gente necesaria”, esa que alguna vez mencionara Hamlet Lima Quintana en uno de sus poemas, Nini Casarotto ocupa un lugar de privilegio. Llegó a nuestra región allá lejos y hace tiempo. No conocía la zona. Sola y con la valentía necesaria, con el convencimiento que debía dar una vida satisfactoria a sus dos pequeños hijos y, además, el objetivo claro de sembrar semillas de conocimiento en una escuela rural, Niní se dijo “aquí estoy” mientras esperaba parada en un lugar de la ruta para que alguien la acercara a la escuela. Esa escuela que la recibiría era la Nº 65, con el nombre de Mungo Sinclair y estaba ubicada en Paraje Fortuna. Eso era lo que sabía Niní, y pensaba que ese paraje no figuraba en los mapas, se preguntaba quien sería ese señor Sinclair y, fundamentalmente, cómo se arreglaría para llevar adelante su tarea en una escuela que estaba en medio del campo, con caminos de tierra negra, sin energía eléctrica y otras muchas cosas a revertir. Pero Niní estaba dispuesta a hacerlo y el tiempo demostró que lo hizo. Tarea dura, imposible de realizar sin el convencimiento necesario y que , sin duda, llevó una vida realizarla. Fue realmente así. Niní dedicó su vida a esa escuela, a los alumnos de la misma y a la región toda. Fue mucho más que maestra; fue madre y amiga, fue gestora permanente, fue una incansable luchadora con un mismo objetivo siempre: la escuela, “su” escuela y sus alumnos. Con el paso de los años ya no fue necesario armar cada día el aula y luego desarmarla para transformarla en dormitorio, ya no había que “pelear” con el agua en días de lluvia, ya no había que lidiar con el barro ni con la falta de energía, sus alumnos terminaban la secundaria y muchos lograban títulos universitarios… Y ella seguía y seguía, porque no era la única persona trabajando pero sí era la persona “necesaria”, la que impulsaba, la que no se entregaba, la que no transigía, la que se plantaba ante las autoridades de turno las veces que fuera necesario… Esa era Niní Casarotto. Un día llegó el momento de jubilarse. Con pocas ganas se trasladó a su casa de Chajarí, pero nunca dejó de pensar en “su” escuela de Paraje Fortuna. Siguió recibiendo el amor y el agradecimiento de quienes fueron sus alumnos y de mucha gente de la zona que siempre valoró todo su esfuerzo y los logros que, a no pocos, les cambió la vida para mejor. El pasado miércoles emprendió su último viaje. Fue imposible evitar que alguna lágrima traicionera se deslice por las mejillas, tan imposible como no decir “gracias Niní por tu inmensa tarea. Conocerte fue regalo de la vida”. “Nada tenía de malo, y nada tenía de raro, que se le hubiera roto el corazón de tanto usarlo”. Eduardo Galeano.

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