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  • Una vida larga y metódica

    » Diario Cordoba

    Fecha: 12/09/2024 13:55

    Recientes datos de la agencia estadística comunitaria Eurostat apuntan que España es el país de la UE con la mayor esperanza de vida, cifrada en 84 años frente a los 81,5 de media europea, pero no deja de sorprender aún que una persona rebase el siglo y mucho más que se plante en las 106 primaveras con la cabeza despejada y el corazón dispuesto a recibir alegrías. Es el caso de José Escobar Galeote, un cordobés nacido en 1918 que a finales de agosto celebraba con entusiasmo su cumpleaños –en realidad lo había sido el día 15- ante las cámaras de Canal Sur. Lo acompañaban sus dos hijos, Conchi y José Manuel, su nuera Tere, sus dos nietos y tres bisnietos venidos desde Valencia y Granada, además de cuidadores y amigos que se sumaron a una cita entrañable. Lo fue tanto que desde que se emitió ‘Andalucía directo’, con don José soplando animoso las velas de la tarta y sonriendo pícaro al decir que se sentía «como una flor», otras televisiones se han puesto en cola para conocerlo y divulgar su longevidad. ¿Las claves de esa pervivencia? Son varias según su hijo, reputado medievalista y exsecretario de la Real Academia de Córdoba. Tendrán algo que ver los genes, pero también la manera de ser del padre, que siempre trató de sortear los problemas de la vida procurando que no le afectaran demasiado. Además, ha sido hombre nada dado a excesos y muy metódico –disciplina que al parecer le inculcaron los jesuitas-, de los de siesta y sueño nocturno a sus horas; lo mismo que las comidas, rodeado de toda la familia como tipo tradicional que ha sido, y en su caso particular ayunando los viernes para depurar el cuerpo y el alma. Porque una de las características que mejor perfilan al personaje es su religiosidad y, en concreto, su devoción a la Virgen de los Dolores, a cuya hermandad entregó lo mejor de sí mismo. A ella pertenece desde 1929, y estuvo saliendo en la procesión hasta que, a los 80 años, vio que las fuerzas le flaqueaban. El mismo día que nacieron sus nietos los inscribió en la cofradía, que en 1996 le nombró hermano de honor, y en 2023, al cumplir los 105 años, le entregó la medalla de oro en un acto organizado por el Ayuntamiento dentro de su programa ‘Cordobeses centenarios’. Y es que durante décadas don José, ordenado y laborioso por naturaleza, fue el encargado del reparto de túnicas y su posterior revisión y plancha cuando las devolvían, así como el rostro amable que llamaba por su nombre a todo el que llegaba a por su papeleta de sitio. A todo eso pudo dedicarse a raíz de su prematura jubilación a los 60 años, al perder el que había sido su trabajo desde los 16, dependiente en la tienda de ultramarinos de Abel Jiménez en la calle Gondomar y luego, desde 1962, encargado de otro establecimiento del mismo dueño en Ciudad Jardín. Un empleo que le permitió mantener a la familia –hace ocho años enviudó de Concepción Camacho Melero tras 69 de matrimonio- y al que añadía, las tardes de fútbol en el antiguo estadio de El Arcángel, el de portero primero y después inspector de las entradas al campo. Porque el balompié ha sido otra de las grandes pasiones de José Escobar junto a la de dar largos paseos que no interrumpió hasta la llegada del covid. Bueno, y el dominó, que le ayuda a mantener la mente lúcida, y al que todavía sigue jugando con quienes le cuidan entre idas y venidas del hospital. Pero aquí sigue este señor de 106 años y mala salud de hierro, levantándose cada mañana con ilusión y sin pensar en el día siguiente, que nadie sabe lo que traerá consigo. Suscríbete para seguir leyendo

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