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» Diario Cordoba
Fecha: 10/09/2024 02:44
¿Se imagina el lector un país cuyo jefe de Gobierno admite, sin consultar a sus ciudadanos o al Parlamento, que una potencia extranjera decida instalar en su territorio misiles apuntando a Rusia y que tache luego a quienes le critican por ello de «antidemocráticos»? ¿Se imagina también que existe un Gobierno que acepte sin rechistar que agentes de un país aliado dinamiten los gasoductos submarinos por los que debía seguir llegando al país el gas natural ruso, mucho más barato que el procedente del fracking en EEUU? ¿Se imagina que la ministra de Exteriores de ese país, dirigente de un partido otrora ecopacifista y, desde las guerras de la OTAN en Yugoslavia, abiertamente atlantista, afirme en público que apoyará hasta el final a Ucrania digan lo que digan sus votantes? Pues ese país existe, se llama República Federal de Alemania, y al frente de su Gobierno está el canciller Olaf Scholz, cuyo partido socialdemócrata acaba de sufrir en dos elecciones regionales un enorme varapalo. Y no sólo fracasó esa formación, la más vieja del país, que logró al menos milagrosamente salvar los muebles al superar, aunque por poco, el listón del 5 por ciento de los votos, sino también sus compañeros de coalición verdes y liberales, que quedaron fuera de los respectivos Parlamentos. Las elecciones en los Estados federados de Turingia y Sajonia, en el este del país -la antigua Alemania comunista- fueron un toque de atención para quienes descalificaron desde el primer momento por «antidemocráticos» no sólo a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AFD) sino también a la nueva Alianza Sahra Wagenknecht. A pesar de tener en contra al resto de los grupos parlamentarios y a los medios de comunicación, AfD logró el mejor resultado de su historia y se situó primero en Turingia y sólo segundo, tras los cristianodemócratas, en Sajonia. En cuanto a la Alianza Sahra Wageknecht, escisión de Die Linke (la Izquierda), fuertemente criticada también por los medios como afín a Putin por defender las negociaciones y la paz con Rusia frente al rearme continuado de Ucrania, sus resultados le permitirán ser decisiva en la formación de al menos uno de los nuevos gobiernos regionales. Pero si en la decisión de los electores pesó la cada vez más impopular guerra de Ucrania, mucha mayor influencia en el voto tuvo la creciente preocupación por la inmigración, de la que muchos ciudadanos culpan a la política que consideran demasiado laxa del Gobierno. *Periodista Suscríbete para seguir leyendo
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