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  • Los derechos

    » Diario Cordoba

    Fecha: 10/09/2024 02:43

    No paramos de escuchar sobre los derechos de los territorios, de las reivindicaciones de unos u otros, de la defensa de la igualdad o de la singularidad dependiendo de quién sea el interlocutor y contra quién hable. Lo único que queda claro es que, como no podía de ser de otra manera, todos se sienten infrafinanciados, como lo siente España frente a la Unión Europa o Jaén con respecto a la capital andaluza. Se contrapone frente a este discurso el derecho a la igualdad de las personas, muy activo desde las corrientes conservadoras que en los últimos tiempos mantenían el monopolio de la libertad. El uso de los conceptos cambia rápidamente y hay que estar al quite, porque lo que en un momento es consigna en un lado, al poco ya no se sabe a quién pertenece. Kamala Harris, a la misma velocidad que aquí Díaz Ayuso, ha adoptado «Freedom» para su campaña electoral con banda sonora de Beyoncé incluida, frente a un Trump que a la contra de lo que era la tradición republicana se destapa cada vez más intervencionista y controlador de la sociedad civil. Una vez que en nuestro país hemos pasado la fase pospandémica, las diatribas sobre la libertad han cedido paso a las de la igualdad. En la igualdad de territorios frente a la igualdad de ciudadanos, quizá no se habla lo suficiente sobre lo difícil que es alcanzar mayor equidad recortando impuestos sobre el patrimonio, sucesiones y donaciones. Muy pocos son los favorecidos, en lo que afecta a la supresión de sucesiones, un 0,7% de los contribuyentes, y un 72,4 % de los ciudadanos son los que compensan con sus impuestos ese dinero que deja de entrar en las arcas públicas. Así que cuando hablen de privilegios de unos sobre otros sabemos que es una situación a abordar desde varios ángulos, como esta columna. Y que incluso la subida de gasto en bruto de servicios públicos imprescindibles para la mejora de nuestros derechos no siempre implica una ampliación de los mismos. La herramienta de gestión utilizada, las externalizaciones, la heterogeneidad de los usuarios por atender o la despoblación, entre otros, hace que la ecuación no sea tan sencilla. No hay un guion sacrosanto que seguir a pies juntillas, los problemas no son siempre los mismos porque las realidades, las políticas también, cambian. Lo importante no sólo es el procedimiento, que en democracia lo es y mucho, sino que el objetivo final de ser palanca de oportunidades para todos y de colchón para aquellos que lo necesiten debe ser irrenunciable. Enarbolar menos conceptos y banderas nos da menos épica pero probablemente facilita el acuerdo en lo cotidiano que es de lo que van nuestras vidas. *Politóloga Suscríbete para seguir leyendo

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