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  • El trabajo del realizador Nicolás Gorla para la película "Búfalo"

    Gualeguaychu » Reporte2820

    Fecha: 09/09/2024 16:29

    Las locaciones como personajes Agilidad y planificación Todos en la misma página Nicolás Gorla y Martín Errea contaron como fue el proceso de trabajo en la película «Búfalo» de Nicanor Loreti, que se estrenó en cines el 29 de agosto pasado y, en este momento, se encuentra en cartelera en diferentes salas de Argentina.Gorla explicó que "cuando los productores Hernán Findling y Oliver Kolker me convocaron para “Búfalo”, no podía estar más interesado: Una película de Artes Marciales Mixtas (MMA), protagonizada por Sergio “Maravilla” Martínez y dirigida por Nicanor Loreti. Dije que sí al instante".Recuerda que "con Nicanor no había trabajado anteriormente, pero conocía su filmografía, recuerdo principalmente que “Kryptonita” (2015) y “27: el club de los malditos” (2018) me habían atraído por su fuerza narrativa y también visual, por eso mismo, era un Director con el que me entusiasmaba trabajar y con Mariano Suárez como intermediario (él se encontraba en otro proyecto) fue posible"."Desde la pre empezamos a hacer reuniones periódicas por zoom con Nicanor en la cual intercambiamos referencias, leíamos y repasamos el guión. Estas reuniones fueron fundamentales no sólo para entender hacia dónde queríamos ir estéticamente sino también repensar/modificar/sumar escenas a partir de los recursos que sabíamos que íbamos a tener visualmente".Desde un comienzo "nosotros sabíamos que se iba a rodar en el interior de la provincia de Buenos Aires (Azul, Bolívar y 25 de Mayo), lo cual siempre es interesante ya que es posible encontrar locaciones únicas que suman al valor de producción.Con Juan Valle (Director de Arte) siempre estuvimos muy alineados desde el principio y dentro del esquema de producción sabíamos que las locaciones a las que fuéramos ya tenían que “proponer” el camino que estábamos buscando estéticamente, para que nuestra intervención fuera pequeña, expeditiva y significativa", recordó.Nicolás Gorla destacó que "Nicanor fue muy receptivo en reemplazar/sumar locaciones a partir de los scoutings que no estaban escritas originalmente y que aportaban mucho a la película. Por ejemplo, las escenas que transcurren en el taller mecánico de “El Tano” (Darío levy), originalmente estaban pensadas en lo que iba a ser su casa. También el pasillo del principio y el cuarto donde Búfalo se hospeda luego de salir de la cárcel, no eran parte del guión original.En este aspecto fue fundamental la participación sumamente activa de Pablo Bucca, nuestra pata de producción en estas ciudades, quien entendió a la perfección lo que estábamos buscando".El cineasta de Gualeguaychú expuso que "en lo personal, a la hora de encuadrar e iluminar un espacio, siempre me resulta natural pensar a las locaciones como personajes que afectan e influencian a los protagonistas.Esta es una historia de “Ave Fénix”, de esas que resurgen de las cenizas, de esas plagadas de inestabilidad, culpa y derrota, pero también voluntad, y eso lo que teníamos presente a la hora de elegir los lugares.En los encuadres buscamos destacar los aspectos “defectuosos” de donde se movían los personajes: paredes rajadas, puertas gastadas, muebles viejos. Desde la iluminación (en los interiores), sabiendo que contábamos con luces RGB con HSI controlable por app, buscamos corrernos de los colores neutros: los tubos iban hacia un verde, las lámparas hacia un ámbar y los sodios exageradamente cálidos ya que sentimos que era la manera de transmitir esa pesadez e inestabilidad mencionada más arriba".Gorla precisó que "éramos un equipo técnico pequeño y sabíamos que nos teníamos que mover ágilmente entre escena y escena. En ese sentido fue fundamental tener equipamiento de luces y de cámara acordes a esas necesidades.En cámara utilicé la Sony FX6 con los Vespid DZO de Gandhi Equipos. La buena respuesta ante la baja exposición, su buen rango dinámico, la eficacia en altas sensibilidades (12.800) y la posibilidad de grabar a 100 fps hizo que reuniera las condiciones de costo/calidad/agilidad que íbamos a necesitar en este proyecto.También cabe destacar "la labor de Santiago Abate como foquista que fue fundamental. Ya que desde el principio sentíamos que la cámara debía tener crudeza, movimientos improvisados y “salvajes” (sobre todo en las peleas, donde utilizamos mucho el 125 mm), como también numerosos seguimientos de los personajes y él se adaptó y acompañó a la perfección", contó.En cuanto a luces, la lógica fue la misma, y esto, Martín Errea (ADF) el gaffer, lo entendió desde el minuto cero. El también fue el proveedor de los equipos de iluminación (Trifásica Lighting) lo cual para mi fue una tranquilidad y seguridad."Con Nicanor, pensar las puestas fue muy fluido y dinámico, esto permitió que del scouting técnico con Martín nos fuéramos de cada locación con una planta de luces hecha. Ya en rodaje las mismas eran revisadas, antes de comenzar cada jornada mientras nos tomábamos un café en el hotel donde nos hospedábamos".Gorla describió que "en los proyectos largos, donde suelen haber muchas locaciones y donde los personajes van atravesando su arco dramático, me gusta armar lo que Martín Errea bautizó en este proyecto como el “Guión fotográfico”, que consiste en una especie de resumen de lo hablado en la pre con todas las áreas en una presentación de Keynote en orden cronológico de guión con las fotos de las locaciones, un breve texto de qué es lo que buscamos transmitir en esa locación/escena y fotos de referencia.Suele ayudar mucho para unificar la visión entre áreas e internamente en el equipo de foto, y siempre lo llevo en mi celu a rodaje a modo de machete. Yo creo que (dentro de los parámetros técnicos) no existe un correcto o incorrecto en la fotografía, existe lo que aporta o no aporta a la historia, y es importante tenerlo en claro a la hora de empezar un rodaje", cerró.

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