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» Diario Cordoba
Fecha: 09/09/2024 15:13
Como otros ciudadanos en la época de la tecnología de la comunicación, comparto por diferentes razones y con distintas personas varios grupos de WhatsApp. Me refiero a esas pequeñas redes sociales que son positivas en la medida en que sirven al desarrollo personal y ayudan a la sociabilidad. Incluso me atrevo a pedir que hay que esforzarse para que sean algo más que entrar y decir que me gusta. Sin embargo, también en el mundo de las cuentas de WhatsApp, la realidad advierte y denuncia que hay que ir con cuidado con lo que se dice o pone. Sobre todo porque hay muchos conceptos que como la política, la moral o la ética, la cultura, la religión, son plurales y subjetivos. La calificación «buena» o «mala» depende de cada cultura, grupo, generación... Y aunque es cierto que existe una especie de universalismo moral o una ética colectiva y cívica, no se puede caer en posiciones sectarias y fundamentalistas porque pueden anular o matar el objetivo de estas pequeñas redes, de estos encuentros. Para que se me entienda bien y terminar esto corto, pondré un ejemplo real y concreto: participo en un grupo de WhatsApp con gentes muy diversas y diferentes (beatos, ateos, de derechas y de izquierdas, apolíticos de palabra, autónomos, empresarios, trabajadores por cuenta ajena...) pero todos, digo todos, somos viejos colegas de la escuela. Con algunos mantengo relación desde la maternal, desde hace 70 años. Introducir ahí opiniones sectarias, partidistas o fundamentalistas sobre conceptos plurales como la política, la religión o los valores morales solo puede conducir a la confrontación, a romper con la esencia del grupo: el contacto, la memoria colectiva, el compañerismo, la amistad. Suscríbete para seguir leyendo
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