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  • Velá de la Fuensanta: la mezcla perfecta de devoción, huevos fritos y agua bendita

    » Diario Cordoba

    Fecha: 09/09/2024 00:03

    Construir una tradición tan arraigada como la de la Velá de la Fuensanta es una tarea que lleva años, muchos años. Si alguien se propusiera crear una verbena con todos los ingredientes que definen esta fiesta tan cordobesa, que pone el colofón al verano y la alfombra roja para el inicio de septiembre, no podría dar forma a algo tan genuino y particular. Este año, el 8 de septiembre, día de la patrona, ha caído en domingo, un día de fiesta soleado y vibrante en el que se ha podido admirar tan pintoresca estampa. Por un lado, la parte religiosa y devocional de la fiesta, la que da origen a la Velá, ha resaltado con más esplendor que nunca tras una misa que dio paso al peregrinar de los cordobeses que cada año se acercan a la iglesia para rezar una oración, encender una vela o simplemente ver a la Virgen y presentársela a algún hijo, nieto o sobrina. El trasiego es constante y se mezcla con la parte más comercial de la fiesta, que ha desarrollado su propio merchandising, regentado por voluntarios de la parroquia. "Tenemos almanaques, estampitas de la Virgen, imanes, lotería de Navidad ("el 01.015, la niña bonita", comentan), pulseras y velitas, que es lo que más se vende", asegura uno de los encargados del puesto. Comprar una vela de Velá es un clásico cuyas ventas se han disparado porque ya no solo se llevan como recuerdo sino que se colocan en el altarcito instalado en la entrada al patio de la iglesia, donde permanecen encendidas mientras se consume la cera. Todo el que entra, se lleva además el calendario de Radio María, que hace promoción de su emisora aprovechando la gran cantidad de público. 8 de septiembre en la Velá de la Fuensanta / Manuel Murillo Agua bendita, pero no potable Los que andan doloridos o tienen algún amigo o familiar con algún padecimiento que no remite, tiran de fe y acuden al Pocito, donde por un modesto donativo, "que viene a cubrir el gasto de la botellita", aclaran los voluntarios, se pueden hacer con agua bendita directamente extraída del Pozo en el que según la tradición, tal día como hoy, el 8 de septiembre de 1820 o de 1842 (las fuentes no se ponen de acuerdo en este punto), en una calurosa tarde, tuvo lugar la aparición de la Virgen. Según la historia que se aporta junto a la botellita, un cardador del barrio de San Lorenzo que cuidaba de su esposa, Isabel Rodríguez, paralítica, y de su hija demente, se cruzó ese día junto al Arroyo de las Piedras, dos bellas jóvenes y un mozo y "la más hermosa de ellas le dijo: Gonzalo, toma agua de aquella fuente que está bajo los árboles y dásela a tu mujer y tu hija para que la beban y sanarán de sus enfermedades". Tras beberla, ambas sanaron. Hoy en día, el agua del Pocito no es potable, por lo que no se puede beber, pero se cree que "es sanadora" y muchos se la llevan para que, desde la fe, les ayude a aliviar el dolor reumático y otras cuestiones. 1.500 botellas se han preparado este año. El resto, la toma como un souvenir de la Velá. "Yo no me la echo en ningún lado, para mí es una señal de que estamos aquí un año más", confesó Rafael, vecino de la Fuensanta. Con o sin agua bendita, hay quien tiene suerte y hasta se lleva de recuerdo de la fiesta una camiseta del Córdoba CF firmada por alguno de sus capitanes, que han pasado por allí esta mañana. La campanita de muchos colores y tamaños y el caimán de cerámica son otro clásico de la fiesta que no puede faltar en casa de los seguidores más fieles. Antonio Casas, durante la Velá de la Fuensanta. / Manuel Murillo 1.800 huevos fritos y 50 kilos de chorizo Completando el cuadro costumbrista, emerge por último la gran Huevá, el reparto gratuito de huevos fritos con chorizo que atrae cada año a cientos de peregrinos dispuestos a esperar. "Esta es la fiesta de la paciencia porque hay colas para todo", bromea una joven, "menos mal que nos conocemos y se pasa bien mientras esperas". Según la asociación de vecinos, si el sábado se repartieron 180 kilos de fruta y 120 de sardinas, de sus peroles saldrán este domingo 1.800 huevos fritos y más de 50 kilos de chorizo. Los voluntarios preparan los platos en las barras y van llamando a la gente de la cola en grupo para recogerlos. "Se puede repetir si se hace la cola de nuevo, pero hay mucha picaresca", afirman, "hay quien te dice que le des dos platos para él y la mujer y resulta que sabemos que lleva años viudo o quien te pide un plato para un familiar que está en silla de ruedas y cuando le dices que dónde está para llevárselo sale corriendo, tiene huevos la cosa". Ayyy, el ansia. Menos mal que hay huevos para todos. El lunes toca salmorejá. Suscríbete para seguir leyendo

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