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  • Argentinos en Berlín, sin bidet pero con tango

    » Clarin

    Fecha: 04/09/2024 06:24

    Se anuncia la llegada de la primavera y con ella muchos argentinos que ahora andan por el mundo regresarán a sus lares maternos para contarnos cómo les va. Yo estuve este mes en Berlín y créanme que si van por allá no les faltará el mate. Hay varios lugares donde venden las marcas más conocidas, además de alfajores y dulce de leche. En esos sitios que de cierta manera recrean quioscos argentinos abundan los carteles que anuncian clases de milonga y de tango. Argentinos en Berlín, la nostalgia los cuece a fuego lento y miden el tiempo en inviernos. Este es mi tercer invierno, te dicen y en sus voces parece anidar la nieve. Muchos viven pendientes de su club de fútbol y son capaces de esperar a las tres de la mañana para ver los partidos, luego van a trabajar puntuales y ojerosos y comparten por chat sus impresiones con otros argentinos porque muy pocos berlineses conocen detalles de la liga argentina. Se extrañan muchas cosas en Berlín siendo argentino, el bidet, por ejemplo, ese adminículo que en Europa no suele abundar, pero lo que más se echa de menos es ese entusiasmo que caracteriza al argentino a la hora de expresarse ya sea sobre lo bueno o sobre lo malo de su nación. En Berlín todo parece atemperado, suavizado por el peso de la historia. Abundan los ciclistas de ceño fruncido y mirada recelosa, como si no disfrutaran pedalear. También abundan los nudistas. La mitad de los lagos son para gente desnuda y si tienes prurito a la hora de mostrar tus vergüenzas, debes irte con tu música a otra parte y un policía muy poco amable se acerca y te exige que te quedes en pelota o ya sabes... Esos alemanes son muy serios a la hora de desnudarse, llevan a cabo el rito muy tranquilos y concentrados en sus asuntos. El tango gusta mucho por esos lares y las empanadas, entre pieza musical y pieza musical, los asiduos a la milonga consumen empanadas por docenas. Les gusta Piazzolla, Maradona y Messi, ese es un trío que todos conocen en Berlín, casi un salvoconducto que le permite al alemán entender que argentino eres y que no puedes ser otra cosa aunque te esfuerces, porque si no bailas tango al menos has disfrutado de los goles. Por otro lado, cuando vives en Berlín te sientes parte de la inmensa comunidad de Iberoamérica y hablas portuñol, vas a clases de samba, salsa, bachata, tango y rumba cubana y te vuelves asiduo a las librerías que venden libros en español y en portugués porque en Berlín es común ver a los latinoamericanos juntos formando un variopinto ajiaco de acentos, casi una torre de Babel latinoamericana.

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