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  • De vender cosas dulces en Tribunales a convertirse en empresaria hotelera

    » Mdzol

    Fecha: 04/09/2024 00:43

    Luego de casi cuatro décadas en la pastelería, la vida de Maria Aguinaga ha tomado otro rubro: la hotelería. Conocida por su fábrica de tortas Miss Mary, la cual comandó por 35 años, poco a poco dejó de lado esa pasión que inició cuando era solo una niña y que la llevó hasta vender cosas dulces en los pasillos de tribunales, materializar un sueño que durante años la motivó: tener su propio alojamiento. Desde el mes de marzo dirige el rumbo de "La María", un hotel boutique desarrollado junto a su esposo Ernesto Villaroel, ubicado en el corazón de Chacras de Coria. Aunque su idea inicial era más la de una posada, el relax y el bienestar sigue estando presente en el emprendimiento de lujo que está dando sus primeros pasos. Durante una entrevista con MDZ Online desde el patio de "La María", la empresaria compartió su historia y cada uno de los momentos que la llevaron a convertirse de pastelera a hotelera. - ¿Cómo nace La María? - Nace en realidad en mi cabeza hace muchísimos años atrás. Yo me dediqué a la pastelería durante años y la verdad que no me imaginaba de grande seguir haciendo esta profesión ya que es una profesión bastante ardua. Uno se va haciendo grande, porque yo empecé muy chiquita, pero ahora tengo 52 años, no soy vieja obviamente, pero soy mucho más grande y no me veo en frente de un mesón para seguir haciendo lo mismo. El cuerpo ya no es el mismo y además también un poco el cansancio. Una mezcla de muchas cosas. Soy una persona que me gusta hacer muchas cosas, siempre he hecho muchas cosas en mi vida y no me veía terminando con la pastelería nada más. A lo mejor podría haberlo tenido como una empresa paralela, haber hecho algo más de más grande, porque es lindo, eso te mantiene viva, te mantiene joven. En mi mente tenía la idea de cuando sea más grande poner una posada, algo chiquito, donde yo hubiera cocinado, me hubiera divertido con los huéspedes. Esa era la idea que tenía. Desde muy chiquita iba a Brasil, a la isla de Santa Catarina, a Florianópolis, y a veces íbamos mucho a Praia Rosa que me encanta. Ahora me voy un poquito para más atrás y ese lugar fue el que me hizo soñar con esto. Me parecía muy divertido y además soy muy sociable, me encanta recibir gente, le pongo onda, me encanta charlar, me gustan las historias de vida de las personas y un hotel o una posada es como el lugar ideal. Y me imaginaba ni siquiera con una obligación, con la posibilidad de cerrar la posada y no ser un esclava de ese trabajo. Pero ese era en mi cabeza el sueño. Un día conocí a Ernesto, mi marido, y le conté en una de esas charlas de la intimidad. Empezamos a tontear con esto y un día en Brasil lo llevé al lugar y le encantó. Entonces dijimos sí y empezamos los dos a divagar con el tema. Yo soy una persona mucho más sencilla que él. Yo quería hacer algo más tranqui y él quería hacer algo a tope, entonces fuimos buscamos un poco la vuelta. Iba a ser una posada, después, sin querer, se fue dando un hotel y terminamos haciendo un hotel cinco estrellas. Digo cinco estrellas por todo el lujo que tiene, no por la puntuación. Es una forma de decir un hotel lujoso y tiene mucho de lo rústico de lo que me gusta, sencillez adentro. Entonces tiene ambas cosas entre él y yo. La María cuenta con siete habitaciones temáticas con referencias a importantes escritores. (Santiago Tagua/MDZ) - Arrancaste muy chica con la pastelería, ¿cómo fue la transición de eso que era un juego a que se convierta en tu profesión? - Jamás me imaginé que esa iba a ser mi profesión. Te digo la verdad, jamás. Porque además no existían ni las carreras ni las facultades. Me encantaba, era mi pasión, pero nunca me di cuenta que de eso podía vivir. Y se fue dando, una cosa llevó a la otra. Es el único trabajo que ni siquiera lo noto como un trabajo, porque para mí realmente nunca fue un trabajo, pero era un lugar donde entraba y me olvidaba del mundo y eso no tiene precio, realmente, hacer lo que te gusta no tiene precio. Hay mucha gente que no trabaja de lo que le gusta. Tuve mis cosas, me iba de mambo con el trabajo también y eso creo que no estuvo bueno. - ¿Qué tan riesgoso fue convertir un hobby o tu pasión en una profesión y tu obligación? - En realidad todo empezó como un juego, ya después el juego me encantaba y creo que le tomé realmente la firmeza que tenía cuando me quedé embarazada de mi hija Juana. Yo fui mamá soltera y ahí no me quedó otra que enfocarme a full. Ya la vida me cambió. Lo hacía y era constante, viajaba y me iba mucho a Buenos Aires donde estaba capacitándome y cuando quedé embarazada todo eso se terminó. Tenía que dedicarme a mantener a mi hija, que también lo hice súper contenta. Esa es la historia un poco de mi vida. - Ese podría decirse que fue tu “click” para empezar a pensar como empresaria... - Sí, totalmente. Viste como se van dando las cosas en la vida. Creo que fue lo mejor que pude haber hecho porque a lo mejor no hubiera llegado a ser quien soy si no me hubiera puesto de cabeza a dedicarme como me dediqué. Mi vida era mi hija y el trabajo, no hubo otra cosa realmente. Tuve momentos lindos, hice muchas cosas, pero mi única meta era que mi hija tuviera una vida como la que tuve yo, tanto en lo económico y en el cariño que yo le podía llegar a brindar. Pienso que si yo hubiera querido hacer mi vida como mujer, no se si hubiera sido tan buena madre porque trabajaba mucho, trabajaba de papá y de mamá, entonces había que generar ingresos como si fuera de dos trabajos y además también ser mamá. Gracias a Dios yo manejaba mis tiempos e iba al colegio jamás me perdí un acto. He sido una buena madre y eso la verdad que me pone súper feliz porque a veces tenés una cosa y no tenés la otra. A lo mejor me postergué un poco como mujer, pero no me arrepiento para nada, estoy contenta con la edad que tengo y la vida que he tenido. - ¿En qué consiste el equilibrio que decís que lograron en La María? - La María tuvo varias etapas, son siete habitaciones y cada una tiene nombres de escritores. Mi marido se llama Ernesto y a mí siempre me gustó Ernest Hemingway siempre, no me preguntes por qué, pero me encantaba. Y hacia atrás, mis tortas todas tienen una historia y a mí me encantan las historias porque todo se ha ido gestando orgánicamente en mi vida. No es que tuve la plata. vine, hice mi negocio y todo estaba pensado. Se fue dando y las tortas iban transcurriendo a medida de que la gente te iba pidiendo, te iba contando y armaba y así iba recordando. Y así fue surgiendo en este hotel. El nombre de La María fue idea de mi marido. A mí no se me ocurrió jamás ponerle mi nombre, pero me encantó que se le ocurriera y que lo plasmara. Y así fue que le propuse que la mejor habitación se llame Ernest Hemingway. Teníamos una anécdota de Miami, en el barrio cubano hay un restaurante que se llama Sala'o y hay una pared enorme con el mismo mural que hice hacer para Hemingway con la misma frase. La verdad que a la gente no le gustó mucho, pero me impuse y hoy es de lo que hablan todos y les ha encantado la idea de que el mural sea el arte del hotel y que la temática sea de escritores. Todas las habitaciones tienen domótica y algunas habitaciones tienen sauna húmedo y seco otras tienen solamente sauna seco. Son bastante distintas cada habitación, pero la verdad que son divinas, cada una tiene su encanto. María Aguinaga, propietaria de La María (Santiago Tagua/MDZ) - ¿Y en esta segunda etapa de inversión? - Esta segunda etapa viene con el bar de vinos, la cava, el zoom y la cocina. No tenemos restaurante, pero tenemos. No nos queríamos complicar tanto la vida entender tener un restaurante tan formal cuando tengo miles alrededor. Quisimos hacer algo un poco más descontracturado, entonces en el bar de vinos van a ver tapeos, picadas, ricos postres y vamos a tener un horno de barro y churrasqueras para poder hacer hasta dos chivos a las llamas. Tenemos unos sitios con fuego con sus mesitas, va a tener una dinámica súper linda y vamos a hacer un montón de cosas para que además vengan los mendocinos. En el sum vamos a tener toda la parte holística y espiritual, para tratar de ponerle un poco de onda a todas estas cosas lindas que hacen tan bien porque este hotel está pensado como spa, en el bienestar. Entonces, eso viene de muchos lados, como el ruido del agua en la cascada. Es para que la gente venga y se vaya realmente relajada, por lo menos después de divertirse, ir a las bodegas y hacer muchas cosas en Mendoza. - En los últimos cinco años estuviste viviendo en Estados Unidos, ¿por qué elegiste Mendoza y Chacras de Coria para hacer una inversión como esta? - Primero y principal, porque mi marido también es argentino y nació en Mendoza, yo también soy argentina, nací acá. La idea era vivir seis meses y seis meses en un lado y del otro, en un eterno verano. Pero la elección de Chacras de Coria es porque vivo hace años acá, me encanta, es una sola una zona muy linda, está cerca de todas las bodegas, es divino el lugar. Estás a 15 minutos del centro , si te ponés a ver, tiene todo. Está bueno eso. - ¿Cómo vienen estos primeros meses de La María? ¿En cuánto tiempo estiman que pueden llegar a tener un retorno de inversión? - ¡Qué pregunta! La verdad es que eso es tan incierto. Primero, mi marido y yo somos nuevos en esto, entonces es como que estamos haciendo de todo para que empiece a dar su fruto. Yo estoy saliendo a vender a las agencias, estoy viajando y estamos haciendo de todo. Si vos miras TripAdvisor, tenemos un montón de comentarios en el tan poco tiempo que hemos abierto y eso me encanta. No tenemos un comentario malo, todo cinco estrellas. Eso es que estamos haciendo bien la parte interna, el servicio. Y el futuro, uno no puede saber cuándo va a llegar. Yo creo que es haciendo las cosas bien y trabajando, por lo menos es como yo llevé el éxito de mi pastelería, siendo constante perseverante, haciendo las cosas bien y que la gente la pase bien y ayudando un poco con la economía del país y que los turistas sigan viniendo. Creo que la cosa puede andar muy bien, de hecho, hay un montón de hoteles y ha crecido un montón Mendoza. Tenemos muchísima fe, no sabemos cuándo vamos a recuperar la inversión, pero por ahora estamos en carrera y con muchísimas ganas, ilusionados. Hay que apoyarse en esas cosas buenas. - Para cerrar me gustaría conocer esa anécdota de que vendías cosas dulces en Tribunales cuando eras chica… - Es gracioso. He hecho tantas cosas. Por ahí me pongo a recordar y he vendido hasta porciones de tortas en la calle. Vendía en los cafés y todo fue surgiendo así, la gente iba a los cafés y preguntaba por quién era la persona que hacía las tortas y le daban una tarjetita mía y cuando me llamaba y me veían tan chica que me preguntaban por mi mamá. Después empecé a ir a Tribunales porque me di cuenta que ahí era muy concurrido y después te encargaban cositas para el fin de semana. No te olvides que ahí tenés un montón de empleados, un montón de abogados, un montón de todo. A veces me encontraba con mi papá, porque él es abogado penalista y era gracioso. Son cosas divertidas. Después se lo hice hacer a mi hija cuando era chiquita para que se ganara su plata, hacíamos bizcochuelos y nos íbamos a las plazas a vender para que ella viera lo que era un poco ganarse la plata y cómo es la dinámica. Mirá la entrevista completa

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